¿Acaso la Corte Suprema de Justicia de la Nación puso formalmente en marcha la campaña electoral para 2023? Sin lugar a dudas, la decisión del máximo tribunal de restituir fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires avivó los bríos proselitistas en el oficialismo y en la oposición. Porque, conscientes o no, el fallo de los jueces corporizó candidatos y regaló discursos, tanto en el desvencijado Frente de Todos como en el desconectado Juntos por el Cambio.
Muchas lecturas se abren a partir del sacudón político-judicial de este fin de año. En JxC la primera consecuencia posible es la de una decantación de candidaturas. Lo que internamente parecían no poder resolver los integrantes de esa alianza lo precipitó la Corte nacional. Obligado o no, Horario Rodríguez Larreta debió dar un paso adelante y llevar la voz de este espacio. De la misma manera, y para emular a los “halcones” de JxC, estará comprometido en las próximas semanas a dejar su postura conciliadora y a endurecer su discurso contra el Gobierno nacional y el kirchnerismo. Sencillamente, porque están en juego recursos para su administración en la Ciudad de Buenos Aires justo en un año electoral. O pelea, o se lo llevan puesto. Algo de eso se vio ayer, cuando planteó que el presidente Alberto Fernández ponía en riesgo el orden democrático al no acatar el fallo judicial.
Así, el empujón que necesitaba el jefe de Gobierno porteño para subirse a la ola de la candidatura presidencial provino de tribunales. Por la exposición que tendrá y porque deberá encabezar los reclamos con dureza, gozará de una ventaja para hacer proselitismo frente a sus rivales internos y les quitará discurso a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich. Desde luego, en él estará la habilidad de hacer equilibrio y llegar de pie a la orilla.
La postura que adopte la UCR a partir del nuevo escenario también servirá para vislumbrar hasta dónde puede llegar Rodríguez Larreta. Hasta aquí, aparecía como el socio ideal para los moderados radicales, como Gerardo Morales y Facundo Manes. Un dato interesante es que ninguno de los gobernadores radicales se pronunció aún sobre la controversia entre la Nación, CABA y la Justicia. En rigor, el jujeño Morales, el correntino Gustavo Valdez y el mendocino Rodolfo Suárez optaron por el silencio. Sólo desde el Congreso el titular del bloque radical, Mario Negri, expresó su rechazo a la desobediencia anunciada por el Presidente: “Es un delito de sedición”.
Camino con espinas
No es menos cierto que Rodríguez Larreta, para empoderarse como la opción opositora, deberá antes sortear varios obstáculos. Principalmente, deberá monopolizar la pulseada contra la Nación. En particular para frenar el avance de los libertarios, que ayer ya interpusieron una denuncia contra el Presidente; y para contrarrestar la verborragia de Javier Milei, que ayer le pegó en donde más le duele. “Ser tan tibio perjudica a todos los porteños de bien”, le enrostró. “Tu conciliación nos arruina a los que pagamos tus gastos”, añadió.
Tampoco es menor el riesgo de que se instale el relato oficial respecto de que llegarán menos fondos a las provincias porque se los quedarán los porteños. Hasta anoche ya eran 18 los gobernadores que se habían sumado a la carta de rechazo al fallo de la Corte Suprema: además de los tres radicales, no adhirieron al documento firmado el jueves en la Casa Rosada los peronistas disidentes Juan Schiaretti (Córdoba) y Omar Perotti (Santa Fe). Es decir, el jefe de Gobierno tendría que pelear el poder por los próximos cuatro años con un peronismo que, hasta hace 48 horas, estaba más cerca del desguace que de la reparación. Sin embargo, la resolución del máximo tribunal aglutinó las piezas nuevamente.
Desde que Cristina Fernández de Kirchner anunció que no sería candidata “a nada” en los próximos comicios, el oficialismo se encontraba huérfano. Aún lo sigue estando, pero al menos tiene un propósito en común y a partir de allí es mucho más sencillo resolver las cuestiones de liderazgo. Aunque a priori el aumento de la coparticipación perjudica directamente a la provincia de Buenos Aires, es una obviedad que el peronismo necesita retener ese distrito para tener al menos chances de competir en 2023. Indefectiblemente, ya no se trata sólo de un interés que movilice al kirchnerismo que acampa en esa provincia. Por el contrario, empuja a todos los gobernadores justicialistas y referentes de ese partido que anhelen conservar el poder nacional.
Aquí puede abrirse un paréntesis para analizar el rol que tendrá el jefe de Gabinete, Juan Manzur, a partir de ahora. Por lo pronto, no se mostró públicamente para repudiar el fallo como si lo hicieron casi todos los funcionarios nacionales. El tucumano está desde hace un par de días en Israel, invitado para participar de la Janucá, la tradicional festividad religiosa judía. Que no haya aparecido en la foto de Alberto Fernández y los gobernadores en la que se anunció la desobediencia al fallo es lógico, porque físicamente no estaba en Buenos Aires. Pero que luego de tantas horas no se haya pronunciado es cuanto menos llamativo. Vale recordar que el futuro electoral en Tucumán de Manzur está en manos de la Corte Suprema de Justicia: en esos despachos hay dos planteos que buscan frenar su candidatura a vicegobernador en 2023. En paralelo, señalan al gobernador en licencia como el interlocutor del Gobierno con el titular del tribunal, Horacio Rosatti, ya que el fallo estaba listo –según trascendidos- desde antes del inicio del Mundial de fútbol, pero se hizo público a días del inicio de la feria judicial.
De cualquier manera hay que admitir que el azar, nuevamente, le hizo un guiño a Manzur: tuvo la suerte de estar a más de 12.000 kilómetros de una foto y de un documento durísimo contra la Justicia que podría incomodar o complicar sus pretensiones en el corto plazo.
Pero no sólo en el oficialismo tucumano puede tener impacto la reconfiguración política. La posibilidad de que Rodríguez Larreta quede estigmatizado como quien empobreció aún más a los argentinos del interior y aumentó las desigualdades, según el relato gubernamental, también tiene implicancias directas en la relación con sus aliados locales. La semana pasada, Germán Alfaro había posado con el jefe de Gobierno para hacer gala de su afinidad política. Ahora, ¿le suma o le resta mostrarse con el jede de Gobierno? Por lo pronto, el intendente de San Miguel de Tucumán fue prudente y optó por el silencio frente a la polémica. El líder del Partido por la Justicia Social parece estar más abocado hoy a resolver la interna provincial de Juntos por el Cambio que a distraerse con asuntos que pueden esperar. Es lógico, enfrente el Roberto Sánchez y sus aliados no están dispuestos a darle respiro ni siquiera para un brindis de fin de año.