Una victoria en un clásico siempre es especial, porque vencer al rival de siempre entrega ese plus que alimenta el alma y que deja al corazón y a la mente en paz. Pero hay algunos triunfos que por diversos motivos toman mayor relevancia y su recuerdo se hace cada vez más fuerte e intenso con el paso de los años.
Así, en La Ciudadela siempre revivirán con alegría lo ocurrido el 1 de diciembre de 2018, cuando “Tino” Costa le puso la frutilla al postre de un duelo increíble que San Martín remontó en el mismísimo Monumental tras ir perdiendo 2-0, en el primer clásico de la historia en la Superliga. O aquel zapatazo de Daniel Juárez para hacer estéril el vuelo de Nilton Pardal y poner el 1-0 final, el 6 de marzo de 2000 en el primer “derby” tucumano del nuevo milenio, también en 25 de Mayo Chile. O aquel categórico 4-1 a domicilio del 16 de febrero de 1997, resultado que se terminó decorando con el “Santo” jugando con nueve futbolistas, en lo que fue la última gran goleada en un clásico tucumano por torneos nacionales.
Pero hay un triunfo de San Martín que quedó en la memoria de todos en Bolívar y Pellegrini y también en la historia del fútbol argentino por haber registrado una de las mayores diferencias entre dos archirrivales. Hoy se cumplen 72 años del día en el que el “Santo” le metió nueve goles al “Decano”. Sí, leyó bien, nueve goles.
Fue el 4 de abril de 1948, por el Torneo de Honor en cancha de Argentinos del Norte cuando San Martín venció a Atlético por 9 a 3, en el duelo que registró la mayor diferencia entre uno y otro equipo a lo largo de una enorme y rica historia. “El cotejo justificó nada más que en parte el interés que había despertado. Si bien en el primer tiempo pudo verse un juego vivaz y lúcido, destacándose Atlético que se desempeñó con aciertos impresionando favorablemente, en la etapa complementaria todo cambió por completo. San Martín, haciendo gala de su oportunismo, marcó en pocos minutos goles que desmoralizaron visiblemente a los ‘Decanos’. San Martín consiguió un triunfo por cifras abultadas, dando pruebas una vez más del positivismo que distingue a sus ágiles y el corazón que ponen en cada lucha. Por ello su victoria es justa, aunque las cifras del score resultan abultadas”, fueron algunas de las líneas con las que LA GACETA describió el histórico partido en su edición del día siguiente.
“Ese triunfo se dio en el Torneo de Honor, que era el primer campeonato que se disputaba en el año. Se jugaba en campo neutral, por eso se disputó en el estadio de Argentinos del Norte”, explicó Roberto Albornoz, uno de los historiadores “santos”.
En aquella época, el fútbol era más espontáneo; sin tanta estrategia; el arco de enfrente era lo único que parecían tener en mente los equipos (así lo reflejaba el sistema táctico predominante en aquellos años: 2-3-5). “A los goles de San Martín los marcaron Roberto Juárez, en tres ocasiones; José Lirio Díaz en dos; Ángel Aguilar, José Belio y Raúl Barrionuevo”, agregó Albornoz.
El contundente resultado marcó a fuego la historia de los clásicos. El 9-3 no sólo es por el momento la mayor goleada entre los grandes de nuestra provincia, sino que también ocupa un lugar de privilegio entre las mayores goleadas en clásicos a nivel nacional. “Fue la victoria más resonante en la historia del clásico tucumano. Hubo muchas de ambos clubes, pero ninguna tuvo la magnitud y diferencia en goles como la de esa ocasión”, aseguró el historiador Ramiro Villa, poniendo el gran triunfo a la altura de los grandes logros. “Trazando una línea comparativa con otros clásicos del país, fueron muy pocos los clubes que llegaron a nueve tantos en un mismo partido contra su rival de toda la vida. A ese logro, San Martín por el momento lo comparte con Rosario Central y Belgrano, que también les convirtieron nueve goles a Newell’s y a Talleres, respectivamente”, agregó.
Según reflejaron los medios de la época, aquella tarde, ante un marco imponente y a escasos metros del parque 9 de Julio, “Cherrito” Juárez y Díaz se hicieron un verdadero festín ante el “Decano”; en un clásico que quedará marcado a fuego, en la historia del fútbol provincial.