Por Gladys Fouche, Reuters.-
La vergüenza que generó Greta Thunberg en líderes mundiales y quienes viajan en avión por su lucha contra el cambio climático le ha dado a la adolescente sueca millones de admiradores y ha atraído a muchos seguidores a su causa.
Pero podría costarle a la activista el Premio Nobel de la Paz.
Thunberg, una de las pocas personas cuya nominación se conoce antes de la ceremonia de premiación, es la favorita de los corredores de apuestas para ganar el premio el próximo mes.
Con sólo 16 años, se podría convertir en la ganadora más joven del premio de 930.000 dólares, que fue otorgado a personas como Nelson Mandela, Jimmy Carter y Mikhail Gorbachev.
En el caso de que el comité del Nobel decida otorgárselo, sería la primera en recibir el premio por su trabajo a favor del medio ambiente, desde que el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, lo compartió en 2007 por crear conciencia sobre el cambio climático.
Sin embargo, la juventud, la franqueza y el estilo confrontativo de Thunberg, aquellos mismos factores que la han convertido en la cara global del activismo por el bienestar del planeta, generan algunas de las preguntas desafiantes para el Comité Nobel noruego.
El señalamiento de aquellos que eligen viajar en avión - #flightshame (”vergüenza de volar”)- suscita molestias entre no pocas personas. Que una adolescente denuncie a líderes mundiales aliena a otros.
Mientras los liberales la consideran valiente por decir la verdad sobre el cambio climático, críticos de derecha la describen como una mentirosa o hipócrita, sugieren que la manipulan sus padres o la retratan como la cabecilla de una conspiración socialista.
“Ha pasado tiempo (desde que Gore recibió el premio en 2007) ... así que eso aumentaría sus posibilidades”, dijo a Reuters Sverre Lodgaard, miembro adjunto del comité de premios de 2003 a 2011.
“El problema es que el principio de ‘flightshame’ reduce sus posibilidades (...), la vergüenza no es un sentimiento constructivo para provocar el cambio”, sostienen algunos.
Thunberg, que generalmente no acepta directamente solicitudes de medios, no respondió de inmediato a los pedidos de comentarios hechos a través de su padre, Svante Thunberg, ni a una cuenta de correo electrónico creada para manejar las consultas de los medios.
Greta Thunberg ha respondido a sus críticos de manera contundente. Ha negado que le paguen por su activismo o que alguien la esté “utilizando”.
La joven escribió en Facebook en febrero: “no hay nadie ‘detrás’ de mí, excepto yo. Mis padres estaban tan lejos de los activistas climáticos como era posible antes de que los volviera conscientes de la situación”.