Decretado el final por el árbitro Sebastián Romano, la alegría se desbordó por completo entre los hinchas de San Pablo que colmaron la tribuna de calle Rondeau. Allí tuvieron un buen comportamiento y alentaron sin parar. En el campo, la emoción prevalecía entre los protagonistas del enorme triunfo sobre La Florida.
Manos arriba, abrazos, lágrimas y señas al cielo en forma de agradecimiento; todo eso se vivió en el “paulistano” cuando finalizó el partido. Los que estaban en el banco de suplentes salieron desaforados a festejar con la gente -que no paró de cantar ni un segundo-, pero quienes se detuvieron en la mitad del campo fueron el vicepresidente Franco Gordillo y su hijo Damián, de 7 años. Ambos se fundieron en un emotivo abrazo que duró alrededor de cinco minutos.
Liga Tucumana: San Pablo puso el mejor fútbol y es un merecido campeón“Es una persona que no puedo ver en toda la semana porque me la paso en el club. Todo esto es a pulmón, no tenemos ayuda de nadie y poder celebrarlo con él explica que cada sacrificio tiene su recompensa”, sostuvo el dirigente, que le heredó la pasión a su hijo. “Abrazarme con él es lo más. Siente la misma pasión que yo. En casa hablamos todo el tiempo de fútbol y además, recibo la ayuda de mis padres”, reveló Gordillo.
A unos metros de ese emotivo abrazo, los dirigidos por Adrián Uslenghi no paraban de saltar y celebrar un nuevo título. Entre esos festejos, el mediocampista Nelson Olima llamó la atención por la curiosa camiseta personalizada, grabada a fuego sobre su pecho.
Esa casaca -que se creó hace un año y medio- acompaña a Olima en cada partido del “gaucho”. En la parte delantera del sector izquierdo se aprecia la imagen de la Virgen del Valle. En tanto que más en el centro está el rostro de su papá Gerardo Olima, quien falleció hace muy poco.
San Pablo: título conseguido y promesa cumplida“La Virgen siempre está con nosotros y a mi papá no lo puedo tener hoy en la cancha, pero siempre está acompañándome. Seguramente ahora estará muy contento desde arriba”, sostuvo el ex jugador de Unión Aconquija y Graneros, entre otros.
No obstante, lo más llamativo fueron las dos fotos en la espalda: sus perros “Mirko” y “Pompa”. “Son mis hijos. Hace más de cinco años que los tengo. Son muy importantes porque cuando uno está mal, ellos lo saben y son los que nunca te abandonan”, explicó sobre los dos caniches.
Una vida sacrificada
Además de triunfar con la pelota en los pies, Olima distribuye su tiempo como recolector de residuos en la Municipalidad de Yerba Buena.
“Todo en la vida es sacrificio. Siempre hay que mirar para adelante. Si no tenemos eso, todo se hace más difícil. Gracias a Dios, en la recolección somos todos una familia que siempre está unida. Ellos siempre me están apoyando”, sostuvo el flamante campeón.
“No sé cuándo vamos a llegar a San Pablo, pero seguro ellos me organizarán algo allá”, anheló el recolector de residuos que se coronó campeón de la Copa Tucumán. “Demostramos que somos los mejores y seguimos con expectativas a lo que vendrá”, avisó. (Producción periodística: Gonzalo Cabrera Terrazas)