La cuarta pata de una endeble mesa oficialista

Alberto Fernández no aparece en escena. Y, cuando lo hace, en vez de inquietar la oposición, el presidente de la Nación hace temblar al oficialista Unión por la Patria. El paradero de la vicepresidenta es desconocido. Cristina Fernández de Kirchner no quiere asomarse por la ventana electoral, ni siquiera para apoyar a quien nominó como ministro de Economía de una Argentina en crisis. Sergio Massa intenta mantenerse a flote en medio de un mar de incertidumbre con medidas populistas que se adoptaron después de devaluar en más de un 20% el poder adquisitivo de la sociedad argentina. ¿Qué apoyo le queda al candidato presidencial justicialista en la mesa de poder real de la política? La liga de gobernadores peronistas y los aliados, que han constituido la cuarta pata de esa mesa y que, en muchos casos, no han sido gratificados por la Casa Rosada. Es precisamente ese conglomerado de mandatarios, afectados por el huracán Javier que asoló en las PASO. Ninguno de ellos quiere ceder poder territorial y, convencidos o no, deben encolumnarse tras la figura del líder del Frente Renovador.

En los meses previos a las internas abiertas, Massa cosechó apoyos aislados de gobernadores a su propuesta electoral. De hecho, algunos de ellos como el santiagueño Gerardo Zamora, el catamarqueño Raúl Jalil y el riojano Ricardo Quintela exteriorizaron su adhesión cuando dentro del oficialismo había varias fórmulas en pugna. Ahora se le presenta la oportunidad de estar con casi todos los mandatarios peronistas. Al menos eso es lo que pretende el tucumano Juan Manzur en la previa del acto del sábado que se constituirá en una suerte de plataforma de relanzamiento de la fórmula Massa-Agustín Rossi, en el Hipódromo de Tucumán.

El peronismo tiende a acomodarse. Las viejas dispuestas del ayer terminan siendo las grandes alianzas del mañana. Manzur puede dar fe de ello. Aquellos tres colegas que propiciaron la postulación del tigrense en su momento fueron sus grandes aliados. Hoy vuelven a serlo. ¿Por necesidad? Tal vez. ¿Por conveniencia? Algo más probable. Con los viejos o los nuevos actores, la liga de gobernadores justicialistas es un factor de poder en el presente y en el futuro. Massa lo sabe y por eso limó asperezas con Manzur para que se convierta en uno de los armadores de la campaña que se viene rumbo a las presidenciales del 22 de octubre. Javier Milei también sabe que, si llega a la Presidencia, estará obligado a negociar con esos mandatarios por el bien de la gobernabilidad del país. Patricia Bullrich tiene más experiencia en esas lides. Con Mauricio Macri en el poder, ella cosechó respeto en la mayoría de ellos. Eso se evidencia en la campaña, donde los gobernadores no son tratados como señores feudales, sino que se circunscribieron a aquello que el libertario denomina “la casta” o la ex ministra de Seguridad los considera como los “gestores de la pobreza”.

Si el líder de la Libertad Avanza no recluta un ejército de voluntarios para constituirlos en fiscales de mesa y si la presidenta del PRO no cosecha verdaderas alianzas dentro de su coalición, es muy probable que el peronismo recupere su capacidad de recolección de votos en el interior, como una forma de revertir el duro cuadro electoral que pasaron en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto pasado.

El proyecto de Presupuesto para 2024 puede ser demasiado generoso para las provincias de signo justicialista. ¿Quién de alguno de los tres candidatos a presidente está dispuesto a recortarle fondos? ¿Habrá una reacción corporativa si eso sucede? Las provincias necesitan fondos, demasiado dinero, para atender el creciente gasto público. El ajuste es inexorable, pero no todos los distritos aplicarán la tijera a las erogaciones improductivas.

A menos de dos meses de culminar su segundo mandato, Manzur amplió el presupuesto vigente, con el fin de incorporar el mayor gasto salarial. Con esos reajustes, se ha convertido en uno de los integrantes del reducido “Club de los gobernadores de más de un billón de pesos de presupuesto”. Osvaldo Jaldo no debe estar para nada tranquilo. La Legislatura que preside tendrá que convalidar ese incremento de las erogaciones que, según el Ministerio de Economía, no se convertirá en deficitario al cerrar el ejercicio anual. El problema arrancará apenas inicie 2024. Hoy la partida de Gasto en Personal supera el 65% del total de las erogaciones corrientes de la provincia. En otros términos, ese ítem no puede ser ajustado bajo ningún punto de vista porque, de otra manera, implicará el resurgimiento de las protestas estatales callejeras. Además, el Poder Ejecutivo se acostumbró a vivir de los anticipos. Tanto el Gobierno nacional como el agente financiero de la provincia le otorgan recursos apenas se inicia el mes para pagar las más de 110.000 boletas de sueldo de los estatales y se los descuentan en el mismo mes de la coparticipación y otros ingresos adicionales que recibe Tucumán.

La visita de Massa, en este contexto financiero, también busca asegurar paz financiera más allá de la transición institucional en Tucumán. Manzur viajó anoche a Buenos Aires, donde participó de una cena con protagonistas institucionales de este momento de la Argentina. Nadie quiso arriesgar nombres de los comensales, pero sí se sabe que son líderes en cada una de sus actividades. Hoy desayunará con los referentes del Movimiento Evita, a quienes invitará al mitin del sábado en Tucumán. Jaldo, en tanto, sigue en etapa de recuperación en Buenos Aires, tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido. Se prevé que el próximo martes regrese a la Provincia para comenzar a delinear lo que será su gabinete. Hasta ahora, el ministerio clave para su gestión tiene nombre asignado: Darío Monteros en Interior. En Economía sigue la danza de los nombres y, de unificarse con Desarrollo Productivo, se prevé que Fernando Solórzano, actual secretario de Hacienda, asuma la titularidad del área económica, flaqueado por Pedro Sandilli (Hacienda) y por Eduardo Castro (Producción). Las hipótesis están dadas en un escenario de crisis como el actual con un jefe de Estado de signo opositor o de más tranquilidad, si Massa llega a la Presidencia.

En tanto, el vicegobernador electo y actual ministro del Interior, Miguel Acevedo, tiene previsto definir hoy los detalles de la organización del mitin encabezado por la fórmula presidencial de Unión por la Patria. La idea oficial es llevar a alrededor de 25.000 militantes al predio ubicado en cercanías del Parque 9 de Julio, aunque la movilidad es el principal problema. ¿La razón? La contratación de colectivos en medio de una crisis en la actividad. Los intendentes son los que deben hacerse cargo de esa movilidad, según trascendió y más de uno se encontró con inconvenientes para hallar unidades disponibles que no sean de las líneas de transporte urbano e interurbano de pasajeros.

La pata de poder de los gobernadores se complementará con la liga de intendentes cordobeses y con senadores y diputados encabezados por el senador José Mayans y por la titular de la Cámara Baja, Cecilia Moreau. También asistirá la cúpula de la CGT y parlamentarios del Norte Grande. Sin Jaldo en Tucumán, Manzur pone a prueba su capacidad de movilización, algo que en las PASO no exteriorizó. Puede convertirlo en armador oficialista más allá del Norte Grande si logra impresionar al massismo o, por el contrario, cerrar otro ciclo en su vida política. Una apuesta a todo o nada.

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