El crimen del ciclista Guillermo Romero, ocurrido el sábado poco después de la medianoche en la zona del puente Barros, causó conmoción de los vecinos y dejó varios interrogantes acerca de la seguridad en uno de los accesos a la capital, por el que circulan miles de personas a diario. Hasta ahora no hay respuestas a los interrogantes suscitados, que han dado lugar incluso a una protesta de ciclistas ayer a la siesta en la zona de la tragedia.
El sábado, pasada la medianoche, el ciclista circulaba por el último tramo de la avenida Gobernador del Campo, al este de la capital. Al llegar a la zona de la rotonda que está ubicada al frente de una estación de servicio, fue atacado por un joven que lo agredió con un palo en la cabeza para quedarse con el rodado. Los vecinos dijeron que el delincuente salió de la nada y trató de detenerlo, pero como el ciclista no lo hizo, directamente le pegó con un garrote que tenía en la mano. Según un testimonio, fue llamativo que nadie haya visto nada, a pesar de que a esa hora hay bastante movimiento por la zona. La víctima del robo fue atendida y llevada al hospital, donde falleció el lunes. Pudo identificar al agresor, un joven conocido por los vecinos como un adicto a las drogas que antes, ese sábado, habría intentado robar un celular a una pareja y derribar a un motociclista con el mismo palo, sin lograrlo.
Este sector, ubicado entre la capital y Alderetes, es una típica “tierra de nadie”, sobre la que no parecen tener jurisdicción los municipios ni la misma Policía. “Aquí no se salva nadie. Hay que tener mucho cuidado con lo que ocurre, fundamentalmente de noche. Como estamos en el límite, no nos cuidan ni los policías de la capital ni de Alderetes”, dijo una vecina. Aunque hay una garita de seguridad cerca de la avenida -que se convierte en ruta pocos metros más al este- es un área muy mal iluminada, pese a ser intensamente transitada. Hay en ella actividades policiales de control durante el día o incluso de noche, pero no tiene controles constantes. Tampoco parece ser parte de una estrategia de seguridad en toda la zona, donde son frecuentes los ataques, sobre todo en la cercana autopista de Circunvalación, donde ocurrió hace pocas semanas el crimen de un policía que circulaba en moto. “Este es el camino obligado al aeropuerto Benjamín Matienzo, es decir el lugar por el que deben pasar los visitantes que llegan a la provincia”, explicó un vecino.
Correspondería que comience a delinearse una estrategia para cambiar las cosas en este acceso al gran Tucumán, así como en la zona de la autopista y en el sector del acceso por San Andrés, tan intensamente transitado y mal iluminado como este.