Lautaro Acosta, delantero de Lanús, habló por primera vez tras la fuerte denuncia por violencia física, psicológica y económica que le realizó su ex pareja Ludmila Isabella. El jugador eligió su cuenta de Twitter para romper el silencio y aseguró que su objetivo es preservar a su pequeño hijo de cuatro años.
El ídolo de Lanús, Lautaro Acosta, fue denunciado por violencia de géneroEl futbolista realizó un hilo a través de la red social del pajarito y contó los motivos por los cuales decidió hacer silencio y mantener bajo perfil en las últimas semanas. En un largo posteo en las redes días atrás, su ex pareja lo acusó de haberla golpeado y de no ser escuchada por la Justicia cuando fue a denunciarlo.
Los tuits de Lautaro Acosta tras ser denunciado por violencia de género
"Acá, en el mejor lugar del mundo, haciendo lo que más me gusta, entrenando. Hace un tiempo que elegí mantener un perfil bajo en mi vida privada, guardar silencio y dejar que el tiempo acomode las cosas, y por sobre todo preservando lo más importante que tengo que es mi hijo", manifestó el jugador en su cuenta de Twitter.
Y agregó, junto a una serie de fotos con su hijo Benicio de cuatro años: "Madurar es alcanzar un equilibrio, y en ese camino estoy, aprendiendo, escuchando a los que saben. Y así voy, tranquilo por la vida y para adelante. Besos a todos y todas".
La denuncia de Ludmila Isabella, la ex pareja de Acosta
Días atrás, Ludmila realizó una denuncia pública a través de sus redes sociales que luego formalizó en la justicia y dónde contó detalles la violencia que sufría por parte del jugador. “Iba a la pieza de Beni y me tapaba con la frazada al lado de él para que tenga un poco de compasión y pare o que le dé un poco de lástima para poder calmarse, pero eso no pasaba”, señaló.
Por otra parte, la joven sostuvo: “Ya no sé qué más hacer, necesito ayuda y hacerlo público para que pague todo lo que me hizo y se deje de manejar con tanta impunidad. Sufrí violencia física, psicológica y económica, de lo peor que se puedan imaginar, tengo fotos y audios para demostrarlo”.
Y agregó: “Me venía a buscar y me sacaba de los pelos hasta nuestra habitación, arrastrando, y así seguía torturándome. Me sentaba, hacía que lo mire y que le contestara todo lo que me iba diciendo. Me pegaba golpecitos en la cabeza o sopapos, mientras me seguía diciendo barbaridades como 'no ves que sos una mogoliquita', 'negra de mierda', 'puta', 'no te da la cabeza'. Eso es algo de todo lo que pasé. Ni una cuarta parte”,
“Siempre creí en que él iba a cambiar y me equivoqué. Y otra vez volví a vivir el infierno que no le deseo a ninguna mujer, y menos con un hijo”, finalizó.