Experimentar con aromas, sabores y colores en las infusiones llamaron la atención de Helga González desde que tenía 12 años. “Tea Way” es el nombre de su proyecto el cual representa “los caminos del té” ya que “cada uno elige el suyo”.
Pese a sus siete años de existencia, Tea Way todavía sortea obstáculos. “Trabajar con importaciones en este país es difícil: todo el tiempo cambian las reglas de juego. Eso hace que uno esté siempre alerta. Se siente como empezar de nuevo”, asegura González. Cada año, su negocio importa alrededor de 300 kilos de té en hebras mezclados en 40 tipos de blends (combinaciones de hebras de té, flores y frutos).
Según González, el mayor desafío para su proyecto no fue la inestabilidad macroeconómica, sino implantar la cultura del té en la provincia. “Todos piensan que el tucumano es cafetero, que no se iba anima a innovar en lo gastronómico. Les demostré que se equivocan y que hay una gran demanda”, señala. Con ventas en todo el NOA la emprendedora afirma que sus clientes suelen ser cadenas hoteleras y personas que buscan dar un regalo diferente y llevar una vida más saludable.
A futuro, González sueña con crear una línea de blends hecha con productos locales. De hecho, su primera prueba fue la combinación “La Libertad” hecha de hebras de té negro ceylon, cascaritas de limón tucumano, cubitos de miel de caña y hojas de molle de la región de las yungas.