La Iglesia argentina realizó ayer un llamado a que “todos los actores sociales” se comprometan “en un diálogo responsable y creativo” orientado a “revertir esta difícil situación social pensando fundamentalmente en el bien común de la patria”, en el cierre de la Semana Social que organiza todos los años la comisión episcopal de Pastoral Social en Mar del Plata. La lectura de las conclusiones estuvo a cargo del obispo de Lomas de Zamora y titular de la Pastoral Social, Jorge Lugones, quien transmitió el pedido a los distintos sectores de “poner los mejores esfuerzos personales e institucionales para revertir esta difícil situación social de presente y de futuro”.
“El trabajo es clave para cualquier proyecto de ecología integral, para el desarrollo de toda persona, de una economía de comunión, y de la promoción y dignidad de todos y muy especialmente de los más pobres”, señaló Lugones en su lectura.
Subrayó además algunas de las reflexiones surgidas a lo largo de los tres días de trabajo, en los que intervinieron dirigentes como el ex secretario de Trabajo, Jorge Triaca; el ex ministro de Justicia y de Interior Gustavo Beliz, los diputados nacionales del Frente para la Victoria Fernanda Raverta y Hugo Yasky, y el ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre.
“Nos conmovieron afirmaciones surgidas de paneles y expositores, de las mesas de trabajo y sus participantes. Escuchamos la necesidad de direccionar la economía hacia un modelo que abandone la especulación y estimule la cadena de valor y la producción”, destacó.
Destacó además los cambios pedidos durante el encuentro “en el sistema impositivo para salir del esquema confiscatorio que padecemos”, así como el llamado a “tener presente que son los trabajadores quienes crean la riqueza y no la riqueza quien crea trabajadores”.
“La cuestión del trabajo es urgente y no solo para alcanzar el salario mínimo vital y móvil, que ya en sí mismo es un asunto de justicia”, señaló .
El obispo advirtió que “no alcanza relacionar al trabajo sólo con el capital, sino también y fundamentalmente con la persona, su dignidad y su desarrollo y esto no debería ser un objetivo declamado sino una realidad deseada, buscada y vivida por todos y para todos”. (Télam)