Los seis errores que le pasan factura a San Martín

El "santo" se equivocó demasiado frente a un rival directo en la lucha por el ascenso; habrá varios aspectos a trabajar en la semana.

INJUSTIFICABLE. En el medio del tumulto aparece Orellana. Le propinó un codazo a Diellos y lo expulsaron. San Martín no está para irresponsabilidades. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ INJUSTIFICABLE. En el medio del tumulto aparece Orellana. Le propinó un codazo a Diellos y lo expulsaron. San Martín no está para irresponsabilidades. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

En un torneo tan largo y áspero como la Primera Nacional, dejar puntos en el camino cuando se juega de local encabeza la lista de pecados capitales, máxime cuando se enfrenta a un rival directo en la lucha por el ascenso. Anoche San Martín falló en varios aspectos: planteó mal el esquema, nunca supo cómo quebrar a un Agropecuario que salió a jugar su propio partido, y terminó vulnerado principalmente en el medio campo. Esa falta de argumentos que exhibió el equipo dirigido por Pablo Frontini se tradujo en escasez de ocasiones generadas en las inmediaciones del arco rival y excesiva atención en las decisiones del árbitro Nelson Sosa.

Ahora bien, ¿en qué situaciones falló San Martín?:

1) No supo capitalizar las situaciones: la primera chance de gol para el “santo” llegó recién a la media hora de juego, con un cabezazo sin dirección de Mateo Acosta. Poco después se produciría la igualdad en los pies de Nahuel Banegas, de manera casi fortuita tras un desvío en la defensa del “sojero”. Y aunque hubo tres aproximaciones al arco en el complemento, ninguna tuvo entidad para ser considerada de riesgo: un centro largo de Ismael Quilez que nadie capturó, un disparo sin fuerzas de Agustín Colazo y un defectuoso remate de Banegas que rebotó en la defensa. Y pare de contar.

2) Planteó mal el partido: en su afán de sorprender, Frontini se decidió por el ingreso de Ulises Vera e Iván Molinas. Ninguno logró entrar en partido y eso quedó en evidencia en el gol de Agropecuario. Alejandro Melo recibió solo en tres cuartos de cancha y tuvo espacio para sacar un disparo cruzado inatajable. Además, en los primeros compases del partido, Molinas perdió varias pelotas y por eso fue reemplazado cuando apenas iban 43 minutos.

3) Otra expulsión: tal como había sucedido con Franco Meritello ante San Telmo, esta vez San Martín volvió a desarmar su zaga de centrales. En el primer tiempo, Juan Orellana perdió la pelota y, en el intento de recuperarla, le propinó un codazo a Diellos y se ganó la roja directa. Así San Martín perdió peso en el medio, con el ingreso de Iván Zafarana por Molinas.

4) Siempre intentó una de más: ya estando abajo en el marcador, San Martín se confundió demasiado tratando de encontrar los espacios en la defensa de Agropecuario. Brian Andrada desperdió un buen pase de Vera, Leonel Bucca cabeceó para atrás sin dirección, Orellana perdió en la salida ante la presión de Diellos y Acosta abrió hacia el área, cuando él debía estar ahí.

5) Dejó pasar el tiempo: en las salidas desde el fondo, San Martín demoró demasiado ante la presión de los delanteros del “sojero”. Tanto Diellos como Melo se volvieron un dolor de cabeza para la defensa, que entregó demasiados pases hacia atrás en lugar de verticalizar el juego.

6) Perdió el foco: la actuación del árbitro Sosa generó malestar en los jugadores y en el cuerpo técnico. Emanuel Dening fue de los más ofuscados con el juez. No obstante, el mayor motivo de protesta llegó en el segundo tiempo, cuando Banegas se desplomó en el área. El lateral izquierdo controló de cabeza y acusó un supuesto pisotón del defensor “sojero”. El árbitro consideró que no había falta. Frontini fue amonestado por protestar y Bucca se quedó desconcertado por un manotazo que le cobraron.

La impresión que dejó el empate es que San Martín parece haber perdido ese impulso que le había imprimido la llegada de Frontini. Los equipos que visitan La Ciudadela conocen el estilo de juego y aprovechan cada situación. La ausencia de Gustavo Abregú empieza a cobrar factura en el equipo, que se ve obligado a improvisar. Sin tiempo para lamentos, el “santo” tendrá que cambiar en varios aspectos, sobre todo en el mental. Ya no se puede permitir dejar más puntos en su casa.

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