Alejandro Dolina llega al Mercedes Sosa con "La venganza será terrible"

El emblemático programa de radio saldrá al aire desde Tucumán. Reflexiones, música querida y mucha risa.

Alejandro Dolina llega al Mercedes Sosa con La venganza será terrible

La medianoche pide el descanso del ruido diurno, lejos de las pantallas. Entonces la vieja radio produce la magia. El mago es Alejandro Dolina, y sus adláteres son Patricio Barton y Gillespi.

Cada hechizo radial de dos horas culmina con -más- música del Trío Sin Nombre, que integran Alejandro Dolina, Martín Dolina y Manuel Moreira.

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El nostálgico vals “Penas de amor”, de Fritz Kreisler, que abre el telón del programa sonará antes hoy, a las 21, y desde el escenario del teatro Mercedes Sosa (San Martín 479) porque “La venganza será terrible” y en vivo.

Como siempre, Dolina desplegó saberes, sutileza e ironía con LA GACETA.

- ¿Hay oyentes y seguidores de los primeros tiempos?

- Algunos quedan, otros se han incorporado ahora y otros se han perdido en el tiempo. Como era de esperar en un programa de tantos años, la audiencia se ha ido modificando. No tenemos tantos jóvenes como antes, por la simple razón de que quienes eran jóvenes antes han crecido, lo cual resulta inevitable (se ríe). Y tenemos algunos jóvenes que se han incorporado ahora, con la experiencia de habernos descubierto hace un año o hace una semana. Pero en general el target de nuestra audiencia se ha hecho, con el paso el tiempo, más grande. No sé si ello nos ha modificado en algo, porque hay programas dirigidos a la juventud y hay otros dirigidos a gente mayor. El nuestro se ha quedado en la mitad del camino, porque es la continuación de sí mismo. No sabemos cuál es nuestro propósito; pero quizá es mejor que uno haga un programa para uno mismo y que no esté pensando en circunstancias de mercado.

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- Siempre a la par del humor inteligente, la música y el sarcasmo aparecen la reflexión, el pensamiento, la literatura, la historia, en fin, la cultura...

- A eso aspiramos nosotros. A veces saldrá y a veces no. Pero calculo que hay un deseo, una cierta continuidad en el tiempo.

¡QUÉ TRÍO! Barton, Dolina y Gillespi, o la gracia de hacer un programa único e irrepetible cada medianoche.

- La estructura del programa se mantiene pese al cambio de partenaires, de personalidades y talentos bien distintos; no ha cambiado la esencia.

- Es verdad. Son gente con habilidades muy distintas, con distintos estilos, pero hay un cierto ADN del programa que se mantiene. Yo estoy muy contento con los integrantes nuevos. Se han ido acoplando muy bien, y son muy buenos compañeros. Tengo un defecto profesional: yo prefiero trabajar con amigos. Eso quizá no es tan bueno. Algunos pueden opinar que es preferible trabajar con gente profesional, entablar relaciones de trabajo más serias, pero nosotros tenemos unas condiciones de trabajo que son muy amistosas. Eso a veces genera alguna clase de problemas pero, en general, produce más alegrías que tristezas.

- Al margen de las dificultades se nota que hay una dinámica que funciona entre ustedes, porque si no sería imposible llevar adelante un programa cotidiano, a la medianoche y en vivo, que es una puesta en escena diaria.

- ¿Sabés? Los muchachos que se han ido del programa no lo hicieron por haber tenido inconvenientes ni conflictos sino porque ellos mismos han progresado, como el caso de Gabriel Rolón. O el de Guillermo Stronatti, que abandonó su costado artístico para abrazar otros haceres que lo han llevado a progresar.  

- Vía redes y apps ustedes reciben repercusiones de oyentes que los escuchan casi al mismo tiempo o tiempo después, en Argentina o en las antípodas.

- Claro. Nosotros hemos entrado en ese mundo, y nos hemos hecho cargo de todas sus ventajas y de algunas desventajas. Por un lado está la inmediatez de las comunicaciones con cualquier parte del mundo, y tener un área de cobertura prácticamente global. Por otro lado está la exposición del contacto con 300.000 locos y psicóticos que andan en las redes (se ríe). Pero nosotros tenemos una relación más bien mansa con ese universo.

- Es impresionante la diversidad de textos de que parten todos los programas, que ustedes presentan como “saqueo de bibliotecas”. ¿Cómo hacen?

- Es mucho trabajo. Cora Barengo (escritora), yo mismo y los muchachos estamos siempre atentos a que aparezca algún foro en donde podamos efectuar estos saqueos (se ríe).

- Siempre sorprende tu conexión intrínseca con la música.

- Es una conexión profesional, lo que pasa es que no me he dedicado con tanta asiduidad como la radio o como la literatura. Y ni hablar de Gillespi y de los chicos del Trío Sin Nombre, que son recontramúsicos.

- ¿Hay programas similares en otros países o en Argentina?

- Hay algunos programas que hacen algo parecido.  En Madrid Nieves Concostrina hace un podcast en un programa de la Cadena SER, una sección llamada “Acontece que no es poco”. Son relatos de investigación histórica, muy interesantes. Pero a veces me da gracia porque encuentro cosas que nosotros ya hemos hecho. Bueno, así es la historia, no le pertenece a nadie. Nosotros no sólo hacemos historia, sino también mitología, historia del arte, de la música, etcétera. En Argentina, en la radio y en la forma en que lo hacemos nosotros, no, pero sí hay más que nada en los libros gente que está trabajando muy bien con eso, y que nosotros también oportunamente saqueamos (se ríe), ¿no?

- ¿Ustedes cambian la temática cuando van a lugares distantes de Buenos Aires, como Tucumán o Madrid?

- Puede ser que cambie, puede ser que no. Es cierto que a veces nosotros tomamos en cuenta, por personas amigas, asuntos de los que se habla en los lugares a donde vamos. O por ahí simplemente nos enteramos de las costumbres, de cómo se divierte la gente del lugar. Con esos pequeños datos se puede conseguir un acercamiento. Pero en general me parece que no es del todo necesario, que basta con que nosotros nos acerquemos para que se produzca una especie de anagnorisis, como diría la gente de teatro. Esto resignifica los contenidos. Creo que simplemente por el hecho de estar uno allí, la emoción de la visita, tanto en el artista como en el público, produce una sensación que es más fuerte que la del mero programa de radio de todos los días.

38 años en el aire

Los memoriosos recordarán las madrugadas, allá por 1985, cuando Adolfo Castelo, junto a Alejandro Dolina, hacían “Demasiado tarde para lágrimas”, por Radio El Mundo. En 1989 pasó a Rivadavia y se emitió hasta 1991. El programa eludió los géneros radiales tradicionales, con relatos históricos,  improvisaciones en clave humorística y pequeñas comedias musicales. Dolina llegó en 1992 a Viva FM con  “El ombligo del mundo”, junto a Castelo, Jorge Dorio y Elizabeth Vernaci. En 1993 Dolina se pasó a FM Tango, y el ciclo tomó el nombre de “La venganza será terrible”. En 1994, desde Radio Continental, se transmitía desde la bodega del Café Tortoni en vivo. El programa se emitió por FM Tango, Continental, Del Plata, Radio 10 y Nacional. Actualmente se emite por AM 750.

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