La mirada de Ricardo Sauze sobre el rugby actual: “En Tucumán está quedado”

El ex apertura "verdinegro", pieza clave de la época dorada de los "Naranjas", analizó el nivel de la disciplina en la provincia, hizo un repaso de su carrera y habló de su relación con su hija, dos veces medallista olímpica con Las Leonas.

Si se habla de la generación dorada de los “Naranjas”, el seleccionado tucumano de rugby que ganó varios títulos argentinos en la década del 80 y del 90, una referencia obligada es Ricardo Sauze. El ex jugador de Tucumán Rugby fue el apertura de ese equipo y se transformó en un emblema del combinado local, y del “Verdinegro”. A más de 20 años de su retiro, Sauze repasó su carrera, analizó el presente del rugby tucumano, y habló de su hija Victoria, dos veces medallista olímpica con Las Leonas

- ¿Tomás consciencia de todo lo que pudiste conseguir?

- Realmente jugué muchísimos años. Mi mamá había quedado viuda y nos trajo a vivir a Tucumán. Caí a Tucumán Rugby porque habíamos ido a Villa Nougués un par de días y había unos amigos que jugaban en el club. Empecé a los 12 años y terminé de jugar a los 43.

- ¿Esperabas todo lo que viviste?

- Al principio, la ilusión era llegar a jugar en Primera. En el primer año que jugué salimos campeones y después tuvimos varios años de sequía, hasta que un día Julio Paz, que era nuestro presidente, y más que un presidente, un padre, decide traer de entrenadores a “Willy” Lamarca, el “Mono” Rizzo y Hugo Shaw. Ahí se produjo un cambio radical en el juego del club. Se hizo un equipo muy completo, muy bueno.  A partir de ahí ganamos varios campeonatos seguidos.

- Te tocó ser parte de la época dorada de los “Naranjas”. ¿Por qué lograron tantas cosas?

- En ese momento, los “Naranjas” eran como un club más. Tuvimos gente que nos supo guiar, como el “Gallo” Cabrera, el “Mocho” Palou y los entrenadores que nos hicieron entender que para tener éxito había que estar unidos. Coincidieron muchísimos jugadores buenos y con una buena dirección técnica y sobre todo con la sapiencia de los jugadores más grandes, armamos un gran equipo.

- ¿Sentían en ese momento que tenían un impacto que trascendía más allá del rugby?

- La dimensión que tenía era impresionante. Vos tomabas un taxi y te conocían; ibas a cualquier lado, decías tu nombre y decían “ah, el que juega en el seleccionado tucumano”. Si no te conocían de vista, te conocían de nombre. Eras famoso;_Tucumán era rugby. LA GACETA contaba lo que iba pasando, la gente se enteraba y realmente te hacían sentir bien en todos lados. Un jugador de rugby tucumano era conocido de verdad.

- ¿Cómo llegás al puesto de apertura?

- De chico jugué de apertura y nunca dejé el puesto, salvo un par de partidos. Es muy lindo porque tenés mucho tiempo el control del juego, de la pelota y podés decidir muchas cosas en el partido. Es un puesto hermoso y te permite tener la visión de toda la cancha.

- ¿Qué te motivó a seguir jugando hasta los 43 años?

- De chico obviamente el rugby era todo; el club, el seleccionado, la posibilidad de jugar en Los Pumas que siempre tenés, la ilusión. Lo que me hizo seguir de grande es que la verdad me sentía bien y tenía muchas ganas. Los últimos dos años fueron de un esfuerzo muy grande y terminé cansado. A los 42, jugué un año prácticamente en la intermedia del club, y a los 43 empecé la pretemporada. Estaba ahí, peleando para jugar en Primera y me desgarré en el primer partido. Después volví a desgarrarme, volví a desgarrarme, y eso me hizo abandonar. Ahí, a los 42 y 43, sí he sentido la diferencia física con los chicos. Años anteriores realmente la peleaba con los mejores.

- La “10” de Los Pumas hoy la tiene alguien de tu club como Tomás Albornoz. ¿Cómo lo ves? ¿Tiene algo que te recuerde a vos?

- Comparar es difícil, el rugby es distinto. “Tomi” es un chico que tiene mucha potencia, patea bien, juega bien, sabe leer la cancha y es atrevido. Va para adelante. Creo que llegó en un momento justo a Los Pumas porque hacía falta un apertura. Lo mismo sería si fuera “Nico” (Sánchez), (Domingo) Miotti… cualquiera que juegue de apertura, y sea bueno, nos iba a dar mejores resultados que un jugador que es excelente, pero no es apertura. “Tomi” entró en un momento justo en el que se necesitaba eso. Y tomó la oportunidad muy bien: jugó bien, pateó bien, tackleó. Tomó su lugar y se lo ganó. Calculo que por unos partidos, si todo anda bien, va a jugar él.

- ¿En qué notas las principales diferencias entre el rugby de ahora y tu época como jugador?

- Creo que ahora el rugby tucumano está muy estático. Si bien han habido épocas que también era estático, ahora se juega demasiado con los forwards y creo que la dinámica es lo que realmente te hace hacer la diferencia. Lawn Tennis con la inclusión de “Nico”, empezó a jugar un rugby más abierto y ves la diferencia que hizo a nivel provincial y nacional. Viene ganando bien todos los partidos porque está haciendo un rugby integral.

- ¿Y cómo ves la diferencia ahora con el rugby de Buenos Aires?

- Creo que el rugby tucumano y el del interior tuvieron un bajón grande cuando se decidió suspender los Campeonatos Argentinos y los Centro de la República. Eso creo que le hizo mal; les quitó motivación a los jugadores y la posibilidad de un roce mayor, que es donde más se aprende. Ahora, con las franquicias, creo que, sin dar la razón, están diciendo que es lo que hay que hacer para formar jugadores. Le da a todos los chicos la posibilidad de tener un roce y una motivación para poder seguir creciendo.

- ¿Sentís que la franquicia les va a devolver ese roce a los jugadores tucumanos, y permitir que no se vayan tanto a Europa, a ligas de menor calibre?

- Creería que sí. No sé realmente cuál es el sueldo de jugador de franquicia, pero no debe estar muy lejos de lo que ganan algunos que van a jugar en equipos de segundo nivel afuera. Capaz algunos jugadores se tientan y se empiezan a quedar porque acá tienen la vidriera para poder llegar a Los Pumas.

- Por muchos años al apellido Sauze se lo relacionaba con el rugby, pero ahora inmediatamente lo relacionan con el hockey...

- Cuando era chica, a Vicky le gustaba el fútbol y jugaba en el colegio. Era habilidosa, jugaba bien, pero en esa época, no jugaban tantas chicas al fútbol. La llevamos al hockey, no enganchó y a los dos años pidió ir porque tenía compañeras del colegio y amigas que jugaban. De ahí tuvo una carrera ascendente, jugó en el seleccionado juvenil de Tucumán, en la Primera del club a los 16 años, después empezó a ser trials en Buenos Aires y le llegó la citación a las Leonas, que fue algo que había esperado toda la vida. Cuando era chica, me hizo una carta diciéndome que quería que la acompañe en su vida deportiva; que su ilusión era jugar en la Primera de Tucumán Rugby y su máxima ilusión era llegar a Las Leonas. Me pedía que por favor la ayude a encontrar su camino. La tengo guardada a la carta, y cada tanto la leo.

- ¿Cómo fue acompañarla en estos Juegos Olímpicos?

- Fue lindísimo estar y apoyarla. Es algo muy emocionante, como padre y como simpatizante y agradezco haber podido ir. Nadie sabe todo el trabajo que hay detrás; son horas y horas de entrenamiento, dedicación y sinsabores. Si sos del interior, también tenés tus pequeños sinsabores allá en Buenos Aires. Fueron muchísimas etapas que tuvo que superar; es como que tiene que rendir exámenes permanentemente, ir de a poquito, consolidarse, seguir y seguir.

- ¿Qué es el rugby para vos en tu vida hoy?

- El rugby fue un tipo de vida. Por ahí había dos meses que viajábamos casi los dos meses enteros. Creo que me dejó un montón de gente conocida y amigos. Es un gran deporte y hoy lo veo al rugby tucumano quedado. Ojalá esto de la franquicia contagie más. Necesitamos más compromiso, más contagio. Tarucas va a ser muy importante para volver a incentivar a mucha gente.

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