El cultivo de garbanzo en la Argentina va ganando terreno en varias provincias. Fundamentalmente, porque resulta una alternativa de invierno muy válida, que no sólo implica un ingreso extra para el productor, sino que también sirve como un cultivo de rotación, que evita que el suelo quede desnudo durante esa estación del año. El cultivo es muy apetecido por diversos países consumidores, por lo que, en su gran mayoría, se exporta. Igualmente, en nuestro país el consumo de esta legumbre va creciendo día a día, debido a su importante aporte de proteínas en la dieta del argentino. Debido a ello preocupa la aparición de nuevas plagas que puedan afectarlo.

La presencia de un insecto que barrena los tallos de las plantas de garbanzo motivó que investigadores de Fitopatologia y Entomologia de la Estación Experimental de INTA-Manfredi hicieran seguimiento sanitario en lotes de este cultivo.

Durante los monitoreos observaron un creciente número de plantas con hojas cloróticas, con una sintomatología semejante a la ocasionada por patógenos de suelo como Botrytis sp., Rhizotocnia sp. y Fusarium sp. Al examinar las plantas senescentes en búsqueda de enfermedades, los técnicos observaron que algunas presentaban un orificio en el tallo principal o en la base de las ramificaciones. Al diseccionarlas, advirtieron que esos orificios estaban conectados a galerías de entre 9 cm a 12 cm de longitud, localizadas principalmente en la base del tallo.

También analizaron plantas verdes, que a pesar de no tener la misma sintomatología, en algunos casos también presentaban galerías y orificios de salida. Dentro de las galerías, construidas por larvas de un insecto barrenador, encontraron y recolectaron pupas de un díptero. El porcentaje de plantas barrenadas en diferentes lotes varió de entre un 7% y un 12%, lo que indicaría que aunque puede contribuir, este díptero no sería el agente causal de la clorosis generalizada del cultivo.

Al hacer los estudios determinaron que la mosca emergida (Diptera: Agromizidae) fue determinada a nivel familia por investigadores del Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba (CIEC)-UNC. El material recolectado será trasladado a dicha institución para determinar la especie. Esto es de vital importancia, ya que permitirá recopilar información de estudios previos sobre ese insecto y sus daños a los cultivos, establecer líneas de investigación y eventualmente establecer estrategias de manejo.