DUBLÍN.- El papa Francisco condenó ayer los abusos sexuales a niños por parte de clérigos en Irlanda al comenzar una visita de dos días a la isla.
El pontífice manifestó en su primer discurso, pronunciado en el Castillo de Dublín, que no puede evitar “reconocer el grave escándalo que ha causado en Irlanda el abuso de menores de edad por parte de miembros de la Iglesia que estaban encargados de protegerlos y educarlos”.
“El hecho de que las autoridades eclesiáticas -obispos, superiores religiosos, sacerdotes y otros- no afrontaron adecuadamente estos repugnantes crímenes con justa razón ha dado lugar a indignación y sigue siendo una fuente de dolor y vergüenza para la comunidad católica”, señaló el pontífice. “Yo mismo comparto esos sentimientos”, agregó.
“La Iglesia en Irlanda ha desempeñado en el pasado y en el presente un papel en la promoción del bienestar de los niños que no debe quedar tapado” por estos hechos, recalcó.
Al dar la bienvenida al papa, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dijo en su discurso que Irlanda tiene un “herencia amarga y rota” de abusos que ha dejado un “legado de dolor y sufrimiento, una historia compartida de pena y vergüenza”.
Varadkar pidió al Papa que aproveche su influencia para que “la justicia y la verdad” se impongan y no se repitan “los crímenes indescriptibles perpetrados y encubiertos con el fin de proteger la institución (eclesial)”.
El primer ministro insistió en la necesidad de que después de las palabras sigan los hechos. “Le pedimos que escuche a las víctimas y los supervivientes. Sabemos que usted lo va a hacer”, afirmó Varadkar. “Las heridas siguen abiertas”, recalcó.
Franciso había prometido que durante su estancia de dos días en Irlanda se reuniría con algunas víctimas de abusos sexuales, pero públicamente no ha informado de cuándo se llevará a cabo ese encuentro.
El Papa se reunió en privado, tras su llegada al aeropuerto de Dublín, con el presidente de Irlanda, Michael D. Higgens. Luego, con Varadkar y líderes de otras iglesias, en el Castillo de Dublín.
Más tarde, se reunió en privado en la embajada del Vaticano, durante 90 minutos, con ocho sobrevivientes de abusos clericales, religiosos e institucionales.
En un comunicado, los representantes del grupo “Hogares para Madres y Bebés” dijeron que Francisco condenó la corrupción y el encubrimiento en el seno de la Iglesia calificándola como “caca”. El comunicado indicó que después de que el religioso argentino utilizó la palabra, su traductor explicó que significaba “literalmente la porquería que se ve en el inodoro”.
En el centro de la atención de la opinión pública se encuentran una larga serie de escándalos (los más recientes, en EEUU, Chile y Australia), vinculados a curas pederastas y a la incapacidad de la Iglesia para lidiar con ellos.
El pasado lunes, en una carta dirigida a los 1.300 millones de católicos en el mundo, Francisco admitió que la Iglesia “ignoró, se mantuvo callada o silenció durante mucho tiempo” el dolor de las víctimas de abusos por parte de miembros del clero.
El motivo de la visita del papa a Irlanda es el Encuentro Mundial de Familias. El último papa en visitar el país fue Juan Pablo II hace casi 40 años en un momento muy distinto, con la Iglesia como una poderosa institución no cuestionada.
En esa época, el divorcio y la homosexualidad eran ilegales en Irlanda, que ahora es gobernada por un primer ministro que se declaró gay; y en recientes referendos se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo y se suavizaron las estrictas leyes contra el aborto. (DPA y Reuters)