Guía para mirar el debate presidencial

Sabemos que en un encuentro de este tipo se exterioriza la posibilidad de percibir la templanza y las diferencias actitudinales de los candidatos, además de su personalidad.

El primer debate presidencial se realizará el 8 de octubre. El primer debate presidencial se realizará el 8 de octubre.
29 Septiembre 2023

Por Hugo Haime

Consultor político y vicepresidente de Alacop

La dirigencia política y parte de los electores están pendientes de los debates de los candidatos presidenciales con un interrogante clave: su impacto electoral. La tradición estadounidense mostró, desde el debate John Kennedy-Richard Nixon en adelante, que ese impacto existe tanto en lo electoral como en la imagen de los postulantes. Eso también quedó plasmado en la puja Hillary Clinton y Donald Tump, en la que él era el favorito de las encuestas y ella tenía el desafío de dar vuelta la tendencia. A Hillary le fue mal en el debate y ya sabemos quién ganó la presidencia de los Estados Unidos. 

Publicidad

La tecnología avanza a pasos agigantados. Al comienzo, el valor de la TV como gran trasmisora de imágenes más que de contenidos era prácticamente desconocido. Por eso a Nixon pareció no importarle tanto su aspecto. Resulta difícil medir el impacto electoral, ya que aquellos que miran en directo este tipo de compulsas tienen el voto decidido.

Hoy las redes y la TV pueden reproducir todo o parte de esos debates, generalmente editados, en los días posteriores y así llegan a los indecisos. Y aquí se plantea otro interrogante: ¿lo que acontece en un debate alcanza para definir una elección? No hay pruebas de eso en la Argentina. Si pensamos en el que protagonizaron Daniel Scioli y Mauricio Macri pasaron situaciones que hasta hoy se recuerdan. Por ejemplo, el líder de Cambiemos cambió de posición respecto de los planes sociales, de la situación de las empresas públicas y prometiendo que, durante su gestión, los trabajadores no pagarían el impuesto a las Ganancias. En teoría, todo eso le permitió captar la atención del electorado que se alineaba con Sergio Massa. Tal vez lo más recordado fue el beso “espontáneo” que le estampó a su mujer, Juliana Awada, mientras su contrincante (Scioli) estuvo solo durante unos pocos segundos en el escenario.

Publicidad

Podríamos decir que fue Macri quien tomó la iniciativa ante un Scioli que llegó a anticipar lo que sucedería económicamente si el PRO llegaba al gobierno. Sin embargo, la diferencia electoral no fue la que se esperaba. Se especulaba con 10 puntos en favor de Macri y la diferencia fue de un cuasiempate.

Carlos Menem no fue al debate y ganó. Sabemos que en un debate se exterioriza la posibilidad de percibir la templanza y las diferencias actitudinales de los candidatos, además de su personalidad. Más allá del coaching, nadie puede cambiarla ante las cámaras ni engañar al espectador. Sucede que, ante diversas situaciones, el carácter y la personalidad son similares aunque se los quiera disimular. Y eso es lo que se va a percibir. Para los expertos en estudiar imágenes, analizar su perfomance en un programa de TV o  en 10 es prácticamente lo mismo; por lo general su observado repite tics, gestos y hasta modos de decir las cosas. Por eso, para evaluar un debate, los expertos recomiendan tener en cuenta las siguientes dimensiones.

A) ¿El candidato logro cumplir con los objetivos que se había planeado?

B) ¿Mantuvo la iniciativa?

C) ¿Fue contundente en sus respuestas?

D) ¿Su vestimenta fue adecuada?

E) ¿Tuvo una gestualidad y expresión facial apropiada?

F) Su Tono, ¿fue de simpatía o de irritabilidad?

Le propongo que ponga su propio puntaje a cada candidato y decida quién ganó y, si mantiene su postura por alguna situación particular, si cambió o si, en definitiva, duda de su voto.

Comentarios