“Desde un principio dijimos que había sido víctima de un homicidio por un gravísimo hecho en el que están involucrados policías”, aseguró Cintia Campos, abogada de la familia de la víctima. Luis Espinoza fue visto por última vez el viernes pasado, en una carrera cuadrera, en Melcho. Las claves del caso.
Uno
Polémica carrera cuadrera
El viernes por la tarde, en un paraje cercano a Melcho, en el sur de la provincia, se estaba por desarrollar un festival de carreras cuadreras, en las que se apuestan importantes sumas. Esta actividad, dado el aislamiento social preventivo y obligatorio, está prohibida. “Los ‘changos’ desde hace tiempo que estaban pensando en hacer una, porque querían divertirse y buscar la manera de hacerse de unos ‘mangos’”, dijo Pedro, un asistente. La elección del lugar no fue casual. Se trata de un sitio de difícil acceso y, por tanto, alejado de miradas indiscretas.
Dos
Detalles de un operativo irregular
El comisario Sergio Bazán se habría comunicado con el personal de la comisaría de Monteagudo para informar que se estaba por desarrollar el encuentro clandestino. El subcomisario Rubén Montenegro convocó al oficial José Morales, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González y el vigía ciudadano de la comuna, Sergio Santillán, para ir hasta el lugar. Desde ese momento, según consta en el expediente, habrían comenzado a producirse las presuntas irregularidades, ya que en el libro de guardia, donde se deben dejar asentadas todas las novedades, no se habrían dejado registros acerca del procedimiento que iban realizar ni tampoco de quiénes lo llevarían adelante. Los efectivos habrían concurrido vestidos de civil y en autos particulares.
Tres
Una verdadera batalla campal
Los policías habrían explicado que, al llegar a Melcho, se generó un desbande. También habrían informado que desconocidos habrían realizado disparos con armas de fuego, versión que no fue documentada. Tampoco recogieron pruebas para demostrarla. Varias personas declararon en la Justicia que los efectivos llegaron al lugar gatillando al menos la escopeta con postas de goma. En el revuelo, se toparon con Juan Espinoza, que intentaba escapar. Al llegar a un potrero, se cayó y, aprovechando ese momento, los efectivos lo habrían agredido. Su hermano Luis, al ver lo que estaba sucediendo, fue a defenderlo, pero también habría sido atacado por los policías. “Juan contó que él les gritó a los efectivos que dejaran a Luis, pero lo llevaron para un monte. No lo volvió a ver más, sólo escuchó unos tiros”, explicó Lorena Espinoza, hermana de los dos trabajadores rurales.
Cuatro
La familia sospechó lo peor
Luego, los policías decidieron custodiar la zona para que nadie ingresara al lugar donde se produjo el incidente con los hermanos Espinoza. Juan, según informaron fuentes judiciales, estuvo esposado allí durante una hora. El hermano del desaparecido dice haber visto el movimiento de al menos dos autos. Después lo liberaron, pero en ningún momento informaron ni dejaron asentada su aprehensión en el libro de novedades de la comisaría. “Desde ese instante la familia se dio cuenta de que su ser querido estaba muerto y que lo habían matado los efectivos cuando realizaron esos disparos”, aseveró Cintia Campos, representante legal de la familia Espinoza.
Cinco
Más maniobras de distracción
Familiares y vecinos, por temor a sufrir represalias, decidieron buscar por su cuenta al desaparecido. “Al no tener resultados, los parientes decidieron realizar la denuncia en la comisaría. Los atendió Montenegro, que ahora está detenido por el hecho, y les avisó que sólo podía emitirles una constancia porque no había pasado el tiempo suficiente para darlo como extraviado”, explicó Campos. La profesional informó que el sábado al mediodía volvieron a reclamar por su paradero y amenazaron con tomar medidas, por lo que les tomaron la denuncia. “Pero lo más grave del caso es que recién comunicaron lo sucedido a la Fiscalía ese día a las 16, es decir, casi 24 horas después de haberse producido el hecho”, relató la letrada. Los policías, confirmaron fuentes judiciales, le habrían contado otra versión a la fiscala Mónica García de Targa: creían que Luis Espinoza había robado el dinero acumulado de las apuestas de las carreras cuadreras y por eso se había ocultado en los montes. “Esa descabellada teoría generó malestar en la Fiscalía”, aseguró una fuente judicial.
Seis
Redireccionando la investigación
Los hombres de la Dirección General de Investigaciones y del Equipo Científico de Investigación Fiscal, cuando comenzaron a indagar el hecho, coincidieron en una percepción: los pobladores de la zona y los testigos tenían miedo. “Estaban aterrorizados porque sabían que en el hecho estaban involucrados los policías del lugar. Se les ofreció garantías y comenzaron a hablar”, explicó una fuente policial. Luego de contar con esos testimonios, recomendaron a la fiscala que pidiera la detención de todos los efectivos y del vigía que habían participado del operativo. Durante el miércoles a la mañana se concretaron los arrestos y los secuestros de cuatro vehículos. El cerco sobre los sospechosos comenzaba a cerrarse.
Siete
Una perra brindó ayuda clave
La sección Caballería tiene una perra que se llama Wanda. Es un can entrenado para la búsqueda de personas. Y el miércoles por la noche se transformó en la figura de la investigación. El animal marcó una Kangoo Roja (sería propiedad del agente González Rojas) y un Volkswagen Fox (que pertenecería al comisario Montenegro) de los cuatro vehículos que examinó. Los peritos encontraron en el utilitario rastros que serían de sangre; mientras que en el otro auto encontraron muestras biológicas. Con esos indicios, la situación procesal de los detenidos se complicó sustancialmente. Por la noche, el agente Ardiles y el cabo Paz decidieron romper el silencio y declararon lo que sabían en la Justicia. Fuentes policiales dijeron que su decisión habría generado mucho malestar en sus compañeros, quienes, inclusive, habrían intentado agredirlos.
Ocho
La teoría de la fiscala
A partir de las pruebas del expediente, la fiscala García de Targa sustenta una teoría. Luis Espinoza, un hombre de aproximadamente 1,80 metro de altura y de más 100 kilos de peso, se habría abalanzado sobre los efectivos para tratar de detener la golpiza que le propinaban a su hermano. Uno de los efectivos lo hirió mortalmente. Con la ayuda de al menos otros tres, ocultaron el cuerpo en un lugar que hasta el momento no fue determinado. Los otros seis uniformados, que no habrían tenido participación en el supuesto homicidio, habrían aceptado realizar maniobras para encubrir el hecho. Hasta el cierre de esta edición, los sospechosos continuaban declarando.
Nueve
Preguntas sin respuestas
Los pesquisas, sobre la presunción de que hubo un homicidio, están abocados a encontrar el cuerpo de Espinoza. Dado el caso, la autopsia podría determinar las causas de su muerte. De confirmarse que fue por una herida de bala, las pericias también podrían probar de qué arma, eventualmente, habría salido el proyectil. Hasta ahora se comprobó que, de las pistolas reglamentarias secuestradas, cuatro habían sido utilizadas recientemente. En esa misma línea investigativa, con pruebas genéticas se podría determinar en qué auto podría haber sido trasladado Espinoza. Los rastrillajes continuarán hoy en zonas un tanto más alejadas de Melcho.
Medida
Cambios de destinos
“Con el objetivo de buscar la mayor transparencia posible en la investigación de este caso, se decidió dar nuevos destinos a varios miembros de la fuerza”, explicó el jefe de Policía, Manuel Bernachi, al confirmar que se están ejecutando cambios, luego de que se conociera que se complicaba la situación procesal de los uniformados sospechosos. Fueron desplazados los comisarios Jorge Díaz y Segundo Ramón Herrera, jefe y subjefe de la Unidad Regional Sur. El primero, en el momento en el que se produjo el hecho estaba de licencia, ya que su hijo se encontraba internado por padecer dengue. También relevaron al comisario Bazán, quien fue el que dio la orden de que se desarrollara el procedimiento. Los hombres que prestaban servicios en la comisaría de Monteagudo que no fueron detenidos también tendrán un nuevo destino.