Lo que vivimos demuestra una clara ausencia de las instituciones. Lo que vemos en todos los ámbitos, como por ejemplo en las tomas de terrenos. Se da la “justicia por mano propia” ya que la gente no siente que haya un estado que los represente. Lo ven todos los días, y es la explicación de lo que pasa. No hay seguridad en las instituciones, y entonces, ¿para qué está el Estado? Deberíamos reorganizarnos como sociedad, y dejar de vivir en un Estado primitivo, que siempre deriva en un yo versus el otro. Todo esto me dejó muy preocupada. Cuando uno siente que hay Justicia, que la institución funciona, reacciona de otra manera. Uno no comete ciertas acciones por las consecuencias que puede llegar a tener y en eso la educación es muy importante. Vemos que las personas con menos educación tienden a resolver las cuestiones con más violencia, no cualquiera muele a palos a otra persona, pero no es una cuestión de clases. Hay que tener cuidado con los liderazgos. Necesitamos líderes que hagan cumplir las leyes y tampoco creer que eso pasa sólo en este lado del mundo. Aún en los países más civilizados se dieron casos de “justicia por mano propia”. Vemos un gran disconformismo de la gente y en este caso puntual, hordas que se mueven, violando las leyes. Se ve también con lo de la toma de tierras, que puede derivar en graves enfrentamientos, como una ley de selva. La única solución que yo veo es que el Estado vuelva hacerse presente, y que muestre fortaleza, para tomar las riendas del asunto con mecanismos legales. Una provincia no puede ser tierra de nadie. Debe haber un mensaje y hacerlo cumplir, muy claro y rápido, no al ritmo que va la justicia. Con esto llegamos a un extremo, pero no me extrañaría que se repitiera.
Vivir en un Estado primitivo
Por Ana María Cerro, doctora en Economía.
Ana María Cerro CAPTURA DE VIDEO