Viajaron dos semanas en el timón de un barco en busca del sueño europeo: ¡los rescataron en Brasil!

Son cuatro nigerianos que arriesgaron su vida para intentar cambiarla. Dos pidieron ser devueltos a su país.

A SALVO. Los cuatro nigerianos cruzaron el Atlántico y fueron ingresados a un centro de refugiados de Sao Paulo. A SALVO. Los cuatro nigerianos cruzaron el Atlántico y fueron ingresados a un centro de refugiados de Sao Paulo. CAPTURA DE VIDEO
01 Agosto 2023

Cuatro polizones nigerianos viajaron en el timón de un barco persiguiendo el sueño de llegar a Europa, pero luego de dos semanas fueron rescatados en Brasil. Dos pidieron que los regresen a su país.

El épico viaje los llevó a cruzar el Atlántico en un diminuto espacio, sobre el timón de un carguero, en el que debieron superar la falta de comida y bebida, después de los primeros 10 días en alta mar.

Según el relato que reprodujeron cuando tocaron tierra, sobrevivieron otros cuatro días bebiendo el agua del mar, que chocaba a unos metros debajo de ellos, antes de ser rescatados por la policía federal brasileña en el puerto de Vitoria, en el sureste del país.

El extraordinario viaje, que desafía a la muerte a través de unos 5.600 kilómetros (3.500 millas) de océano, subraya los riesgos que algunos migrantes están dispuestos a correr para tener la oportunidad de una vida mejor.

"Fue una experiencia terrible para mí", dijo Thankgod Opemipo Matthew Yeye, de 38 años, uno de los cuatro nigerianos, en una entrevista desde el refugio de una iglesia de Sao Paulo. "A bordo no es fácil. Estaba temblando, muy asustada. Pero estoy aquí".

Su alivio por haber sido rescatados pronto dio paso a la sorpresa. Los cuatro hombres explicaron que esperaban llegar a Europa y se sorprendieron al saber que, de hecho, habían llegado al otro lado del Atlántico: a Brasil.

Desde entonces, dos de los hombres solicitaron ser devueltos a Nigeria, mientras que Yeye y Roman Ebimene Friday, un hombre de 35 años del estado de Bayelsa, solicitaron asilo en tierras brasileñas.

"Rezo para que el Gobierno de Brasil tenga piedad de mí", expresó el nigeriano, quien ya había intentado huir de su país una vez antes, también en barco, pero fue arrestado por las autoridades.

Ambos hombres detallaron que las dificultades económicas, la inestabilidad política y el crimen les habían dejado pocas opciones más que abandonar su Nigeria natal. El país más poblado de África tiene problemas de larga data de violencia y pobreza, y los secuestros son endémicos.

Yeye, un ministro pentecostal del estado de Lagos, dijo que su granja de maní y aceite de palma fue destruida por las inundaciones de este año, dejándolo a él y a su familia sin hogar. Espera que ahora puedan unirse a él en Brasil.

La odisea de los cuatro nigerianos rescatados en Brasil

Friday aseguró que su viaje a Brasil comenzó el 27 de junio, cuando un amigo pescador lo llevó a remo hasta la popa del Ken Wave, de bandera liberiana, atracado en Lagos y lo dejó en el timón. Para su sorpresa, encontró a tres hombres que ya estaban allí, esperando a que zarpara el barco.

También señalo que estaba aterrorizado, no conocía a sus nuevos compañeros y temía que pudieran arrojarlo al mar en cualquier momento. Una vez que el barco se puso en movimiento, Friday dijo que los cuatro hombres hicieron todo lo posible para no ser descubiertos por la tripulación del barco, ya que también les preocupaba que ellos pudieran ofrecerles una tumba en el agua. "Tal vez si te atrapan te tiran al agua. Así que nos enseñamos a nosotros mismos a nunca hacer ruido".

Pasar dos semanas pegados al Océano Atlántico fue peligroso. Para evitar caer al agua, Friday explicó que los hombres colocaron una red alrededor del timón y se ataron a ella con una cuerda. Cuando miraba hacia abajo, dijo que podía ver "peces grandes como ballenas y tiburones". Debido a las condiciones de hacinamiento y al ruido del motor, el sueño era escaso y arriesgado. "Estaba muy feliz cuando nos rescataron", dijo.

El padre Paolo Parise, sacerdote del albergue de Sao Paulo, dijo que se había encontrado con otros casos de polizones, pero nunca con uno tan peligroso. Su viaje dio testimonio de los extremos a los que los migrantes llegan en busca de un nuevo comienzo: "la gente hace cosas inimaginables y profundamente peligrosas".

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