Lloraban desconsolados, sentados en un escalón junto a la rampa de acceso a la guardia del hospital Padilla. A su lado, decenas de policías los rodeaban, como intentando protegerlos de tanto dolor. Algunos se acercaban y los abrazaban. Otros, permanecían a pocos metros y los observaban en silencio. Gestos de impotencia, pero también de bronca. Ayer por la mañana, los familiares de los policías Sergio Páez González, de 43 años, y Cristian Marcelo Peralta, de 37 años, estaban fuertemente conmocionados.
En la madrugada, los uniformados fueron acribillados a tiros cuando llegaron a la zona conocida como La Rural, cerca de la Casa del Obispo Colombres, en el interior del parque 9 de Julio.
Hasta allí habían llegado después de que un llamado al 911 los alertara sobre un hecho de violencia en ese sector del principal paseo público de la capital.
La reconstrucción del crimen de los policías: cómo actuó el homicida
“Él me decía siempre que iba a morir en la Policía. En el 911 los policías están muy expuestos. Yo siempre le decía que se cuide”, le confió a LA GACETA María Eugenia, ex mujer de Peralta, con quien tuvo tres hijos.
Una cámara de seguridad habría captado a la camioneta en la que circulaba el presunto homicida
Peralta fue ultimado de un disparo que ingresó a la altura de la clavícula izquierda y salió por el costado derecho. Quedó malherido y falleció poco después, cuando era llevado al hospital.
Recuerdo doloroso
La mujer recordó el impacto que el causó al uniformado el asesinato de su compañero José María Concha, asesinado en septiembre en Los Pocitos, por delincuentes que quisieron robarle la moto.
“Estas personas volvieron a demostrar que no tienen miedo de matar a cualquiera”
“La muerte del policía Concha le causó mucho dolor. Habían sido compañeros. Siempre se lamentaba por la violencia en las calles y los policías asesinados”, agregó.
El uniformado tenía el rango de sargento primero; era miembro de la fuerza desde hacía 18 años y la mayor parte de su carrera la cumplió en la Guardia de Infantería. Hacía cerca de un año había sido trasladado al sistema 911. Estaba en pareja con una compañera de la fuerza, Noelia Feres, con quien había formado una nueva pareja. Vivían en Villa Muñecas. Tenían una nena de dos años y una bebé.
"Dejen de joder, no maté a ningún policía", dijo un joven que fue señalado en las redes sociales
Su compañero, el cabo Páez González, recibió cinco disparos Falleció camino al Centro de Salud. Residía en Alderetes con su esposa, Karina Páez, y sus cuatro hijos. Habría sido el conductor de la patrulla TUC 0521.
“Los policías son los que menos derechos tienen y ahora me entregan a mi esposo en un cajón, dejando a sus hijos sin su papá”, reclamó la mujer al ser entrevistada. Cuando la ambulancia de Bomberos se retiró del nosocomio trasladando los cuerpos de los efectivos abatidos, los policías los despidieron entre lágrimas y aplausos.
“Él me decía siempre que iba a morir en la Policía”, aseguró la ex mujer de Peralta
Los restos fueron llevados hasta la morgue del Poder Judicial para que se practiquen las autopsias. Por la tarde, fueron entregados a sus familiares para que fueran velados.
Durante la mañana, en el playón de estacionamiento del Padilla, grupos de policías se lamentaban por lo ocurrido, pero también sobre las condiciones en las que trabajan en la fuerza. Algunos le habrían manifestado su preocupación por esa situación al jefe de Policía, comisario José Díaz.