Quizá la clave es dejarse llevar, así los miedos e inseguridades no tienen tiempo de aparecer. Año a año cientos de tucumanos se animan a vivir unas vacaciones distintas. No sólo van a trabajar a un nuevo país, sino que se introducen en una nueva cultura y practican otro idioma en la experiencia de Work and Travel (trabajar y viajar en inglés) una experiencia que no pasa desapercibida en el curriculum.
Estados Unidos es uno de los destinos que siempre está presente cuando se planifican estas experiencias. En su territorio los jóvenes pueden encontrar diversas propuestas: trabajar en la nieve, cerca de una playa o en una gran ciudad. Podés trabajar en uno de los parques más conocidos de Orlando, como lo hizo Sofía; o en un hotel en medio de la nieve, como fue el caso de Belén; o como instructor de esquí en California, como Clemente.
Los requisitos para esta experiencia -enumeraron los chicos- son tener entre 18 y 28 años y ser estudiante terciario o universitario con una carrera superior a tres años y con varias materias aprobadas, además de la visa J1 que permite a extranjeros trabajar en Estados Unidos por tres meses y recorrer su país por uno más.
El nivel de inglés exigido va a depender del trabajo, pero el interesado deberá pasar una entrevista de trabajo completamente en inglés. En esa oportunidad se le preguntará sobre sus estudios, por qué quiere trabajar a Estados Unidos, si tiene experiencia en el trabajo al que se postula y si está conforme con el sueldo. También qué es lo que va a hacer con el dinero que gane y si está dispuesto a trabajar horas extra. Los programas que se ofrecen para tucumanos, por lo general se inician en diciembre y se extienden hasta marzo.
Universal Studios
A Sofía Parra, de 19 años, nunca se le había pasado por la mente trabajar en Estados Unidos. Una amiga de Buenos Aires a la que ve muy poco, le contó la idea y la terminó convenciendo. “Siempre tenemos el sueño y decimos que ‘queremos trabajar en Disney’, pero nunca pensé en eso como una posibilidad real. Me motivé sabiendo que iba con una amiga, que no es de mi rutina diaria, pero de todas formas no iba a estar sola”, comentó.
Lograr la aprobación de sus padres para vivir esta experiencia fue complicado para ella. “Investigué muy bien, pero mis papás tenían miedo. Mi mamá me ayudó a convencer a mi papá. Ahora están felices por lo que estoy viviendo”, agregó. Confirmó su presencia en el programa a último momento, a tal punto de que se inscribió dos días antes de su entrevista de trabajo.
“En la entrevista, me hicieron preguntas para asegurarse de que mi motivación más grande era vivir la experiencia y no sólo ganar plata, se hizo en Buenos Aires con mi futuro empleador. Después volví a viajar para tramitar la visa, ya con el contrato de trabajo”, explicó.
La joven es una amante del verano y se aseguró de encontrar el lugar más cálido de Estados Unidos para trabajar: “ellos ahora están en invierno, pero la temperatura en Florida siempre es un poco más cálida. Pudimos ir a la playa sin problemas”.
Sofía consiguió el trabajo de salvavidas en un hotel ubicado dentro del conocido parque Universal Studios. “Tuve que hacer un curso intensivo de cuatro días, trabajando 10 horas. Nos metimos a la pileta con mucho frío, nos enseñaron a hacer RCP y muchas cosas que no tenía idea. Nos súper capacitaron”, indicó. En su trabajo tiene que cumplir ocho horas en el turno mañana o tarde. En la semana tiene dos días libres para recorrer Florida. En caso de querer viajar, el empleador le da la posibilidad de tener cuatro días libres seguidos. Gana U$S 12,25 por hora.
El estilo de vida es muy distinto al de Tucumán -reconoce Sofía- y, sacando cuentas, llegó a la conclusión de que recuperará un 30% más de lo que invirtió en el viaje. “Súper alcanza para vivir con la plata que gano. Me estoy dado muchos gustos que en Argentina no puedo, y si me sobra plata, quiero viajar los fines de semana”, contó. Lo que más valora Sofía es que aprendió a estar sola, a asumir responsabilidades y sobre todo, a administrar su dinero.
Su experiencia se extenderá hasta marzo. “Trabajar en Universal es una locura, vivo a 10 minutos de mi trabajo. Es lo que siempre soñé, escucho todos los días los juegos de los parques, veo los fuegos artificiales de Disney. La montaña rusa de Harry Potter está del otro lado de la tapia del complejo donde vivo. Además, tengo entrada gratis en los parques”, comentó.
En la nieve
“Una buena oportunidad para viajar con amigos y generar ingresos en dólares”, esa frase resume las motivaciones que tuvo Clemente Fagre para vivir la experiencia de un Work and Travel. El joven, de 21 años, adora la nieve y el frío, por lo que no dudó en elegir California como su destino y recibir allí el nuevo año.
Clemente subió al avión junto a tres amigos que insistían con realizar el viaje hace un año. “Me desempeño como instructor de esquí. Una de las comodidades de mi trabajo es que mi empleador me da el hospedaje a un buen precio y me lo descuenta del sueldo. Es a 10 minutos caminando hacia mi lugar de trabajo”, explicó.
Sus padres están contentos con el viaje de su hijo y lo apoyaron en su decisión. “Recibo muchas propinas y eso suma al sueldo, que es bastante bueno, descontando los impuestos me queda un poco más de 11 dólares la hora. Con la plata pienso viajar lo máximo que pueda”, indicó.
“Tenés que disponerte a salir de tu zona de confort”
El plan de Belén Zurita, de 21 años, era ir a Estados Unidos de intercambio estudiantil, pero el tiempo pasó y terminó la secundaria. Su intención era practicar el inglés y viajar, por eso comenzó la carrera de traductorado de inglés y se informó sobre otros programas. “La experiencia de Work and Travel era la que más me convenía para conocer varios Estados de Estados Unidos, porque podía viajar y conocer lugares con la plata que ganaba”, recordó.
La joven viajó en 2017 y coincidió con un amigo para emprender la experiencia juntos. “En un grupo de Facebook encontramos muchos argentinos que iban al mismo lugar que nosotros, en California, y terminamos siendo nueve que alquilábamos una casa”, añadió. Mantuvo sus entrevistas laborales por Skype, aunque también tenía la opción de asistir a la feria de trabajo que se realiza en Buenos Aires antes de sacar su visa.
Belén se entrevistó por internet con el encargado de un hotel donde no logró ingresar. “Lo importante es que si no te aceptan en algún lado, podés buscar otro empleo sin problemas. El único puesto que quedaba disponible en California era de housekeeper, o sea de mucama en otro hotel. Yo quería ser recepcionista para practicar más mi inglés, pero no pude. Al principio me costó muchísimo recibir órdenes porque en mi casa no hacía nada, después fue cuestión de ponerle onda”, reconoció.
Entre los desafíos que afrontó, dijo que le costó vivir con ocho personas y al principio, adaptarse al empleo. “Los primeros días lloraba mucho y la pasé un poco mal. Todos me dijeron que es algo típico de los primeros 15 días. Después me empecé a acostumbrar y a amigar con ese estilo de vida, que es totalmente diferente al de Tucumán”, admitió. La joven ganaba U$S 11 por hora y acumuló sus días libres para viajar. Conoció San Francisco, Las Vegas, Los Ángeles, Nueva York, Orlando y Miami. Por la cantidad de viajes que realizó tuvo que pedir plata prestada a sus padres para financiar algunos pasajes.
“Tenés que estar dispuesto a salir de tu zona de confort para abrir la mente a nuevas culturas y experiencias. Hay que aprender a compartir con otros sin olvidar poner toda tu buena onda y energía en lo que hagas. Viviría esto mil veces más, es una de esas experiencias que te cambian para toda la vida”, finalizó.