Alejandro Omar Díaz, de 27 años, se juntó con un primo y el dueño de una gomería ubicada en Rufino Cossio al 2.800 a charlar y a tomar una gaseosa. A las 21.15 emprendió el regreso a su casa del barrio 240 viviendas, ubicada en el sur de la ciudad. Se despidió y partió en su moto Honda CG roja. “Me siguen, me siguen”, gritó antes de ingresar al local. Por detrás de él, pasaron cuatro jóvenes a toda velocidad en dos motocicletas. Cuando sus allegados fueron a verlo, descubrieron que había recibido un balazo en la espalda. Lo subieron a un vehículo particular y lo llevaron al hospital Padilla, donde falleció.

“Fue todo muy rápido. Escuchamos al menos dos disparos, el ruido de motos acelerando, gritos y risas. Salimos y nos dimos con ese cuadro espantoso. No se puede creer lo que sucede en esta provincia”, destacó Mario Jiménez, que vive en la misma cuadra del local.

María del Carmen Herrera, esposa del hombre, se quejó por la situación que se vive en ese sector de la ciudad. “Cada vez es más difícil salir a la calle. A la noche, esto es tierra de nadie”, dijo en una entrevista con LA GACETA.

“Estamos mal, amigo. En Tucumán la vida no vale nada. Estamos hartos de la inseguridad. Pero todos están preocupados por la pelea (Juan) Manzur y (Osvaldo) Jaldo. No aprendemos más”, opinó molesto Julio Gutiérrez. “Sigan disparándose políticamente, si total, al pueblo lo matan a tiros limpios como a este pobre muchacho”, agregó mientras se retiraba del lugar profiriendo insultos.

Primeros indicios

En un primer momento, se pensó que habrían intentado robarle la moto. Pero esa versión quedó totalmente descartada con el correr de las horas. Los hombres de Homicidios, al mando de los comisarios Juana Estequiño, Diego Bernachi y Jorge Dib, sumaron indicios para sospechar que se trataría de una cruel venganza.

La víctima sufrió días atrás el robo de su moto. “Él estaba desesperado por recuperarla porque era su medio de movilidad. Entonces, según dicen los vecinos, se contactó con una persona que le habría prometido recuperarle el rodado”, contó Mirta del Valle Garía, allegada de Díaz. “Era un buen muchacho, muy amiguero. No merecía un final así. Espero que la Policía encuentre a los responsables de su muerte”, añadió.

Engañado

A las pocas jornadas, el contacto se presentó y le dijo que podía conseguirle la moto, pero que debía pagar un rescate de $30.000. “Los changos de la gomería contaron que él se movió un montón para juntar la plata. Eso era lo que se decía en el barrio y de pronto se lo vio aparecer con el rodado”, comentó Hugo Nieva.

Los pesquisas tratan de encontrar a la persona que hizo el trato con los ladrones de la moto de Díaz. Habrían recibido información de que no había completado el pago y que por esa razón, el grupo de asaltantes decidió cobrarse venganza con Díaz. No se descarta que el contacto haya sido un efectivo policial en actividad.

“En este sector de la ciudad todo es posible. Tenemos muchos problemas de seguridad, pero lo más grave es que cada vez son más los chicos que se juntan para salir a robar motos. Como la gente de acá no tiene para comprarse otra, le pagan un rescate y si no lo hacen, la venden. Todo funciona mal”, dijo Eduardo Sánchez.

El fiscal de Homicidios II, al cierre de esta edición, había solicitado que se desarrollaran algunas medidas, ya que habrían identificado a los probables autores de hecho.