Por Benjamín Papaterra
20 Agosto 2023
FOTO LA GACETA/INÉS QUINTEROS ORIO
Tucumán fue una capital regional del rugby con todas las letras. Espectadores de Salta y de Santiago del Estero, sumados a los locales, armaron una fiesta muy particular en la cancha de Los Tarcos. Banderas, fuegos artificiales, bombos y cánticos fueron los protagonistas de una jornada en la que Old Lions tocó el cielo con las manos.
Durante el desarrollo de los partidos, el estadio “Pablo Abelardo Zelarayan” y sus alrededores estuvieron colmados de actividades familiares: food trucks, stands de bebidas, exhibiciones de indumentaria deportiva y carpas con juegos infantiles fueron algunas de las opciones que el público pudo disfrutar.
Más allá de ello, el corazón de la fiesta estuvo en las tribunas. La “23” -la hinchada de Santiago Lawn Tennis- le puso color a la final del Regional Ascenso, ya que contó con más de 500 entusiastas integrantes. Según las explicaciones de los fanáticos del “gallo” santiagueño, utilizan ese nombre porque representan a ese “jugador extra” del plantel convocado para disputar un partido y le brindar un plus al equipo con su aliento permanente.
En tanto, los fanáticos de Gimnasia y Tiro -que tuvieron una presencia similar- colgaron banderas haciendo alusión a su apodo: “albo”. Su utilización hace referencia al predominio del color blanco en las camisetas.
Una vez que Santiago Lawn Tennis liberó el festejo, uno de los fotógrafos del club hizo una breve reflexión sobre el rugby en su provincia: “es histórico que dos equipos santiagueños estemos en estas instancias. Sobre todo porque no tenemos tanta competencia interna. Incluso, hay clubes que no tienen infantiles y muchos jugadores se van porque viajan a otras provincias para estudiar. A pesar de todo, este campeonato es la fiel prueba de que seguimos compitiendo y en Santiago sigue existiendo talento”.
Claro que al plato fuerte de la tarde lo sirvieron los hinchas de Old Lions y de Los Tarcos que colmaron el estadio en la final del Regional “Copa Banco Macro”. Con impactantes recibimientos llenos de papelitos, bengalas y chicos con el pelo pintado dieron paso a una final electrizante.
FOTO LA GACETA/INÉS QUINTEROS ORIO
El local colmó la tribuna principal y contó con el respaldo de más de 4.000 personas que anhelaban festejar el decimoquinto campeonato. En tanto, más de 1.500 camisetas azules se hicieron presentes en la casa de los “rojos”, un grupo que se hace conocer como la “Banda del Chiri”.
“Yo era un jugador de la Intermedia y muchos de mis amigos venían a alentarme haciendo canciones. Poco a poco se fue sumando más gente de las juveniles y se terminó formando esta hinchada”, contó el “Chiri”, aunque aclaró que hoy en día ya no practica el deporte.
“Cada vez que jugamos fuera de la provincia me encargo de buscar los colectivos, juntar a la gente y llevar los instrumentos. Siempre hacemos fiesta de visitantes y vinimos aquí a hacer historia”, dijo en la previa al partido.
Una de las felices coincidencias de las parcialidades fue que no hubo cánticos con animosidad para los rivales. La decisión de las hinchadas terminó siendo fundamental para mantener la paz durante la jornada.
Asimismo, se debe recalcar la poca presencia de efectivos policiales para un evento que contó con la presencia de 8.000 concurrentes entre los diferentes partidos que se disputaron a lo largo del día.
Una vez que sonó el pitido final, y con las emociones a flor de piel, los jugadores corrieron a la tribuna visitante para fundirse en abrazos con hinchas y familiares. Así, se escribió una nueva hoja de la historia del rugby norteño, donde los “leones” cambiaron la historia con su conquista.
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