Al cierre de esta edición todavía no había terminado la sesión de la Cámara Alta que decidirá el futuro de la legalización del aborto. Tampoco estaba clara cuál será la suerte que correrá el proyecto: la intención del voto favorable adelantaba a la del negativo por 34 a 32, pero aún había cuatro indecisos: Edgardo Kueider y Sergio Leavy, del Frente de Todos; Carmen Crexell, del Movimiento Popular Neuquino, y Stella Maris Olalla, de Juntos por el Cambio.
Así, al final de cuentas, serán estos senadores los encargados de encaminar la segunda tentativa de aprobar el aborto que pasa el filtro de la Cámara de Diputados y arriba al Senado (la anterior fue rechazada en 2018). Sus decisiones la enviarán por una de tres sendas: la sanción, la denegación o el desempate, que quedaría en manos de la vicepresidenta, Cristina Kirchner.
Ayer por la noche los funcionarios de la Cámara Alta estimaban que la votación acontecería a la madrugada. Pero mientras tanto todavía continuaba el larguísimo debate en que los senadores presentaron argumentos legales, sanitarios, religiosos y morales a favor y en contra del proyecto, cuyo nombre oficial, también larguísimo, es Ley sobre la Regulación del Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y a la Atención Posaborto.
Y en esta discusión participaban las dos senadoras por Tucumán: Beatriz Mirkin, del Frente de Todos, y Silvia Elías de Pérez, de Juntos por el Cambio.
“Que sea ley y realidad”
Pasadas las 20 llegó el turno de Mirkin. Antes que nada, quiso renovar su compromiso con la campaña a favor de la IVE legal y expresó su convicción de que la propuesta actual es superadora con relación a la de 2018. “Tiene una mirada más integral sobre la atención sanitaria -consideró-. Este proyecto y el de los 1.000 días (el de la Ley de Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia, que el Senado también vota esta madrugagada) fueron presentados por el Poder Ejecutivo para favorecer la equidad”.
Además, observó que “no habrá justicia hasta que las mujeres sean atendidas en los sistemas de salud con respeto y cuidado”. “Ya tenemos leyes de erradicación de violencia contra las mujeres, de derechos sexuales y de parto humanizado, pero lo que presenta dificultad es la puesta en práctica: ¿por qué las creencias de un equpo de salud o de un funcionario deberían estar sobre el deseo de una mujer que se ha decidido por la IVE”, se preguntó.
Luego, con más emotividad, ella transmitió que su bandera no es de color verde ni celeste, sino que tiene “todos los colores de las mujeres”, y también explicó que el proyecto no obliga a ninguna mujer a abortar. “Pero la realidad es que las mujeres abortan y muchas veces abortan en la clandestinidad. La legislación que castiga el aborto en realidad castiga la pobreza y yo vengo a votar para que eso termine y para que el sistema de salud atienda a las mujeres. ¡Que sea ley y que la ley sea realidad!”, exclamó.
“No termina acá”
Por su parte, Elías de Pérez todavía no había recibido el uso de la palabra cuando cerró esta edición. Sin embargo, antes de la sesión había adelantado que si el Senado aprobara el proyecto, ella recurriría a la Justicia para intentar que declare la inconstitucionalidad de la norma.
“Si llegase a convertirse en ley, plantearíamos la inconstitucionalidad. Salga como salga, la votación no termina acá porque nuestro país se ha obligado a los estándares más altos con relación a la protección de la vida desde el momento de la concepción”, alegó en el Salón de las Provincias de la Cámara Alta, donde la entrevistaron varios periodistas.
La legisladora radical también denunció una supuesta coacción del presidente, Alberto Fernández, para que el proyecto de ley sea aprobado. “La votación depende de que los senadores sigan las convicciones que han reiterado muchas veces a lo largo del tiempo o de que cedan a presiones presidenciales nunca antes vistas -protestó-. Lo que está haciendo Fernández ha superado todos los límites de lo tolerable. Está presionando él, personalmente, a los senadores”.
Por fin, Elías de Pérez consideró que “hay un empecinamiento del Gobierno contra los más vulnerables: en Diputados van a aprobar una fórmula de movilidad jubilatoria que perjudicará a los abuelos y en el Senado directamente se va contra los más indefensos”.
A la expectativa
Poco después de las 16, mucho antes de que hablaran las legisladoras tucumanas, Cristina había abierto la sesión y encabezado los protocolares izado de la bandera y canto del himno. Minutos más tarde la primera oradora del día, Norma Durango, del Frente de Todos, anunció retoques en la eventual reglamentación de la ley y consiguió así que el rionegrino Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, anticipara su voto a favor.
Entretanto, en la plaza del Congreso, grupos de verdes y celestes se manifestaban para presionar por la imposición de sus convicciones. Así, mientras los senadores pronunciaban largos y más o menos vehementes discursos, millones de ciudadanos de la Capital Federal y el resto del país deseaban que las cosas salieran como ellos querían. Solo que, como suele suceder en Argentina, una parte no quería lo mismo que la otra.
Hoy, cuando todo termine, unos podrán festejar y otros tendrán que lamentarse.