Turf: mucha gente trabaja para que el “Batalla” sea una fiesta

Son muchas las personas que se esfuerzan todos los días para que el circo hípico local brille en la reunión más importante del interior del país.

Turf: mucha gente trabaja para que el “Batalla” sea una fiesta FOTO LA GACETA/JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

No aparecen en el podio de los vencedores ni se llevan los aplausos del público que están en las tribunas. Pero  no hay dudas de que no dejan detalles librados al azar. Trabajan todos los días en los preparativos para que el circo hípico de avenida Irineo Leguisamo luzca en las mejores condiciones. Y para la jornada interprovincial del Gran Premio “Batalla de Tucumán”, que se llevará a cabo el domingo, se preparan de una manera diferente. “El objetivo es que el hipódromo esté siempre impecable, pero cuando se acerca el 24 de septiembre todos tenemos una incentivación extra. El Batalla es una motivación especial. Cada uno en su rol, queremos lucirnos para estas gran reunión”, contó Walter Daniel Díaz, uno de los encargados de la intendencia del hipódromo del “Jardín de la República”.

Ángel Francisco Guerra (54 años) es uno de los responsables del Cuarto de Jockeys, donde los jinetes se preparan antes de montar a los caballos para salir a la pista. “Nací en el hipódromo, al igual que todos mis hermanos. Desde chico me desempeñé como peón de Rodolfo Lancelotte y hace 18 años que soy empleado de la institución. Pasé por distintos sectores y ahora estoy cumpliendo esta función que me gusta mucho”, explicó “Machi”. “Con los jinetes somos como familia. Estamos todos los días juntos. Las jornadas de carreras es mucho más complicado, porque los jockeys están con la adrenalina a mil, prácticamente con varias horas sin comer para poder dar el peso y con la gran responsabilidad de salir a competir”, agregó.

“En el Cuarto de Jockeys cada jinete tiene su lugar para guardar sus pertenencias. Preparamos las monturas, los mandiles y tenemos que estar atento qué chaquetilla deben usar en cada competencia, según la caballeriza a la que pertenezca cada caballo”, indicó Guerra.

Juan Hipólito Brito (55 años) nació al frente del hipódromo y siempre estuvo ligado a la actividad turfística. “Primero fui peón de los caballos que entrenaba Daniel Catejón y a los 15 años debuté como jockey, profesión en la que me desempeñé durante tres años. Después fui galopador, domador y herrero. Hace 30 años comencé a trabajar como palafrenero los días de carrera y después pasé a la gatera. Actualmente, los días de semana reparto mis tareas en la gatera y el mantenimiento de las instalaciones”, dijo “Polo”, que es papá del jinete Francisco Brito.

“El Batalla es el evento más importante del año para todos y es por eso que nos preparamos de la mejor forma. El entusiasmo es generalizado”, agregó Brito.

Luis Véliz (38 años) es hijo del ex jockey José “Chichilo” Véliz y nieto del fallecido entrenador Nicasio Véliz. Desde hace 11 años es empleado del circo hípico. “En las primeras horas de la mañana me desempeño en la portería de ingreso de caballos a la pista y luego me encargo del mantenimiento de los boxes de espera, de la ducha, de la redonda y de toda la zona cercana al disco. Además colaboro en todo lo que me piden. Cuando se acerca el Batalla hacemos todos de todo, porque el objetivo es que el hipódromo esté en perfectas condiciones. Todos nos esforzamos para que así sea”, señaló “Lucho”.

No hay dudas de que muchos trabajadores del hipódromo llevan el turf en la sangre. “Toda mi familia, tanto paterna como materna, estuvieron siempre ligados a esta actividad. Mi papá, que ya falleció, fue el jockey Juan ‘Pila’ Díaz y mi abuelo fue entrenador. Por el lado de mi mamá, mi abuelo ‘Chicho’ Conticello, era el encargado de mantener la pista y el subintendente desde 1952. Vivía en la única casa que había adentro de las instalaciones. El Jockey Club le cedió el terreno y él la construyó. No tuve la suerte de conocerlo, porque murió de un infarto en 1965, mientras estaba trabajando en la zona de la tribuna popular del hipódromo. En la casa que construyó mi abuelo, también viví yo hasta hace 30 años. Los que trabajamos en esta institución la amamos y es por eso que todo lo hacemos con mucha pasión”, dijo Walter Díaz (45 años).

“El hipódromo es mi casa y siempre quiero que mi casa esté impecable. Y mucho más para cuando llegan las visitas, que en este caso será el público que seguramente colmará las instalaciones el domingo. Nos preparamos de la mejor forma para que la familia que vengan, puedan disfrutar a pleno de todas las instalaciones y para que los caballo se luzcan en la pista que está impecable”, concluyó Díaz.

La jornada del “Batalla”, gracias al esfuerzo de muchos trabajadores, está lista para ser la máxima fiesta del turf del interior del país.

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