También hubo emoción fuera de la pista

Miles de personas asistieron a esta nueva edición del Gran Premio Batalla de Tucumán.

Gran Premio Batalla de Tucumán Gran Premio Batalla de Tucumán LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
24 Septiembre 2023

Una vez más, el Gran Premio “Batalla de Tucumán” fue una verdadera fiesta para todos sus asistentes. Bajo una tarde nubosa con una temperatura agradable y más allá de las cuestiones deportivas, muchos encontraron la excusa perfecta para organizar una salida con sus afectos y salir de la vorágine cotidiana.

En una jornada en paz y sin disturbios, el Hipódromo alojó una verdadera fiesta de la familia. Una de ellas estaba compuesta por Enzo González, Yohana Rodríguez, Sabrina Juárez, Yésica Cisneros y René Gonzalez, quienes llegaron desde Garmendia. “Todos los años venimos en familia. No nos interesa tanto el hecho de apostar, pero sí es una buena forma de que los chicos salgan de la rutina”, contaron mientras tomaban mate en el césped. 

Una situación similar vivió Flavia Cortez. Con su hija de un año, asistió al evento por iniciativa de su pareja. “Él es de la zona y está bastante empapado del tema”, describió. En relación a la pequeña, aseguró que era la primera vez que iba. “Se divirtió porque ve muchos otros chicos y recién está empezando a interactuar”, dijo. 

Para algunos se trata de una tradición familiar. Francisco (de 75 años) y Eduardo Urueña (37), provenientes de Monteros, dan fe de ello.  “Toda su vida tuvo caballos y, en algunas ocasiones, competían aquí. A mí me trajo desde que tengo uso de razón”, contó Eduardo.  Aunque no descartó que es una buena oportunidad para poner a prueba su suerte. “Cuando se tiene se apuesta. Podes hacer ganar mucho dinero si es tu día. Pero todo depende del azar de cada uno”, enfatizó. 

Julio Cesar Moyano tampoco se quiso perder la fiesta. Acompañado por su familia, el canillita de Banda del Río Salí comentó que era la primera vez que asistía a esta carrera. “Significa mucho por la pasión que tiene la gente. Los animales son rapidísimos. Viene gente de otras provincias. Me parece algo maravilloso”, opinó. Su hijo Facundo se animó a dar una pequeña explicación sobre qué se debe hacer si se tiene en mente estudiar. “Primero se ve a los animales en la planilla y se estudia su historial. Si ganó o tuvo un gran rendimiento en alguna competencia. Ahí vos decidís por tendencia. Aunque también hay algunos favoritos”, expresó.

Quien se llevó una gran sorpresa fue Hilda Alvarado de 71 años. La mujer fue llevada por su yerno y descubrió una nueva afición. “Al evento siempre lo veía por lo que pasaban en los informativos, pero personalmente tenes otra adrenalina. Ves el ímpetu que tienen los animales y eso te sorprende”, sostuvo.

Otro caso de Roque Jorge Suárez, un hombre oriundo de la localidad de El Naranjo que se encontraba en silla de ruedas y que fue acompañado por su grupo de amigos de la infancia. “A pesar de que me amputaron las piernas, ellos saben que esto me gusta. Desde chico, siempre me atrajeron los caballos y desde hace 20 años que vengo. Incluso tenía algunos que competían en las cuatreras. Pero este es un evento totalmente distinto por la cantidad de gente que asiste”,  contó.

Raúl Pereira y Juan Soria son unos apasionados por las carreras. Según contaron, ambos crían animales para competencia de menor fuste. “Tuvimos caballos, pero para las cuadreras”, puntualizaron. Asimismo, explicaron que la principal diferencia radica en las distancias. “Además de conocer mejor a los caballos, la distancias son más cortas. El Batalla es una carrera larga y uno no sabe a ciencia cierta la resistencia de los animales que compiten”, señalaron.

Por otro lado, Juan estimó el dinero que una persona tiene que llevar si desea apostar para obtener una “buena ganancia”.  “Hay que traer $50.000 o $100.000. Ahora la plata cambió. Pero nosotros somos ‘medio pelo’ para jugar”, indicó.

Mientras algunos poseen amistades de años, para otros fue la oportunidad de generar nuevos vínculos. Frente a una de las pantallas donde se publicaban los resultados, Raúl Caravajal y Domingo Olaya se conocieron por “casualidad” y no pararon de charlar durante toda la tarde. Sin embargo, cada uno tiene una relación especial con el deporte.

“Vengo de Los Ralos y mis abuelos me criaron arriba de los caballos. A los 14 años, ya me encargaba de amansarlos. Pero hace 28 años que me mudé a la ciudad y cada vez que se hace el Batalla no pierdo la oportunidad de venir para estar en contacto con esto que me apasiona”, comentó Raúl.

Caso totalmente distinto es el de Domingo, quien vive en Las Talitas y encontró un sentimiento especial con esta carrera. “No tengo tradición con el deporte, pero vengo por la adrenalina que genera. Me impresiona la velocidad que tienen estos animales y, sobre todo, cómo lo vive la gente”, consideró.

A pesar de ser domingo, algunos decidieron no descansar y encontraron una oportunidad laboral. Además de disfrutar de las carreras, Patricia Catapano estuvo acompañada junto a sus hijos Germán Atencio, Patricia Atencio y Anabella Atencio ofreciendo productos propios de la disciplina, como gorros, cabezales o monturas. “Venimos de Mendoza. Tenemos una talabartería hace 30 años allá, donde fabricamos los productos. Se llama ‘Pura Sangre’. Pero desde que mi hijo vive aquí siempre venimos y traemos nuestro emprendimiento familiar”, explicó Patricia. “Si bien nacimos en Tucumán, crecimos allá. Tenemos una gran tradición con el turf: mi papá fue jockey y mi mamá fue cuidadora”, profundizó Germán.

Como punto negativo de la organización, se debe mencionar la escasa presencia de cestos residuales. Esto provocó que el predio quedará cubierto de botellas y papeles.

Al momento de la gran carrera, la gente se aglutinó en la pantalla principal frente al disco. Bajo el grito de “Vamos viejo nomás”, muchos de los asistentes apoyaron a sus candidatos. Más allá de ello, la emoción del “Batalla” también estuvo fuera de la pista. 

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