Milei y la ilusión de un porvenir

¿Qué expresa desde el punto de vista subjetivo el triunfo del candidato Javier Milei en las primarias? Más allá de los análisis de politólogos, sociólogos, economistas y antropólogos, ¿qué perspectiva puede aportar el análisis de lo subjetivo en juego luego del asombro que esta elección generó en los argentinos?

JAVIER MILEI. El economista fue la gran sorpresa de las primarias abiertas JAVIER MILEI. El economista fue la gran sorpresa de las primarias abiertas
03 Septiembre 2023

Por Alfredo Ygel

Para LA GACETA - TUCUMÁN

El voto a Milei fue mayoritario y se extendió por el territorio del país abarcando tanto las grandes ciudades como a los pueblos pequeños, incluyendo las distintas clases sociales y las diversas categorías etarias, especialmente a los jóvenes votantes. Se trata de un fenómeno social que es necesario analizar como mensaje a fin de develar la verdad que expresa. El clima de caos que se manifiesta en el país con una inflación descontrolada, subas de precios permanentes, manifestaciones de violencia e inseguridad, la impudorosa búsqueda de privilegios de la clase política, su enfrentamiento permanente y la ineficacia en el encuentro de las soluciones de los problemas de los ciudadanos, crearon las condiciones para la búsqueda de “algo nuevo”, “algo distinto”, que brinde una salida frente al descreimiento generalizado. Con su oferta de acabar con la casta política, la dolarización de la economía y una motosierra para eliminar subsidios y planes sociales, destruir el Banco central, eliminar el empleo público, privatizando la educación y la universidad gratuita, Milei supo ofrecer al mercado de consumidores un producto apetecible. Con su apariencia de rockstar, sus cabellos desordenados, gestos violentos, un rostro a veces desencajado, supo seducir a un conjunto de votantes que expresaron con su voto el hartazgo y la desesperanza. El candidato Milei supo armar un producto interpretando el sentir y las aspiraciones de la mayoría de los argentinos, constituyéndose como salida y esperanza de cambio.

Así como los argentinos creyeron en Perón, Alfonsín, Menem, Cavallo, Cristina, del mismo modo que otros países encaramaron al poder con su voto a Trump o Bolsonaro, aparece este nuevo líder para ofrecer una ilusión al porvenir. Este objeto puesto en el lugar del ideal dice más de nuestras carencias que de sus atributos de estadista. Así como todo va mejor con la famosa bebida Cola, Milei ofrece acceder a ese dólar tan anhelado, lograr que se vayan todos, frenar la inflación. Es la masa la que, a partir de su falta, estructura un ideal que el líder viene a llenar con el producto que ofrece

En 1553 el joven abogado de 23 años Etienne de La Boetié, en tiempos de la monarquía absoluta, escribe un ensayo que titula “Discurso de la servidumbre voluntaria” también llamado “el contrauno”. En este texto La Boetié se dirige al pueblo advirtiéndole que el poder absoluto no existiría si los sometidos no le otorgaran poder al amo. Su tesis central es que son los sometidos quienes sostienen el poder del tirano, del amo, o del grupo gobernante, estructurando así una servidumbre voluntaria. En pleno siglo XX Sigmund Freud, el creador del Psicoanálisis, en sus trabajos sobre la Psicología colectiva se inscribe en la tradición de La Boetié al hacerse esta pregunta: ¿qué lleva a los hombres a someterse voluntariamente a un amo? Explica que una masa se constituye cuando se reúnen los individuos sustituyendo el ideal de cada uno por un ideal común a través de lo cual idealizan a un líder. De este modo se identifican entre sí constituyendo la sociedad de hermanos. Idealización del líder e identificación entre los miembros son los mecanismos estructurales que determinan de formación de la masa social.

El ser humano en momentos de angustia o peligro, ante la sensación de fragilidad y desamparo apela a mecanismos providenciales convocando a un padre imaginario ideal que le brinde alivio y sostén. Convoca a un Uno que le garantice una completud perdida ante aquello que le provoca un agujero en su existencia. Situaciones de pérdida de seres queridos, enfermedades, vivencias traumáticas remiten al estado de indefensión originaria, el hilflogiskeit freudiano, que se hace necesario abolir neutralizando ese vacío. Al mismo tiempo, y paradójicamente, el sujeto apela también al llamado a un padre terrible que castigue y fustigue. Dicha convocatoria obedece a lo que se denomina masoquismo originario, a la vivencia de estar sometidos por un otro que ostenta un poder sobre el sujeto y puede someterlo a su antojo.

Esta convocatoria a un padre en sus dos caras, como padre ideal y padre terrible también sucede en las masas sociales. En momentos de crisis y conmoción, allí donde se presenta una inestabilidad en el tejido social una sensación de inermidad se apodera de hombres y mujeres. Hambrunas, guerras, crisis económicas, pestes, desastres naturales, inflación descontrolada, reeditan esta vivencia de desamparo que remite a los tiempos de la infancia donde el cachorro humano se encuentra indefenso y depende de la protección de padres y adultos. El llamado a un Uno que protege, auxilia, y al mismo tiempo castiga, parece ser la condición que asegura una ilusión al provenir. Lo que el candidato Milei vino a poner en evidencia, una vez más, es la inevitable fragilidad de los seres humanos  y su tendencia a buscar salidas ilusorias que le aseguren un porvenir. Encuentran así en la adhesión a ciertas figuras ideales una posibilidad de solución a sus problemas. Seguramente esto terminará, una vez más, en el fracaso y la decepción.  Destino inevitable al que arriba toda ilusión cuando se liga a semblantes imaginarios que prometen una vida feliz, sin esfuerzo para alcanzarla.

Quizás este tiempo de conmoción nos incite a estar advertidos de esta tendencia que anida en el ser humano a encontrar salidas en un Uno que lo salve de las problemáticas que depara la existencia. Cuando Dora, la célebre paciente de Freud, fue llevada a la consulta del creador del Psicoanálisis buscando alivio a los síntomas histéricos que padecía, este le pregunto: “¿qué tienes que ver tu con el desorden del que te quejas?”, remitiéndola a que interrogue su lugar en aquello que padecía. Retomar la pregunta freudiana constituye la posibilidad de desprendernos de soluciones ideales que, cual espejos de colores, nos ofrecen algunos líderes salvadores para hacernos cargo de aquello que sufrimos, disponiéndonos así a realizar acciones transformadoras de lo que nos depara malestar y sufrimiento tanto en el plano individual como en lo social.

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Alfredo Ygel - Psicoanalista. Miembro del Grupo de Psicoanálisis de Tucumán.

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