En la casa de la familia Díaz, pleno Tafí Viejo, es habitual toparse con motos de toda clase. La entrada funciona como estacionamiento cada vez que se reúnen los miembros de El Tropel, un grupo de apasionados por las máquinas de dos ruedas y por las travesías. Pero ayer llamaba la atención una Rousser NS 200 negra, con patente extranjera. Los dueños son los hermanos Angie y Carlos Sánchez, quienes se propusieron unir Colombia y Buenos Aires en un viaje que suena a realismo mágico: necesitan la ayuda de Lionel Messi.
¿Cuál es el objetivo? Que por medio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Messi les autografíe una camiseta y un par de botines. Los Sánchez planean subastarlos en Colombia y, con lo recaudado, pagar la operación de rodilla que Angie tanto precisa.
Apenas un año tenía Angie cuando sufrió una parálisis cerebral espástica. Desde entonces no puede estirar por completo las piernas ni caminar largas distancias. Para recuperar la movilidad y dejar de lado la silla de ruedas, la solución es una intervención quirúrgica que cuesta alrededor de 75.000 dólares.
Al principio, secreto
Hace ya cinco meses que salieron de Bogotá ¿Por qué decidieron hacer un viaje tan largo? La semilla de esta idea surgió un año atrás. Carlos estaba por ir a bailar con amigos cuando encontró a su hermana sola en la habitación, con la mirada fija en el televisor apagado. Él la incentivó a salir, pero ella no quería saber nada. Carlos quedó marcado por la respuesta de su hermana: le contestó que, debido a su discapacidad, era lo mismo estar dentro o fuera de la habitación.
“Siempre estaba encerrada en sí misma y cuando quería salir necesitaba la silla de ruedas y compañía. Me encantan las motos y quise transmitirle mi pasión, sacarla de su encierro y brindarle un poco de libertad”, explica Carlos. Al principio Angie rechazó la propuesta. El Estado colombiano le había otorgado una beca de estudio y quería aprovecharla, pero su hermano no se dio por vencido. ¿Qué la hizo cambiar de idea? Las fotos de los paisajes que podría visitar camino a Buenos Aires.
“Le dije cosas crueles, pero que son la realidad. Para que fuera a la universidad (la carrera de Ayuda Social) había que cubrir el 75% de sus gastos, pensar en el transporte y en la movilidad dentro y fuera de las aulas... Sin poder caminar, el título sería sólo un cartón más -argumenta Carlos-. En cambio, con el viaje podía cambiar su vida”.
Así empezó todo, Carlos dejó sus propios estudios e invirtió el dinero de su trabajo para sustentar la travesía. Diez meses después la fecha de salida estaba fijada y la adrenalina caló hondo en sus vidas.
Claro que, al comienzo, el viaje era un secreto compartido entre los hermanos y ajeno al resto de la familia y los amigos. Los preparativos se hicieron bajo la mesa, hasta que faltando 20 días para la partida hablaron con su madre. “Angie va a viajar sin su silla de ruedas. Hasta donde se pueda iremos en moto y si no, voy a alzarla”, enfatizó Carlos. Al principio todas eran negativas, hasta que lograron torcerle el brazo.
Bitácora de viaje
El 6 de agosto salieron de Bogotá rumbo a la zona costera de Ecuador, a continuación fueron a Perú y conocieron algunas provincias de Chile, hasta que finalmente llegaron a la Argentina. Las experiencias en el camino marcaron un antes y un después. “He visto paisajes, he conocido gente, he visitado lugares que jamás imaginé”, cuenta Angie.
Destacan que la solidaridad les permitió llegar a Tafí Viejo y sortear los momentos difíciles. “Nos ayudaron clubes de motos, camioneros, mochileros y personas que encontrábamos en paradores y estaciones de servicio”, comenta Carlos.
Sufrieron varías caídas y atravesaron situaciones que los llevaron a plantearse el regreso anticipado. Por ejemplo, saliendo de su país un porrazo provocó una fractura de clavícula de Angie, una lesión en el tobillo de Carlos y la rotura de la tapa del cárter de la moto (que no por casualidad se llama Colombia). Les costó 20 días recuperarse y seguir. En Machu Picchu, por culpa de un derrumbe la moto perdió tracción y quedó encallada en medio de la ruta.
¿Cuáles fueron los escenarios que los impactaron? “En primer lugar los grandes cerros de Machu Picchu y la amabilidad de las personas. En segundo, el desierto al atardecer, cuando el sol se refleja y la arena se ve de un color rojo intenso, más extensa que el mar. Además está el cielo oscuro de Nazca, donde ves toda la galaxia”, enumeran.
En busca del ídolo
¿Por qué Messi? ¿Por qué Argentina? Fanática del fútbol y amante del Barcelona, la admiración de Angie viene desde su niñez. Para ella, Messi representa un ejemplo de lucha, sin importar las limitaciones físicas. “Me siento identificada con él, desde chico pasó por una etapa en la que ningún equipo lo aceptaba por su estatura. Pero al final sacó ventaja de eso y le demostró a todo el mundo que los sueños sí pueden cumplirse. Yo también quiero demostrarles a todos que los obstáculos se vencen”, explica emocionada.
Ahora bien, ¿cómo acortar la distancia que la separa del ídolo? Carlos planea buscar en Google Maps la ubicación de la AFA y explicarles la situación. “No será fácil, sé que ellos no van a decir que sí y listo, pero igual voy a intentarlo. Si es necesario voy a acampar afuera o hacer una huelga de hambre. Lo que sea necesario para que Messi se entere de esta historia y que el sueño de conocerlo se cumpla”, afirma Carlos. Todo vale para hacerse escuchar. Por lo pronto, los hermanos cuentan con una página de Facebook llamada “Rodando por un Sueño”, desde la que comparten videos y fotos de los países que visitan.
La despedida
La moto está repleta de equipaje. Hay dos bolsos a cada lado, una caja de herramientas adelante del manubrio y otra metalizada, llena de calcomanías, con más bolsos encima. Hoy, con 15.600 kilómetros recorridos (y vividos), Angie y Carlos dejan Tucumán para continuar rumbo a Frías, en Santiago del Estero. El itinerario los llevará a Córdoba, a Rosario y, finalmente, a Buenos Aires, aunque, como dicen: “jamás seguimos el plan al pie de la letra”. Él tiene 23 años; ella, 21. Allá van, rodando por ese sueño que demanda el despertar más feliz.