Luis Ángel Firpo, el primer ídolo del boxeo nacional: una prueba de que no sólo los ganadores escriben la historia

IMPARABLE. De un derechazo, Luis Ángel Firpo logró sacar a Jack Dempsey, campeón mundial de los Peso Pesados.

Se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Luis Ángel Firpo, el primer ídolo del deporte argentino.

Benjamín Papaterra
Por Benjamín Papaterra 12 Octubre 2023

"La historia la escriben los vencedores". Quizás sea el proverbio que más impactó en la idiosincrasia exitista de los argentinos que se fue labrando a causa de los triunfos obtenidos en los deportes populares de este país. No obstante, el primer ídolo de este suelo fue un rey sin corona que, a pesar de sufrir 11 caídas en dos rounds, dejó su nombre inmortalizado en las páginas doradas del boxeo.

Nacido en Junín, Luis Ángel Firpo se enfrentó a los distintos retos que le presentó la vida. A los 12 años se instaló en Buenos Aires donde tuvo ejerció diferentes profesiones: cadete de un bar, albañil, empleado de una telefónica y de una fábrica de ladrillos refractarios.

Gracias a una situación inesperada y de peligro, descubrió sus capacidades atléticas: luego de cobrar su sueldo, tres ladrones intentaron robarle su dinero, aunque terminaron fallando en el intento. Dos fueron noqueados y el tercero pudo huir. Teniendo conciencia de su gran fuerza en la mano derecha, comenzó a entrenar en el Internacional Boxing Club en 1914.

Vale recordar que, hasta ese momento, el boxeo se encontraba prohibido en la Ciudad de Buenos Aires y la actividad se desarrollaba de manera clandestina. Sólo se podía acceder a estos sitios con una invitación de los organizadores.

Tres años tuvo que esperar para tener su debut profesional. Fue frente al australiano Frank Hagney, quien terminó como ganador luego de una revisión en la decisión del jurado. Debido a las dificultades de encontrar rivales en el país, realizó 10 peleas en Uruguay y Chile (siete victorias por nocaut, una por puntos y dos derrotas).

En 1922 emprendió su gira por Estados Unidos, en dónde tuvo sus primeros combates. No obstante, el año siguiente sería el de su "coronación", en el que  Damon Runyon lo bautizaría como "El Toro Salvaje de las Pampas". A pesar de su rusticidad y de su falta de técnica, su gran potencia en la derecha le bastó para cosechar nueve victorias al hilo entre los que se encontró su pelea con Jess Willard, campeón del mundo en peso completo.

Luis Ángel Firpo vs. Jack Dempsey: “La pelea del siglo”

Así llegó a enfrentar a Jack Dempsey por el título mundial. El combate fue denominado la "Pelea del Siglo" (el pasado 14 de septiembre cumplió su centenario). Con un Polo Grounds estallado (más de 80.000 espectadores) por el grandioso evento.

En 1920 había desembarcado la radio en nuestro país pero muy pocos tenían acceso a ese servicio. Por eso, en Buenos Aires el Palacio Barolo ofició como una especie de “Fan Fest” en donde una multitud se congregó a ver el resultado de la pelea a través de una señal (luz verde en caso de victoria; roja si era derrota). Mientras tanto, en Tucumán tampoco se perdieron ese hito deportivo. LA GACETA había colocado, en su viejo edificio ubicado en Las Heras y Rivadavia (lo que actualmente es San Martín y Virgen de la Merced), unos altoparlantes para compartir la transmisión radial. Así, y a pesar de las intermitencias, muchísimos tucumanos vivieron intensamente la pelea.

La pelea del siglo La pelea del siglo

Dempsey había sido claro dominador durante todo el combate, pero la mejor imagen se la llevó el juninense: con un derechazo, sacó del ring al estadounidense que cayó sobre la máquina de escribir del periodista Jack Lawrence. La acción causó tanto impacto que llegó a silenciar a todo estadio. Así, hasta el día de hoy, el resultado sigue siendo un tema de debate.

Hay quienes sostienen que la cantidad de tiempo que pasó Dempsey fuera del cuadrilátero fue superior a la permitida (20 segundos). Otros apuntan que al regresar al ring fue ayudado por lo que el árbitro debería haber dado como vencedor a Firpo. Tampoco faltan quienes alegan que el resultado fue producto de una lesión en el codo que se produjo a pocos días de la pelea.

Sea cuál sea el motivo, esa pequeña fracción de segundos hizo que el “Toro Salvaje de las Pampas” entrará en el olimpo de los deportistas argentinos. Al punto de que en su vuelta al país desde Norteamérica, provocó la primera movilización generada por el deporte en la provincia. “Imposible determinar cuánta gente esperaba a Firpo en la estación Súnchales (así se llamaba entonces la ubicada frente a la plaza Alberdi). El convoy arribó a las 18.10. Como pudo, entre la marea de brazos y sombreros, y gracias a la intervención de la Policía, Firpo logró subir a un auto. Marchó por Corrientes y 25 de Mayo hasta la plaza Independencia, y luego volvió por Catamarca hasta instalarse en la antigua Cervecería del Norte", describió el periodista de LA GACETA Guillermo Monti en ocasión de los 90 años del enfrentamiento.

El legado de Luis Ángel Firpo

La repercusión fue tal que ese combate hizo que el 14 de septiembre sea denominado como el Día Nacional del Boxeador y sirvió para levantar la prohibición vigente en CABA. Luego, siguió peleando hasta 1926 en el que sentenció su retiro definitivo.

Su legado no se restringió a las fronteras del país y, mucho menos, a lo deportivo. Un año más tarde, el artista George Bellows presentaría un retrato que daría la vuelta al mundo y que, hoy, se puede ver en el Museo Whitney de Arte Estadounidense.

Asimismo, sirvió de inspiración para múltiples obras literarias como "Segundos Afuera" de Martín Kohan y fue abordado en La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne. Llegó a hacerse alusión al hecho en series contemporáneas como Los Simpson o en Rocky I, cuando Mickey lo intenta convencer de ser su manager; y hasta un club de fútbol de El Salvador cambió su nombre para homenajearlo.

Con todo esto, Firpo ganó mucho más que un título mundial. Se consolidó como un gran ícono del deporte argentino y escribió una historia aparte sin lograr el título. Si es verdad que la historia primaria la escriben los que ganan pero, como dice la escritora española Carla Montero, “el tiempo le da voz a los vencidos”.

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