Si bien cada partido es un mundo aparte, el análisis de las características de Australia invitaba a pensar en un encuentro similar a lo visto contra Polonia, con Argentina tomando el protagonismo y manejando la pelota frente a un rival metido atrás, esperando con paciencia el momento para salir disparado de contragolpe aprovechando la velocidad de sus extremos. Y así fue durante los primeros 25 minutos, con Enzo Fernández como eje del mediocampo, distribuyendo el juego hacia las bandas, especialmente por la izquierda, para las subidas de Acuña y las gambetas del "Papu" Gómez. Sin embargo, a diferencia de los polacos, los australianos no se escondieron para nada y salieron a presionar bien arriba, tratando de imponer su mayor porte físico en las pelotas por arriba y en las divididas.
Y cuando los "Socceroos" habían logrado emparejar el juego, apareció otra vez él. Quién más podía ser sino Lionel Messi, el genio de la lámpara, para definir una jugada que sorprendió a una defensa hasta ahí muy bien parada. Alexis Mac Allister pudo pegarle desde afuera, pero prefirió buscar a Messi, aunque primero encontró a Otamendi, que se la acomodó con un toque a "Lio" y este definió suave y al segundo palo entre un amasijo de piernas rivales.
Un gol que le vimos hacer decenas de veces en Barcelona, pero esta vez en los octavos de final de un Mundial. Por cierto, fue el noveno tanto del capitán en Copas del Mundo (quedó a uno del récord de Batistuta), pero curiosamente el primero en fase eliminatoria. Hasta aquí, los ocho anteriores habían sido en fase de grupos.
A la postre, el gol de Messi sería la única jugada de peligro de todo el primer tiempo. Una etapa pareja, que solo un pincelazo de Messi podía romper.
Apenas comenzó el segundo, Julián Álvarez estampó el 2-0 robándole la pelota al arquero gracias a la presión de De Paul. Fue la recompensa para el ex River, que habia presionado a la defensa todo el primer tiempo.
Parecía todo controlado para Argentina, hasta que llegó el baldazo de agua helada: Craig Goodwin le pegó de lejos y el remate, que se iba afuera, pegó en Enzo Fernández y descolocó a "Dibu". Hasta entonces, Australia no había pateado al arco. Y desde entonces, se animó a ir por el empate, pero se encontró con la firme defensa argentina, con Otamendi, "Cuti" Romero y Lisandro Fernández asociados para cortar y sacar todo, por arriba y por abajo. Mención especial para el de Manchester United, que apareció en el momento justo para cerrar lo que hubiera sido un golazo maradoniano de Behich, después de apilar tres defensores y sacar el remate para lo que hubiera sido el 2-2.
Con los oceánicos lanzados desesperadamente al ataque, aparecieron los espacios atrás y Messi se hizo un fiestón en los contragolpes. Gambeteó como en el potrero y le sirvió un par de pelotas precisas a Lautaro Martínez, que estuvo torcido para definir. Sigue con la pólvora mojada el 9 de Inter, hoy desplazado por Julián Álvarez.
Messi también tuvo las suyas, incluyendo un remate bombeado que pareció se incrustraba en el ángulo, pero que se fue apenas por arriba. A esa altura, ya le quedaba corto el 2-1 a la "Scaloneta" sobre un Australia abatido y consciente de que estaba a minutos de quedar afuera. Así y todo, Garang Kuol tuvo una última chance clarísima de media vuelta que "Dibu" se encargó de desactivar. A todos, en Qatar y en Argentina, le volvió el alma al cuerpo.
Ahora sí, la Selección ya está entre los ocho mejores del Mundial. Es tiempo de descansar y pensar en Países Bajos.