Apenas abre la puerta de su casa y antes de pronunciar palabra alguna, Emma Nelly Juárez suelta las primeras lágrimas. Llora por su hijo, el capitán del submarino ARA San Juan: Pedro Martín Fernández. Es tucumano y está desaparecido desde hace siete días junto a los otros 43 tripulantes de la nave.
En las paredes del living comedor de la casa del barrio Echeverría, cuelgan siete cuadros con menciones y diplomas de las Fuerzas Armadas. Todos llevan el nombre del comandante y están acompañados de fotos que lo muestran a él y sus hermanos cuando eran niños.
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Nelly tiene 80 años y, al igual que su familia y sus vecinos, prefiere llamar a su hijo Martín, a pesar de que en Mar del Plata (donde él vive con su mujer y sus hijos) le dicen “Pedro”. Cada año espera sus visitas en julio y en diciembre. De todos modos, se mantienen en contacto por Whatsapp de manera permanente.
RECUERDOS. Distintos momentos de la vida del capitán Fernández, en fotos que atesora su mamá. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
“De niño era muy estudioso, se pasaba toda la tarde en la biblioteca. Es una muy buena persona, muy dado”, contó a LA GACETA y agregó que es muy devoto de la Virgen de Monserrat.
Durante la entrevista, dos de sus otros tres hijos la llaman varias veces para confirmar que está bien emocionalmente . Ella responde de manera afirmativa y sigue contando detalle de la vida de su hijo, que decidió dedicar su vida al mar.
Fernández siempre quiso ser militar y se preparó para entrar al Ejército. Sin embargo, a causa de una lesión en los meniscos durante un partido de rugby, no pudo ingresar a esa fuerza y se decidió por la Armada.
“Viajó por todo el mundo y navegó dos veces en el Fragata Libertad”, recuerda Nelly con orgullo. Y agrega: "me había contado que este iba a ser su último viaje en el submarino. Después se quedaba en tierra".
El amor de su vida
El responsable de la nave que está desaparecida desde hace siete días, cuando se perdió contacto con el, se casó con su novia de toda la vida, Ana María Raya Tonetti, con quien tuvo tres hijos. Se conocieron en la escuela Normal cuando tenían 14 años y desde entonces no se separaron más. Ella era abanderada y él, su escolta.
“Él era muy buen padre. Era muy cariñoso con los hijos”, dice Nelly, pero inmediatamente se corrige: “es… muy cariñoso”.
Mientras ella habla se escucha de fondo en el que se repiten las noticias sobre el submarino. Los vecinos y la visitan permanentemente y le llevan las novedades de las que habla todo el páis. Ella solo espera una buena noticia. “No entiendo cómo no pueden encontrarlos con tanta tecnología disponible”, se pregunta una y otra vez sin obtener respuesta.
SUBMARINO. El ARA San Juan sigue desaparecido.
Las fotos, los diplomas y recuerdos que guarda Nelly en Tucumán mantienen vivo el recuerdo de su hijo, aunque ahora no se sepa en qué lugar del mar está. Pero no pierde las esperanzas de reencontrarse con él. Inclusive le reserva una silla para las Fiestas, como cada año.
Sus hermanos
Juan José Fernández, el hermano de Martín - es coronel del Ejército-, dice que está convencido de que el capitán va a volver con vida junto al resto de los tripulantes del submarino. “Tenemos toda la fe y estamos seguros de que van a estar bien. Esperamos las mejores noticias”, manifestó.
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Por otro lado, una de sus hermanas mujeres, Silvia, se muestra angustiada y confiesa que su familia está pasando por un momento desesperante. “Mi mamá es una mujer mayor y la estamos cuidando. Estamos rezando mucho”, implora.
La nave partió el lunes 13 de noviembre de Ushuaia rumbo a Mar del Plata. La embarcación debía arribar el domingo o el lunes de esta semana, pero eso no ocurrió.
En estos momentos, un enorme operativo de rastreo del que participan naves, aviones y personal militar de más de 10 países intenta dar con él.