Los problemas son la clandestinidad y la legislación defectuosa. Así lo expresaron pacientes que acuden al cannabis medicinal de manera irregular, funcionarios (ver notas aparte) y especialistas. Aunque en 2017 se sancionó la Ley de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados, hoy sigue habiendo una serie de inconvenientes en su aplicación.
“Ley no cambió mucho la situación, porque está restringida a la epilepsia refractaria (única condición que habilita a adquirir aceite de cannabis de forma legal) y solamente se aprobó un producto de una variedad, de manera que se limita mucho los tratamientos (el aceite conocido como “Charlotte”, de origen estadounidense)”, explicó Abigail Grosvald, médica especializada en endocannabinología y terapéutica cannábica.
“Entonces estamos básicamente igual: las madres tienen que seguir en la ilegalidad, en el autocultivo, en el abastecimiento en el mercado negro. Las madres estaban y están expuestas a ser procesadas por narcotráfico”, agregó.
Ella y sus colegas, Facundo Álvarez y Agustín Muñoz, fundaron Anandamed, un instituto médico que se encarga del asesoramiento y acompañamiento médico en los derivados de cannabis sativa.
“Como médicos, nuestro obstáculo más grande es la falta de acceso del paciente a una sustancia estandarizada”, explicó Álvarez. “Uno no sabe a qué tipo de sustancia está accediendo. No sabe la pureza, la calidad, la procedencia”, agregó.
Grosvald, que trabaja con niños, relató que fueron las madres de sus pacientes quienes acudieron al cannabis en busca de soluciones para sus hijos. “El cannabis viene de la sociedad, de la población, hacia la medicina. Nosotros estábamos fuera de ese movimiento, nos metimos por este grupo de madres y personas con dolencias”, comentó.
“Hoy por hoy, el tratamiento con los derivados de la planta de cannabis es una realidad, entonces la comunidad médica no puede mirar para otro lado”, aportó Álvarez.