BUENOS AIRES.- En Boca no hay tiempo para relajarse, pues tiene varios frentes de batalla como para que eso ocurra. Mientras piensa en el partido de mañana frente a Vélez, por el desquite de cuartos de final de la Copa de la Superliga, ya están dándole forma al futuro.
Aunque todavía deben resolver su pase a semifinales del flamante certamen, los “Xeneizes” ya comenzaron a armar el plantel para el segundo semestre. Las gestiones están centradas en los posibles refuerzos. Pero también se están analizando detenidamente los contratos de algunas de sus figuras para blindarlos. Uno de ellos es Esteban Andrada.
Se pudo conocer que Daniel Angelici, presidente de la entidad de La Ribera, ya estuvo en contacto con el representante del golero y le comunicó que, en los próximos días, se sentarán a negociar y firmar un nuevo contrato, que incluirá una mayor suma en el salario y un aumento en la cláusula de rescisión, que actualmente es de 20 millones de dólares.
Mientras que el otro objetivo es comprar el pase definitivo del central Lisandro López. La intención es hacer uso de la opción de compra de 4 millones de euros, cifra en la que oportunamente lo tasó Benfica de Portugal. Como el préstamo vence en diciembre, no es necesario que el “Xeneize” desembolse el dinero en junio.
López, durante la semana, había mostrado su deseo de quedarse en el club. “Tengo que demostrar en la cancha, pero todos los días vengo con la idea de quedarme, estoy muy contento y voy a hacer todo lo posible para poder quedarme; la decisión la van a tomar Burdisso o el presidente, pero de mi parte me quiero quedar”.
Benedetto es la duda
Aunque el técnico Gustavo Alfaro decidió concentrarlo para el partido de mañana frente al “Fortín”, todavía no está definido que Darío Benedetto pueda jugar como titular. El “Pipa” volvió ayer a entrenarse en forma diferenciada. Otra vez hizo ejercicios con pelota, pero está al límite de lo físico, ya que sigue con una fuerte molestia en el aductor de su pierna derecha.
Alfaro está dispuesto a esperarlo hasta último momento, pues como Ramón Ábila está desgarrado, se quedó sin un “9” definido.