CINE
EL ESPEJO VIVO
FABIÁN SOBERÓN (COMPILADOR)
(Ente Cultural - Tucumán)
El espejo vivo es un libro que reúne textos de 24 referentes del campo audiovisual de Tucumán.
En 2013, Los dueños, película de Ezequiel Radusky y Agustín Toscano, da el primer paso para la consolidación de un conjunto de películas, para bien o para mal, bajo el título de “Nuevo cine tucumano”. Sin embargo, opiniones diversas de personas que actúan dentro de este campo ponen en tela de juicio la validez de tal nombre y cuáles son las posibles causas y consecuencias. Este libro reúne el debate: se trata de El espejo vivo, compilación de textos realizada por Fabián Soberón.
Creo que hay una palabra clave en el prólogo, la urgencia. Se nota que el libro está creado en la urgencia intelectual de legitimar cuáles son los debates que se generan por la aparición de un conjunto de películas y una etiqueta que intenta iluminarlas bajo el mismo foco.
Cuestión de fondo
En este sentido es importante leer las ideas contrapuestas que se generan, algo que se puede ver desde los títulos, que expresan ya una posición en blancos y negros. Sin embargo, se entrevé, con la lectura, que el debate va más allá de si existe o no existe un cine tucumano “nuevo” o “viejo”; más bien, hay un debate sobre las formas de ejercer el cine en sí mismo. Entonces más que proponer un diálogo con la historia, me parece que el debate más importante que se gesta en el libro es sobre si efectivamente Tucumán es o no un lugar prolífico para la expresión cinematográfica. Porque, más allá de la discusión sobre el cine de género, cuáles son los formatos, cuáles son las etiquetas, la discusión que subyace es sobre la hegemonía discursiva en el cine. Que el libro se plantee como una forma de análisis exclusivamente de un cine periférico es hacerle frente a un tipo de cine determinado, como es el de Buenos Aires, que sigue manteniendo la hegemonía de las salas de cine.
Además, esta idea se refuerza cuando se habla que dentro del propio cine subalterno hay subalternidades, como es el caso del cine de género que no entra dentro de lo que se entiende como “Nuevo cine tucumano”.
Hegemónico y subalterno
Me gustaría agregar que otros medios expresivos, como es la animación en el caso de la primera columna, también hablan de lo mismo al decir que en otros lugares hay mayor promesa de trabajo y estudio que en Tucumán para un tipo de cine determinado.
Entonces, creo que el debate real que se presenta en el libro es sobre la relación entre cine hegemónico y subalterno.
He de aclarar que la urgencia misma, por definición, viene de algo que se hace porque apremia su ausencia; por tanto, poner en palabras estos debates ahora mismo implica una visión sesgada por la cercanía histórica y física; es decir, estamos ante análisis prematuros, pero la idea del libro, pensar al cine tucumano mientras se gesta y consolida, está muy bien lograda, por la diversidad de voces y las posturas tan marcadamente diferentes de personas en rubros e intereses tan distintos.
Se podría decir también que la razón por la que tales diálogos se generan es gracias a la existencia de un organismo estatal que lentamente va generando las posibilidades, y ahí es donde ingresa la Escuela de Cine de Tucumán, lugar de formación de muchos de los colaboradores. Lo que nos lleva a una inferencia: la existencia de este libro es importante porque encapsula en sus páginas algunos de los resultados de esta institución, intelectuales, pero también emocionales.
© LA GACETA
Ignacio Ortiz