Extraordinaria y sobria aceptación de lo efímero

Lo que puedes hacer con el fuego, de Rafael Felipe Oteriño, es su poemario más reciente, acaba de salir. Sin embargo, paradójicamente, tiene la novedad de un libro primero. Irradia su poderosa energía, el fuego sagrado que anuncia su título, los desvelos acerca de los grandes temas que caracterizan a quien empieza a escribir. Y trasluce ese fervor iniciático que tanto agradece y fascina al lector, a ese lector que, como escribió Alberto Girri, completa al autor. Cualidades, dones, virtudes presentes en el poema que le da título al libro (y en todos los que lo integran), como una extraordinaria y sobria aceptación elegante de lo efímero, del tiempo virgiliano que “huye, irreparable”, de la muerte: “No, espejo, no hay lugar para lamentos, / ni quien los escuche”; “La casa pende de un hilo que está a punto de cortarse / el techo de las habitaciones roza las nubes / la potencia del calefactor se marchita / y solo quedan en la cocina breves destellos de luz”.

En el poema “Días de marzo”, el autor sigue de largo enunciando la vida, no sólo lamentándola, sino alabándola precisamente por lo efímera, por la generosa impermanencia de sus bienes: “Las medallas, los escapularios, las fotografías enmarcadas, / el pincel, el block de colores, las pruebas de imprenta / el renglón subrayado y la alegoría detrás de él”; “¿Y qué más y qué más?”; “Lo mínimo, lo leve, la mano que cierra el libro, la que lo abre”.

El poemario de Oteriño trata de un vivir que es siempre un revivir: “Escribir es siempre reescribir / círculo que se reinventa”. Porque: “He aquí el júbilo de la naturaleza / retemplando la tarde: / cada protagonista en su delicia / lo finito y lo impostergable / haciendo las paces / en una sola, hospitalaria exclamación”.

En este libro la razón de la lectura es su relectura, como en cada uno de los poemarios de Rafael: El invierno lúcido, Rara materia, Eolo y otros poemas, Viento extranjero, por citar sólo algunos. Igual que en los ensayos Continuidad de la poesía, Una conversación infinita, entre otras publicaciones. En sus textos emana siempre una obra espléndida y a la vez inédita.

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Fernando Sánchez Sorondo