En Tucumán no hay suficientes árboles para protegernos

Aunque la provincia es el "Jardín de la República", la cantidad de árboles no llega a cumplir los requerimientos para una ciudad saludable.

PRIMAVERA ANTICIPADA. Los lapachos ya adornan, como cada año, diferentes puntos de la provincia. PRIMAVERA ANTICIPADA. Los lapachos ya adornan, como cada año, diferentes puntos de la provincia.

Producen oxígeno, filtran el aire, proveen refugio y alimento para especies animales, regulan el clima y almacenan carbono, lo que ayuda a mitigar el cambio climático. Pequeños o grandes, los árboles son una máquina viva llena de beneficios. Son cruciales para mantener el equilibrio de los ecosistemas y para sustentar la vida en la tierra. Por eso es tan importante conocerlos, entenderlos, respetarlos, cuidarlos y plantarlos.

Ayer se celebró el Día Nacional del Árbol, una fecha establecida para concientizar sobre la importancia de estos seres vivos y para militar por un freno a la deforestación y a los efectos del cambio climático. Según un relevamiento reciente de Greenpeace Argentina, en el primer semestre del año, en el norte de nuestro país se deforestaron 51.600 hectáreas, un 25% más que en el mismo periodo el año pasado. La principal causa -explicaron- es el avance de la frontera agropecuaria para ganadería y soja.

“La deforestación provoca desaparición de especies, cambio climático, inundaciones, sequías, desertificación, enfermedades, desalojos de indígenas y campesinos, pérdida de alimentos, medicinas y maderas. Estamos ante una evidente emergencia climática y de biodiversidad que nos obliga a actuar en consecuencia”, advirtió Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace. Según el documento, las provincias más afectadas son Santiago del Estero y Chaco, pero ¿cuál es la situación actual del arbolado en Tucumán?

Insuficiencia

A simple vista parece que somos privilegiados. Adónde quiera que vayamos, hay árboles: álamo, aliso, algarrobo, cebil, cedro, jacaranda, lapacho... la lista es larguísima. Algunos llaman más la atención que otros, sí, pero hay muchos. ¿Son suficientes? La respuesta es un rotundo no, aseguró a LA GACETA el ingeniero Pedro Buiatti, de la Asociación Amigos del Árbol (SAA). “La situación del arbolado en Tucumán no es buena. Es insuficiente y el mantenimiento es bajo; es un problema que se viene acarreando hace décadas, no es culpa de una administración o de otra. El arbolado tucumano siempre careció de presupuesto -explicó-; sí hay algunos municipios como Tafí Viejo o Concepción que están tomando medidas, pero en general el presupuesto es escaso para la importancia que debería tener el arbolado, clave para luchar contra el calentamiento global”.

El experto indicó que no existen cálculos respecto a la cantidad de árboles que hay. “Se necesita hacer un inventario en toda la ciudad, para contar cuántos hay, y más tarde hacer un censo, para tener una ficha técnica de cada árbol”, añadió. Rubén Bulacio, presidente de la Fundación Forestar (@fundacionforestar), explicó a este medio que se recomienda, por habitante, entre 10 a 15 metros cuadrados de árboles. “Según algunas estimaciones, en la provincia no se llega a más de cuatro o cinco metros; la tercera parte de lo que necesitamos -expresó-; tenemos el sello de ser el Jardín de la República, nacimos con una gran abundancia, y es quizá esa la razón por la que no cuidamos lo suficiente ni valoramos lo que tenemos”.

Necesidades

Buiatti comentó que la visión con la que se organizó originalmente el arbolado en la provincia fue puramente ornamental. “Se elegían árboles de hoja caduca, para tener un invierno soleado y veranos cubiertos de sombra. Pero hoy la misión del árbol es otra; es un nuevo paradigma. Deben mirarse los árboles con criterio medioambiental, para aprovechar sus cualidades y para frenar el cambio climático”, dijo.

Y a eso hay que apuntar. “El problema del arbolado está en el presupuesto. La gestión municipal es ineficiente, y los árboles se mutilan. Además, el vecino no entiende que el arbolado es un servicio público y muchas veces los podan sin preguntar. Y esa es la clave: para enfrentar el cambio climático, es menester y obligatorio que se tenga en cuenta el arbolado bajo políticas de estado y que se gestione como un servicio público”, definió.

En eso también coincidió Bulacio. “El cambio climático lo tenemos en nuestras narices. Ya hemos tenido calores insoportables y los extremos vana ser cada vez más contundentes. Para conseguir que la gente quiera los árboles, hay que lograr políticas de estado: que las escuelas visiten los viveros, que los chicos aprendan cómo se hacen los árboles. Esa es la forma en la que los ciudadanos van a entender que los árboles no son un simple palo -reflexionó-; y a esas medidas hay que pensarlas a largo plazo, no para realizarse durante un gobierno de turno”.

Comentarios