En Tucumán, Grabois propuso mudar la capital al Norte Grande

El precandidato a presidente por Unión por la Patria enfrentará a Massa en las PASO. “No quiero un ministro de Economía que sea amigo de los formadores de precios, sino que los controle”.

VISITA A LA GACETA. Juan Grabois. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll VISITA A LA GACETA. Juan Grabois. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll ARCHIVO

El precandidato a presidente por Unión por la Patria, Juan Grabois, sabe que no tendrá una pelea sencilla en las PASO. En la vereda de enfrente está el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, hoy el funcionario más poderoso del gabinete de Alberto Fernández. De todos modos, el abogado de 40 años -fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos y afín a la vicepresidenta Cristina Kirchner- confía en sus armas para llegar a las generales. Y si bien tiene presente el “aparato” ostentado por el massismo, Grabois llegó a Tucumán con el anhelo de imponerse el domingo 13. “Nuestro rival es un político profesional, pero no es representativo de un pueblo que sigue buscando su liberación para poder desarrollarse plenamente”, afirmó Grabois a LA GACETA.

El miembro del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano estuvo durante la mañana en la Casa Histórica, y a la tarde encabezó un encuentro con militantes en el Club Alberdi. En su paso por esta provincia, no coincidió con Juan Manzur, ni con Osvaldo Jaldo, ni con el principal precandidato a diputado nacional por Tucumán del oficialismo, Pablo Yedlin. Grabois explicó que, sin embargo, quería recorrer estas tierras en la recta final de la campaña.

“He venido varias veces a Tucumán, y nunca había podido conocer el Salón de la Jura. Y quería estar acá porque es un momento donde hay que recuperar una perspectiva patriótica frente a una ofensiva colonial o neocolonial que no viene de un solo imperio, (sino) que son multinacionales, potencias -Estados Unidos, China- que nos ven como una suerte de cantera de minerales, de granero de soja o de corral. Nosotros creemos que del Norte vino nuestra independencia; en el norte están las mayores vulneraciones de derechos; y desde el norte podemos construir una potencia que dispute en un mundo multipolar junto a los países latinoamericanos, si dejamos de tener este esnobismo tilingo de pretender de que vamos a ser amigos de los europeos y de los norteamericanos, despreciando a los pueblos hermanos en Sudamérica. Por eso, una de las medidas que nosotros promovemos es trasladar la capital federal al Norte Grande. Puede ser Tucumán, puede ser Santiago. Pero hay que cambiar la capital de manera permanente.

-¿Por qué piensa que el votante peronista tucumano debe elegir su boleta, y no la de Massa?

-Porque nosotros recuperamos la tradición humanista y cristiana, que es la esencia fundamental del peronismo. Porque hemos sido fieles a la historia del movimiento nacional popular, que no nació ni con Néstor (Kirchner) y Cristina, ni con Perón y Evita, sino que tiene más de 200 años de historia. Y creo que nosotros tenemos que ver mucho más con esa historia que nuestro rival. Él es un político profesional, que tiene el aparato, que tendrá a medios de comunicación, que tendrá mucho dinero, pero que no es representativo de un pueblo que sigue buscando su liberación para poder desarrollarse plenamente.

-¿Cómo fue su relación política con Manzur durante su jefatura de Gabinete?

-Con Manzur tengo una buena relación, lo vi dos o tres veces. Tengo buena relación con Jaldo también. Con el que más nos relacionamos nosotros fue con (Santiago) Yanotti, que es el secretario de Energía, cuyo trabajo destaco siempre, por su programa para que llegue la luz a los barrios populares.

-¿Se encontrará con Manzur y Jaldo en esta visita?

-No tengo agenda, porque tengo un acto ahora (en el club Alberdi) y me tengo que ir, se me va el avión, así que no sé si voy a llegar a verlos.

-¿Cómo se resuelve el problema de la inflación?

- Hay que ver tres puntos centrales. La estabilización monetaria a través de una nueva denominación que esté atada a una canasta de monedas latinoamericanas, particularmente Brasil. Tenemos una moneda que no va más. Cuando digo esto suena “mileiano”, pero al peso no lo podemos reemplazar por el dólar por una razón muy sencilla: no tenemos la base monetaria para hacerlo. No estoy de acuerdo, y no es viable. Sí es viable ir hacia una unificación monetaria, fundamentalmente con Brasil, para después ir con el resto de América Latina. Hay conversaciones y es una posibilidad ir hacia una moneda Sur. El segundo punto tiene que ver con los salarios, que están muy bajos. Y el tercer elemento pasa por las grandes cadenas de supermercados, que son formadores de precios, y algunos monopolios directamente le meten la mano en el bolsillo a los laburantes, y son amigos de los que manejan la economía en el país. No quiero hablar mal de mi rival, pero hay una cosa que no me gustó nada. Inauguró un supermercado Coto en Tigre, con el dueño (de esa cadena), Alfredo Coto, y decía que era su ‘gran amigo’, que le consultaba antes de tomar decisiones importantes. Yo no quiero un ministro de Economía que sea amigo de los formadores de precios. Quiero que los controle.

-Días atrás, Malena Galmarini -esposa de Massa- dijo que votar a Grabois es “tirar el voto”. ¿Cómo tomó estos dichos?

-Eso del voto me parece un poco tonto, ¿no?, porque no nos sobra ningún voto. No es que Unión por la Patria está arrasando. No me pareció muy inteligente. Después, lo que sí me dolió es que haya dicho, también en esa entrevista, que los cartoneros no son trabajadores. No puedo aceptar ni permitir ese retroceso ideológico que es el desprecio hacia ese sector.

-¿Pudo hablar de este tiempo con Cristina? ¿Qué rol tendrá en los próximos cuatro años?

-Yo tengo una relación muy linda con Cristina, que va más allá de lo específicamente político electoral. Cristina marca determinadas orientaciones estratégicas con las que yo coincido. No te voy a decir en el 100% (de las veces), porque pertenezco a otra generación. La generación de Cristina se formó con el pleno empleo, era la generación de la movilidad social ascendente: el papá era colectivero, y ella, abogada. Ahora estamos en la situación de movilidad social descendente. O sea, hay que encontrar formas creativas de resolver los nuevos problemas de nuestro tiempo. Y eso no quiere decir que Cristina no sea creativa pero me parece que no hay que pedirle todo a ella. Y en la conducción política no hay mando; hay persuasión. La orientación que plantea Cristina, en términos estratégicos, nos persuade. Después, tenemos nuestra forma de expresarla desde la táctica, que es no aceptar que el candidato que hegemoniza el discurso de la coalición sea una persona que, por su trayectoria y sus expresiones, se parece más a un neoliberal que a un dirigente del campo nacional y popular.

-Ante la gestión de Massa en Economía, ¿piensa que puede aportar las soluciones que necesita el país?

-Yo creo que ha sido una gestión bastante mala, ¿no? O sea, hay dos millones de pobres nuevos en un año. Hay una inflación superior a la de la época de (Martín) Guzmán. No hay un acuerdo con el Fondo Monetario que podamos decir: mejoramos las condiciones anteriores. Entonces, no veo una buena gestión. Sí reconozco que asumió un momento de crisis, y eso tiene su valor. Pero creo que el éxito de una gestión se mide por sus resultados. Y por ahora los resultados no son muy buenos. Siempre hay argumentos para explicar los malos resultados. Pero la única verdad es la realidad, y la realidad es que nuestro pueblo la está pasando mal. Nosotros venimos del proceso de endeudamiento más acelerado de la historia de nuestro país, que deriva de una estafa, no de un préstamo. Es cierto que hubo una gran sequía este año, por lo cual hubo una reducción de la actividad económica. También un proceso inflacionario mundial a partir de la guerra entre Ucrania y Rusia. Pero nada de eso explica un aumento tan grande de la pobreza en Argentina. Lo explica la falta de políticas redistributivas adecuadas.

-Es crítico del Poder Judicial. Habló de “planeros VIP de los tribunales” y de la “mafia judicial”. ¿Qué propuestas tiene para mejorar la Justicia?

-Tengo una propuesta de aplicación de inmediata, que implica por lo menos que no tengan beneficios ilegítimos, como la exención al Impuesto a las Ganancias. Eso nos sale a los argentinos prácticamente lo mismo que todo el programa Potencial Trabajo, del que viven 1,2 millones de personas. Después, hay algo que tiene que ver con el control. En algún punto, el poder político, tanto el Ejecutivo como el Legislativo, lo tiene cada dos años, cuando hay elecciones. El Poder Judicial no lo tiene. Pero no solamente no se elige, sino que nadie sabe quiénes son los jueces, cuántas horas trabajan, ni hay estadísticas. Un proceso penal, por ejemplo, no puede estar abierto ocho años. Entonces, un órgano de control sobre la efectividad y eficacia del trabajo judicial, es uno de los puntos fundamentales. Y, desde luego, hay que hacer una enorme reforma judicial.

-Hay candidatos que proponen eliminar los planes sociales. ¿Qué piensa al respecto?

-Hay un mito con relación a los planes, y es que la gente no trabaja. Otro mito es que los planes explican el gasto público, pero lo que llaman “planes” no llega al 1% del presupuesto. El problema fundamental, que sí existe, es que hay arbitrariedad en su distribución; que a uno le toca y al otro no. Y toda política de naturaleza socio laboral tiene que ser una política universal. Nosotros planteamos un programa que llamamos Salario Básico Universal, y proponemos que se garantice que no haya indigencia en la Argentina. Saldría un puntito y medio de presupuesto, y con (la eliminación de) las exenciones impositivas a los jueces, ya está (cubierto). Acá, en Tucumán, a veces se quejan algunos empresarios de que no consiguen trabajadores “golondrina”. Pero, hermano, si querés que alguien trabaje, pagale lo que corresponde. La Asamblea del Año XIII abolió la esclavitud, pero algunos no se dieron cuenta. Siempre hay que pensar que, para que una sociedad mejore, hay que mejorar las condiciones de vida de los laburantes; no mejorar las condiciones de los grandes grupos económicos para obtener mayores ganancias. ¿Se pueden armonizar los intereses de las partes? En algunas cosas, sí; en algunas cosas, no. Si la Argentina tiene estabilidad social y política, va a tener estabilidad económica. Pero después, a los que quieren tener ganancias exorbitantes sobre la base de la explotación, y bueno, hay que enfrentarlos. Nadie quiere atentar contra su derecho de propiedad ni su derecho de hacer negocios. Sí contra la pretensión de explotar salvajemente a los demás.

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