La lucha de las amas de casa a lo largo de 40 años

Libro sobre la historia del sindicato, que comenzó en Tucumán.

REFERENTES. Beatriz Mirkin, María Lucila “Pimpi” Colombo y Graciela Aleña, en visita a LA GACETA. REFERENTES. Beatriz Mirkin, María Lucila “Pimpi” Colombo y Graciela Aleña, en visita a LA GACETA. La Gaceta / foto de Diego Aráoz

“Estas son las mujeres de mi tierra / las que dan hijos a la tierra parda … Yo las veo llegar y al fin comprendo / dónde está Dios y dónde está la Patria”. Esos fueron los versos con los que el Sindicato de Amas de Casa (Sacra) comienza su libro “Las amas de casa rompieron en silencio”.

El Sacra aborda en esta edición los 40 años de historia del grupo que nació en 1983, en Tucumán; y rápidamente se extendió a otras siete provincias.

“Tomamos una idea de Evita, que decía que había que cuidar a las mujeres en el rol de sostener a la familia y que no sólo tuvieran oportunidad fuera de la casa para tener independencia económica”, contó María Lucila “Pimpi” Colombo, secretaria general del sindicato.

Su nuevo libro hace un repaso histórico del movimiento; desde un principio, el propósito fue dignificar las tareas hogareñas para sostener el mensaje de que las mujeres que durante años organizaban la vida familiar debían tener salario, jubilación, una obra social que protegiera su salud y la de los suyos.

A lo largo de estas cuatro décadas, Colombo admitió que hubo altos y bajos; logros y golpes. Entre ellos, remarcó que en 1997, la Ley 24.828 habilitó a las amas de casa como trabajadoras autónomas en una categoría especial, y así se pudo acceder al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones.

Además, mencionó la moratoria de la Ley 25.994 para quienes no tenían los años de aportes necesarios, lo cual garantizó la jubilación de más de dos millones de amas de casa, y la creación de la Ossacra, obra social del sindicato, en enero de 2001.

“Es eso lo que nos mantiene unidas; la convicción de que es posible cambiar una realidad que hasta ahora naturaliza que sea jerárquicamente diferente ocuparse de las tareas domésticas que ocuparse de otros trabajos”, sostuvo la ex titular del Consejo de la Mujer de Presidencia de la Nación.

A su vez, Beatriz “Betty” Mirkin, pionera de este proyecto que se volvió realidad y que -indiscutiblemente- cambió parte de la lucha de las amas de casa, lanzó la frase: “El trabajo tiene valor, pero no tiene precio”.

“Lo que nosotros tenemos a 40 años (de existencia) y especialmente en Tucumán es una casa propia; un lugar donde pueden ir mujeres, donde la comunidad puede contar con nosotras. Hay muchas cosas que se pueden hacer para que se siga transformando esta realidad”, expresó la ex senadora nacional.

En tanto, Graciela Aleña, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de Vialidad y dirigente de la CGT, planteó que la oficina “está participando activamente” en este propósito y agradeció: “Las mujeres que nos escuchan se sienten plenamente identificadas. Por ahí, hablar de amas de casa no tiene valor, no se les asigna valor especial como a otras profesiones. Entonces, gracias a este movimiento, hablar de la jubilación de las amas de casa, del derecho de la mujer y del valor del trabajo en la casa tiene mucho eco”.

Además, Colombo reflexionó: “Hoy en el mundo hay una tensión entre quienes pensamos que hay que cuidar la comunidad y quienes piensan lo que ellos sienten o quieren; lo cierto es que tiene que haber un poco de ‘yo’ pero también un ‘yo’ en el marco de nosotros. Esa es la experiencia que tuvimos en el peronismo: ser libre en el marco de una comunidad que es libre”.

El libro, según mencionaron sus impulsoras, está disponible en las sedes de Sacra y próximamente estará para su compra en librerías. Se trata de un proyecto que llevó un año de preparación, y gracias al cual continúan apostando por un mejor posicionamiento de la mujer en el contexto social.

“El cuidado es amor y es trabajo”, dicen, para resumir su gran lucha.

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