Para lo que de ahora en más llamaré la «jerga culturosa», el tema de esta exposición podría ser anunciado de la siguiente manera:
Hacer una discursivización sobre ciertas esterotipias verbalizantes que ambiguan los discursos expositivo-explicativos con relación dialógica; tratar la variabilización de técnicas desagentivadas que, lejos de promover la prototipicidad academizante, plantean un conflicto epistémico refutativo; y, finalmente, desplegar argumentividades en lo relativo a ciertos hipodigmos lexicales que están ex situ del aparataje modélico de los trabajadores de prensa en los mass media.
Créase o no, estas adiposidades verbales fueron seleccionadas entre artículos publicados en diarios y revistas culturales. Hay un desmadre lingüístico en el fragmento citado, una profusión casi enfermiza de sílabas, palabras y construcciones confusas de origen confuso. Temeroso del contagio de ese curioso lenguaje, aclaro rápidamente que esta ponencia intenta reflexionar críticamente sobre ciertos usos de nuestro idioma en textos periodísticos -no literarios- que se publican en los suplementos y revistas culturales. Porque allí es donde existen más posibilidades de toparse con estos engendros que ya uno no sabe cómo clasificar: ¿esnobismos, neologismos, barbarismos, subsistemas, jergas o simplemente juergas? De lo que sí tengo certeza es de que hay que combatirlos y esa es mi módica batalla como periodista.
* Fragmento de discurso en el Congreso de la Lengua, en Rosario, en 2004.