Se acabó la historia de los 35. El rendimiento de la Selección determinará si los desafectados quedan en anécdota o si terminaremos extrañando a más de uno. Así es este juego. Queda la certeza de que Argentina se da el lujo de prescindir del goleador de la Liga italiana, aunque ya se dijo que Mauro Icardi no es un imán para las simpatías. La suya es la misión de profeta en tierras ajenas, un clásico nacional.
En fin, de aquí en adelante, con los 23 sobre el paño, la cuestión es decantar los 11 que saldrán a la cancha para enfrentar a la horda vikinga que Islandia pondrá en la cancha del Spartak de Moscú. Será el 16 de junio. No falta nada.
En las mesas de arena futbolera se repite como un mantra: Mercado-Otamendi-Fazio-Tagliafico. ¿Es la defensa que ya definió Sampaoli o la expresión de deseos de medios/redes sociales que tomó forma de verdad inconmovible? ¿Por qué el empecinamiento en armar una línea de cuatro cuando se sabe que al técnico le gusta jugar con tres en el fondo y dos hombres recorriendo las bandas?
Eso sí: salvo alguna lesión de último momento o una brutal exhibición de Armani en las prácticas, al punto de mostrarse invulnerable ante el propio Messi, todo indica que el arquero será Romero. Por más que el entrenador no lo haya confirmado ayer.
Discutido y adorado
Biglia, el jugador que muchos hinchas discuten y todos los técnicos adoran, compartirá la mitad de la cancha con ¿Lo Celso o Banega? La pieza que siempre quiso Sampaoli en ese lugar es Banega, quien jamás se consolidó en la Selección (¿cuántas oportunidades tuvo en comparación con, por ejemplo, Icardi?). Sería Lo Celso entonces, en una posición que aprendió esta temporada en Paris Saint Germain.
Arriba, junto a Messi, el 9 será Agüero, salvo que el físico lo traicione -como sucedió hace cuatro años en Brasil- y la titularidad pase entonces a Higuaín. En esto no hay dudas ni plan C, teniendo en cuenta que Sampaoli dejó en la cuneta a Icardi y a Lautaro Martínez.
Lo más difuso, al menos por estas horas, está en el armado de la mitad de la cancha. Walter Ervitti apuntó días atrás que no hay volantes argentinos en los principales equipos de Europa. Es una observación precisa, que hunde el bisturí en la principal carencia de la Selección. Jugará Di María, claro, por más que haya perdido hace tiempo la condición de indiscutido. Es una cuestión, además de condiciones, de jerarquía. Para las otras plazas se abre el abanico de candidatos. ¿Salvio? ¿Meza? ¿Lanzini? Hasta Pavón podría ser, a partir de su obediencia -y eficacia- para el ida y vuelta.
Habrá que cortar el queso en algún momento y la decisión podría venir en esta dirección: Romero; Otamendi, Fazio y Tagliafico; Biglia y Lo Celso; Salvio, Meza y Di María; Messi y Agüero.
Es una formación ofensiva cuyos nombres pueden variar, por supuesto, pero se sostiene en el credo del entrenador. Argentina promete ir para adelante y ese es el perfil que Sampaoli le imprimió a su nómina de 23: las variantes que sobran en ofensiva faltan de mitad de cancha para atrás. Así vamos a Rusia.
Justo antes del final de la conferencia de prensa de Jorge Sampaoli, cuando los nervios ya no eran nervios sino expresiones sinceras del técnico, llegó el momento especial. Daniel Arzúa, un periodista con capacidades diferentes, le hizo un pedido al DT.
“Sabemos de su gusto por el rock nacional y le quería entregar, de mi parte y de parte de ‘Punto Deportivo’, mi camiseta de la suerte de Oktubre, el disco que salió hace 32 años, última vez que Argentina se coronó campeona del Mundo”, le comentó Arzúa. Hablaba el periodista del disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, del cual Sampaoli es fanático y tiene un tatuaje. “Quiero saber y quiero preguntarle, si llegamos a esa final que todos queremos, si usted puede hacer la primera conferencia con esta camiseta puesta después de ganar el Mundial”. “Se lo prometo y le agradezco por el gesto”, dijo un emocionado Sampaoli.
El representante tucumano en Rusia será Galván
En 2014, el delantero Rodrigo Contreras viajó al Mundial de Brasil como sparring y representó a nuestra provincia. Ahora Brian Galván el volante creativo de Colón, será el que ocupe ese lugar.
“Es un gran sueño que se hizo realidad: formar parte de los sparring que ayudaremos a la mayor a ganar el Mundial”, apuntó Galván de 17 años y que desde ayer se encuentra en el predio de Ezeiza junto a los 22 que eligió Sebastián Beccacece, la mano derecha de Jorge Sampaoli.
Galván firmó su primer contrato profesional con el “Sabalero” a fines de marzo, ya debutó en Primera y no pudo estar en la gira por Inglaterra y España con el sub 20, por una lesión.
“Es increíble estar a la par de estos jugadores. Voy a tratar de hacerme fotos con todos ellos”, confesó Galván que hace cinco temporadas esta en Santa Fe.