Una “no obra” que expone los mecanismos de creación

“La inestabilidad de las cosas (Otra forma de hacer ficción)” se presenta en el teatro Rosita Ávila.

CONSTRUCCIÓN EN VIVO. Actores, actrices y directores despliegan recursos dramáticos en “La inestabilidad de las cosas (Otra forma de hacer ficción)”. CONSTRUCCIÓN EN VIVO. Actores, actrices y directores despliegan recursos dramáticos en “La inestabilidad de las cosas (Otra forma de hacer ficción)”.

“No hay obra, no hay texto, solo una disponibilidad de encuentro entre actores/actrices y directores. Una experiencia que expone la búsqueda y el deseo de crear instantes de actuación”.

De esta forma se presenta “La inestabilidad de las cosas (Otra forma de hacer ficción)”, la propuesta que se verá hoy a las 21 en el teatro municipal Rosita Ávila (Las Piedras 1.550), dirigido por María José Medina y Sergio Prina, y con las actuaciones de Omar Bejar, Pichi Matías, Maximiliano Caldéz, Eleonora Cohen Imach, Lucía Dzienczarski, Luciana Galván, Ezequiel Martínez Marinaro, Camila Caram, Matías Minahk, Guadalupe Mothe, Camila Pláate, Anahí Guerra, Isaías Salvatierra y Torpedo Soria.

“Es una experiencia que invita al espectador a encontrarse con lo que se hace para llegar a la ficción. Se muestra el proceso de búsqueda, la vinculación humana para poder crear, el armado de algo y el fracaso también. Creemos que es una obra de investigación porque ponemos en escena, en un espacio espectacular, lo que llevamos investigando hace años: la actuación como práctica humana”, describe Medina en un diálogo con LA GACETA.

 - ¿Una “no obra”, como la definen, es una obra en sí misma?

- Nosotros decimos que es una no obra porque hay algo que no está definido y armado; por el contrario hay una incertidumbre en aquello que va a acontecer: no tenemos textos, no hay acciones ficcionales predeterminadas, no hay personajes definidos. Todo lo que se ve, se busca en el momento, se improvisa. Lo que sí está entendido entre quienes participamos son los códigos y las dinámicas. Hay un entramado vincular también que habilita poder buscar, eso es lo único que sabemos que tenemos para actuar. Por lo tanto, la no obra se vuelve obra en su condición de proceso, de obra abierta. No tenemos texto base. Solo acuerdos formales, de juego con el cuerpo, la percepción, la sonoridad. Con estos actores indagamos en lo que llamamos tonos de actuación y de ahí devienen los textos improvisados. La actuación es la partitura que permite la asociación textual. La que nos dispara el sentido para improvisar.

- ¿Dialoga de algún modo con “Que pase algo...”, la obra anterior que dirigió Sergio?

- Hay algo del universo de los actores, los límites entre lo ficticio y lo real, que se asemeja en el posicionamiento de trabajo.

- ¿Cuáles son las herramientas desde las que construyen el encuentro?

- El trabajo se ancla en la idea de que la actuación es infinita; por tanto los registros actorales también, y en ese punto se evidencia la búsqueda y el pasaje de un tono a otro. De aquellos tonos cotidianos y realistas y cómo se llega a otros más artificios. Desde los tonos se arma la ficción cada función. Todo el tiempo vemos ese ida y vuelta.

- ¿Lo colectivo se prioriza sobre la actuación individual?

- Con este grupo llevamos mucho tiempo de trabajo, en nuestro espacio de taller; esta obra deviene de nuestro espacio Actuaciones. Ahí desarrollamos lo que definimos como entrenamiento perceptivo y una fuerte dirección de actores entendiendo que miramos mucho el trabajo individual, exploramos según la singularidad de cada actor. En esta experiencia con público hay una serie de dinámicas que corren el foco a lo grupal: para que la ficción acontezca, es necesario que todos los actores estén sosteniendo eso que sucede. Es lo colectivo, entre ellos y nosotros, lo que posibilita la creación de ficción. Sin la grupalidad, se cae. Pero el trabajo individual es una constante del espacio, desde donde partimos.

- ¿Hay un discurso que atreviese “La inestabilidad...”?

- Si, el discurso que atraviesa este trabajo es eso que nos pasa a los que hacemos esta práctica de la actuación. Estamos mostrando ese espacio inestable al que vamos siempre que queremos crear, a lo humano puesto en juego, a la potencia de poder actuar y también a lo duro de reconocer que a veces las cosas no salen. Entonces seguimos, porque más allá de querer hacer una obra lo hacemos para tener un sentido de existencia. Estar con otros, jugar un juego, poder expresar eso que percibimos.

- En momentos de tanta incertidumbre y confusión, ¿hay algo que los estabilice?

- Entendemos que sí, que como hacedores culturales estamos atravesando un momento de inestabilidad o incertidumbre en nuestro contexto real. Percibos como frágiles nuestras actividades ya que son las primeras que tambalean cuando las cosas se ponen difícil, parece que lo económico puede romperlas. Sin embargo, el arte al mismo tiempo tiene la potencia del entendimiento y la comprensión de la realidad, tiene mucha convicción y el deseo como movilizador de vida. Es lo que entreteje la realidad, está en todos lados. Entonces al hacer esta obra, mostrando cómo trabajamos, todo lo que hacen actores y actrices y todo lo que hacemos quienes dirigimos es abrir la cocina del proceso y evidenciar que eso tiene una fuerza única. Creo que es indispensable nuestro trabajo teatral, como comunidad, más allá de una obra, hablando mas en general. Hacer teatro es crear desde lo más humano

Infantil

Otra propuesta teatral para hoy estará orientada al público infantil. A las 18 en la sala Juan Tríbulo del Teatro Alberdi (Crisóstomo Álvarez y Jujuy), se repondrá “Travesuras”.

Emanuel Lobo y Sofía Savino componen a los payasos Papageno y Papagena con distintas propuestas diverturas de aventuras.

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