Pablo Vicó, el entrenador de Brown de Adrogué, el equipo que superó a San Martín en la última fecha de la Primera Nacional, reveló hoy que cumple la cuarentena por el coronavirus "con mucha tristeza" y aislado en las instalaciones de ese club del sur del Gran Buenos Aires, donde vive hace más de una década.
"Esto es muy triste, porque estoy dentro del club sin poder ver a nadie. Por eso a veces me arrimo al portón para ver la calle a través de las rejas", comenzó diciéndole a Télam el "Ferguson del conurbano", como se lo conoce por ser el técnico con más perdurabilidad al frente de la primera división de un club (desde 2009).
Vicó aseguró que cumple su confinamiento recargado de actividades: "el día es largo y entonces hago muchas cosas que antes no hacia. Limpio el lugar donde estoy con todos los productos que se recomiendan, camino por el playón que está pegado a la cancha como nunca antes, subo a las tribunas y aprovecho el gimnasio ahora que está siempre vacío", enumeró sobre
Sin embargo el tono de la charla con quien también recibe el apodo de "Don Ramón", por su parecido con el personaje del programa mexicano "El chavo del ocho", o "El Bigotón", por su fisonomía similar a otro ex vecino de Banfield su colega Ricardo La Volpe, va cambiando conforme se encuentra en su transcurso con el tema del coronavirus, la cuarentena y sus efectos colaterales.
"Uno empieza a hablar y llora. Mi hija me alcanza la comida a través del portón y no puedo ver a mis nietos. Estoy muy sensibilizado porque tengo 65 años y soy un paciente de riesgo, además del hecho de haber sufrido un infarto hace cinco años", contó con la voz quebrada.
El DT remarcó que decidió no ver más noticieros: "me agarra una psicosis. No sé si se está alarmando a la gente para que nos cuidemos más. Ojalá que todo esto sea precaución. Yo lo felicito al presidente Alberto Fernández, porque priorizó la vida humana más que la economía. Aunque seguramente vamos a quedar tecleando después que pase todo esto", remarcó.
Ese infarto al que mencionó Vicó tuvo su origen en el accidente que en febrero de 2015 provocó la muerte de su hijo Cristian Gabriel, de 40 años, quien murió cuando salió a trabajar con su camioneta y fue embestido por un auto en el que se trasladaban seis delincuentes que huían por el centro de Adrogué tras robar una vivienda.
"A mi hija, que me llama a cada rato para ver como estoy y me alcanza la comida, le digo que se quede en su casa y cuide a sus tres hijos del contagio, que no ande por la calle", comentó.
De todas maneras, reveló, "acá no estoy totalmente solo, por más que no venga nadie ni a cortar el pasto, que con la lluvia y el sol ya no solamente está altísimo en el campo de juego, sino en gran parte de las instalaciones. El que me acompaña es el utilero del plantel, Luis Giúdice. Él también está solo y vive en el club desde hace bastante tiempo".
"Ahora lo que más se valora es la amistad, la familia y todo es un aprendizaje que a muchos nos llega de grandes pero ojalá nos enseñe a vivir mejor de aquí en adelante, cuando todo esto pase. Todo está cambiando. Están apareciendo animales en los lugares poblados que antes no se veían. Hasta las mariposas volvieron a buscar las flores que hay en el club. Ojalá se pueda encontrar pronto la vacuna y volvamos a estar sin miedo".
Vicó vive "solo, dentro de la concentración que tiene el club y está muy buena, mientras que Luis está en otra habitación cercana a los vestuarios. De todos modos, durante la mayor parte del tiempo cada uno está en su mundo. Yo ahora me la paso leyendo libros de fútbol. Me gustó la biografía de Guardiola (Pep Guardiola, otra manera de ganar, de Guillém Balagué). Y también repaso videos de los partidos de Brown".
"El club se cerró hace dos semanas y a los jugadores se les dio planes de trabajo en doble turno que nosotros controlamos mediante videollamadas. Pero hoy en día todo quedó en el camino, también el sueño de poder dirigir algún día en Primera A. En este momento solamente tengo la cabeza puesta en el país", destacó.