El segundo debate de candidatos presidenciales se llevará a cabo esta noche en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, al cabo de una intensa semana caracterizada por los ecos del primer encuentro de postulantes en Santiago del Estero. Ahora se completa la exposición de ideas programáticas y acaso se acentúen y ajusten las estrategias planteadas por los contendientes en la primera oportunidad, en que Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y trabajadores-Unidad) hablaron sobre economía, y educación, además del tema derechos humanos y convivencia democrática, pedido por la ciudadanía. Esta noche el debate se centrará en seguridad y trabajo, y a solicitud de la ciudadanía se debatirá sobre desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente.
La experiencia de la semana pasada ha dado lugar a amplios análisis políticos que han permitido hacer reflexiones sobre lo que sucede y proyecciones sobre lo que vendrá, mientras se sucedían hechos políticos y consecuencias económicas a partir de los conceptos volcados y la performance de los candidatos. Pero también ha dado lugar a la visibilización del interés de una sociedad que en muchos aspectos está un tanto desencantada de la política, si bien entiende que por ahí va el camino para reflexión de los problemas y vicisitudes de la vida en la sociedad y la búsqueda de soluciones. Por ello el nivel de audiencia, cercano al 44%, parecido al de la transmisión de la final del Campeonato Mundial de Fútbol, ha expresado el alto interés de la ciudadanía en ver en acción a los candidatos. La contienda política ayuda a ver cómo expresan sus propuestas, cómo enfrentan los desafíos y los inconvenientes y qué capacidad tienen para resolverlos. Además, se ve en carne y hueso a los candidatos obligados a salir del espacio de confort que les dan su ámbito político y sus escenarios escogidos.
El sistema de debate presidencial obligatorio rige desde 2016 y la primera vez que se llevó a cabo fue en 2019. Otras contiendas entre candidatos fueron voluntarias, a menudo incompletas –faltaba alguno- y por lo general organizadas por instituciones o medios de comunicación. La experiencia de los encuentros organizados por LA GACETA, en este sentido, ha posibilitado que la ciudadanía aprecie virtudes, estrategias y defectos de los postulantes a gobernación e intendencias.
La institucionalización del debate obligatorio es una experiencia que está comenzando y tiene muchas virtudes. En la contienda del domingo se han visto exposiciones –completas o no, según el cristal con que se mire-, dudas, habilidades para eludir fuertes cuestionamientos imprevistos y también chicanas. Se estrenó el segmento llamado “derecho a réplica”, que permitió encauzar la discusión sobre temas complejos o álgidos en una senda de respeto democrático, lo cual es altamente positivo. Permitió también visualizar a los candidatos haciendo frente a situaciones de tensión política y observar cómo actúan frente a sus rivales, con qué argumentos se defienden y cuán profundos son y cuán tolerantes resultan frente al que piensa distinto. Fue una interesante discusión de ideas. Acá los candidatos están expuestos frente a la comunidad, como lo estarán si llegan a ejercer la primera magistratura, y la sociedad puede verlos en una dimensión muy cercana a lo que puede ser su desempeño futuro cuando deban administrar la vida cotidiana con los recursos de la gente. Sobre todo en estos tiempos de tan intensa crisis en los que se avizora la necesidad de que la totalidad de los ciudadanos hagan frente al destino común mediante el debate de ideas y su concreción en las elecciones. Esta noche ha de ser tan importante como la del domingo pasado, y acaso podría haber otro debate posterior, surgido de un eventual balotaje en los comicios.