Un cura sancionado dio una misa en su casa: “delito de cisma” en Concepción

Preocupación de los obispos ante la actitud de un sacerdote de abandonar la institución. Advertencia a los fieles que lo sigan.

MOLINA. El padre cuestionado por la Iglesia Católica. MOLINA. El padre cuestionado por la Iglesia Católica.

Una dura advertencia lanzó ayer la Iglesia tucumana sobre las consecuencias canónicas y espirituales que tendrá la decisión del sacerdote carismático Daniel Molina de abandonar esa institución e incorporarse a la Iglesia Vetero Católica Apostólica No Romana. El aviso también alcanza a los fieles que adhieran a la organización religiosa de la que ahora forma parte.

“La decisión del padre Daniel Molina lo hace incurrir en el delito de cisma, lo que significa, ruptura de la comunión con la Iglesia y por el mismo se aplica la excomunión. Del mismo modo, todos los fieles que acompañen la decisión del sacerdote, incurren en similar delito, rompiendo la comunión eclesial”, sostiene un comunicado firmado por monseñor Carlos Sánchez, arzobispo de Tucumán, monseñor José Antonio Díaz, obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción y monseñor Roberto Ferrari, obispo auxiliar de Tucumán.

La determinación de Molina se instrumentó luego de que el obispo Díaz lo suspendiera 10 años para el ejercicio de su ministerio al final de un proceso canónico al que fue sometido como respuesta a denuncias por abuso sexual recibidas en su contra. Este juicio fue ordenado por la Santa Sede y para resguardar la imparcialidad, el tribunal estuvo conformado por jueces ajenos a la diócesis local. Este había recomendado la pena máxima que corresponde a la pérdida del estado clerical, pero merced a la intervención del obispado se redujo a una suspensión de 10 años. Molina ejercía su ministerio en la Iglesia de Villa La Trinidad cuando el obispo Díaz le dio a conocer la suspensión. Solo quedó autorizado a celebrar misa de manera privada, sin participación ni presencia de público.

Sin embargo, la semana pasada Molina, reacio a aceptar la sentencia, negando las acusaciones y poniendo en duda el rigor de la investigación en su contra, presentó su renuncia a la Iglesia a que pertenecía ante el obispo Díaz. “Busqué la forma de seguir el camino de servir al Señor, porque él me ha dado el carisma de poder ejercer el sacerdocio de otra manera y encontré este espacio de la iglesia Vetero- Católica Apostólica No Romana. Es decir, no depende de Roma, es misionera y las misas no son en templos sino en casas de familias”, explicó.

“No tiene un registro de culto pero si libertades para transitar por donde está la iglesia unida. Hoy la estamos haciendo conocer públicamente en este espacio porque ya no pertenezco a la diócesis después de elevar la renuncia al Papa Francisco”, añadió. Molina habló con la prensa luego de practicar su primer oficio el domingo en casa de una familia de “La Perla del Sur” ante una nutrida concurrencia.

“Decidí comenzar este camino que el Señor me estaba indicando que había que seguir, proclamando la palabra, bendiciendo y haciendo oraciones por los enfermos. Hay un solo Dios que seguimos, proclamamos la misma fe, la única diferencia es que no es romana y no dependemos del papa ni del obispo”, precisó. “El ritual es el mismo, con similar lectura, estructura y sacramento. Lo único es que no nombramos al obispo ni al Papa”, remarcó.

De la Iglesia

“Frente a la pública decisión del padre Molina de separarse de la Iglesia Católica Apostólica Romana, para incorporarse al grupo conocido como Iglesia Vetero-Católica , los obispos de Tucumán como padres y pastores del pueblo de Dios nos vemos en la obligación de advertir a todos los fieles sobre la gravedad y consecuencia espiritual de los actos que rompen la comunión con la iglesia”, dice el parte de la Iglesia tucumana.

Y agrega: “la comunión eclesial, fruto del Espíritu Santo, es el precioso tesoro que hemos recibido del Señor y que debemos cuidar sobre todas las cosas. Ciertamente el padre Molina fue exhortado, de diversas maneras, a no lastimar a la Madre Iglesia con un cisma. Su última respuesta fue que se trataba de una decisión indeclinable”. Enseguida advierte que la actitud del sacerdote lo hace incurrir en el delito de cisma, lo que significa ruptura de la comunión con la Iglesia y el mismo se aplica la excomunión. Del mismo modo todos los fieles que acompañen la decisión del sacerdote, incurren en el mismo delito, rompiendo la comunión eclesial”.

Los prelados sostienen que, no obstante, “esta dolorosa situación puede sanarse con un humilde y público acto de retractación que restituya la comunión dañada y los reincorpore a la Iglesia, que siempre los estará esperando”. “La censura eclesiástica no es una condena irrevocable sino que un doloroso llamado de una Madre a volver a la paz de la comunión, que está por encima de cualquier cosa”, recalcan. Finalmente, expresan que “como pastores preocupados del bien espiritual de los fieles, queremos exhortar a toda la feligresía a que no lastimen más el cuerpo de la iglesia con el escándalo de un cisma. Rezamos para que el espíritu santo ilumine al padre Molina y a sus seguidores para que con humildad vuelvan a la comunión plena con la madre iglesia, camino dejado por el mismo Jesucristo para alcanzar la salvación”.

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