Copa Libertadores: “Nos preocupa saber cómo saldremos del Maracaná”

Los integrantes de la peña “Tanque” Rojas manifestaron su inquietud luego de la feroz emboscada de la barra de Fluminense.

TODO CAMBIA. Los integrantes de la peña oficial de Boca, disfrutaban de la previa sin inconvenientes hasta que comenzaron los disturbios en las playas de Copacabana. FOTO GENTILEZA PEÑA TODO CAMBIA. Los integrantes de la peña oficial de Boca, disfrutaban de la previa sin inconvenientes hasta que comenzaron los disturbios en las playas de Copacabana. FOTO GENTILEZA PEÑA

En la previa de la gran final, las imágenes que llegan desde Río de Janeiro generan temor, tristeza y desazón. No alcanzan los adjetivos para describir lo que significó la cobarde emboscada de la barra brava de Fluminense a los hinchas de Boca en las playas de Copacabana, a horas de la definición de la Copa Libertadores en el Maracaná.

Entre las más de 1.000 almas argentinas que disfrutaban de la playa en la tarde del jueves, estaban los integrantes de la peña oficial  “Alfredo ‘Tanque’ Rojas”. Los tucumanos, que hace unos días habían expresado toda su alegría por acompañar a Boca, esta vez volvieron a salir a escena, pero por un hecho lamentable.

La parcialidad “tricolor”, en complicidad con la Policía local, le hizo sentir todo el rigor a los visitantes. Hubo golpes, gases lacrimógenos, disparos con balas de goma, corridas y hasta robos, entre otras atrocidades.

“Estábamos en la playa todos juntos en grupo, había muchas familias y en un momento apareció una horda de Fluminense, con palos y cuchillos. No respetaron ni a las mujeres ni a los niños, a nadie. La Policía estaba en un cordón viendo cómo atacaban a la gente y nos arrinconaban contra el agua. En ese momento, empezaron a reprimir y terminaron varios chicos heridos con balas de goma”, le contó Nicolás Arrieta a LA GACETA.

El emprendedor de 40 años, que viajó a Río de Janeiro junto a la peña “Tanque” Rojas, vivió en carne propia los incidentes que culminaron con heridos y detenidos.

“Al estar arrinconados, nos empezamos a defender porque no nos quedaba otra. Uno de ellos, me hizo una especie de tackle y me tiró al piso. En ese instante,  vinieron tres o cuatro de Fluminense para quitarme la riñonera, donde tenía el documento, celular y tarjetas de crédito. Desde el suelo, me recompuse y golpeé a uno para recuperar mis pertenencias”, relató Arrieta sobre la gris tarde en Copacabana. “Nos pegaban de todos lados y vi que uno tenía un cuchillo. Ahí no me quedó otra que salir corriendo”, agregó.

Otro que la padeció en tierras brasileñas fue Martín Romito. El oriundo de Mar del Plata se casó con una tucumana y vive hace 12 años en nuestra provincia. Si bien las olas le traen buenos recuerdos (“la conocí a Susana Stagnetto en la playa de Mar del Plata, nos casamos, tuvimos dos hijas y de ahí, me voy a vivir a Tucumán”), esta vez sucedió todo lo contrario.

“Debido a que no había lugar en el Fan Fest decidimos ir a la playa. Estábamos como cualquier grupo de gente que se reúne en un lugar así. Calculo que había más de 1.000 personas de Boca en ese momento y escuchamos a los de Fluminense cantar”, recordó Romito de 38 años. “A medida que avanzaban, sólo pensábamos en recoger nuestras cosas y correr. Lamentablemente al que no estuvo rápido, lo molieron a palos y piñas. El que comparte la habitación del hotel conmigo se quedó sin pantalón, remera ni documentos. Por suerte, le dejaron el celular”, agregó.

A pesar de que la jornada de playa en familia terminó de una manera impensada, Arrieta y Romito -con el corazón en Tucumán- buscan pasar el mal trago, recordando cómo se inició su pasión por los colores Azul y Oro.

“Soy hincha de Boca desde que nací. Mis padres y mis tíos me hicieron loco por esta pasión. Soy socio activo hace cinco años. Viajo casi siempre para poder ver al equipo. Trato de ir con mis hijos y cuando no puedo, me junto con los chicos de la peña, ya que es un ambiente muy familiar. En este caso, no traje a mi hijo Nicolás de 12 años, porque ya se sabía de antemano que se podía poner peligroso”, dijo Arrieta, quién trabaja alquilando salones de fiestas.

“Toda la vida fui de Boca. Heredé la pasión de mi viejo y en toda mi familia son hinchas. Cuando se podía, íbamos a los torneos de verano que se jugaban allá en Mar del Plata. Recién de más grande pude conocer La Bombonera. La pasión no sabe de distancias”, dijo Romito. “Estando en Tucumán es más difícil poder ir a a la cancha, pero mi mujer sabe que los días que juega Boca son sagrados. Me concentro mucho al verlo por la televisión”, explicó el ejecutivo comercial de una empresa vehicular.

DISTURBIOS. En los alrededores de la playa de Copacabana, hubo golpes, corridas y hasta robos. CAPTURA DE VIDEO. DISTURBIOS. En los alrededores de la playa de Copacabana, hubo golpes, corridas y hasta robos. CAPTURA DE VIDEO.

Una odisea para la vuelta

Tanto Arrieta como Romito tienen las emociones a flor de piel por ver a Boca levantar la Copa, pero más allá del resultado, hay un aspecto que los tiene preocupados. Al jugarse el partido con ambas hinchadas -ayer lo confirmó la Conmebol-, la gran incógnita es la siguiente: ¿cómo harán para salir del Maracaná y regresar sanos y salvos al hotel?

“No fuimos al banderazo que se iba a hacer después de los tumultos y tampoco queremos andar en las calles. Estamos muy preocupados por el día del partido y lo que será la salida del Maracaná. Más allá de que en Brasil se respira fútbol”, dijo Romito, que se sorprendió al ver a tantos fanáticos con las camisetas de Vasco Da Gama, Flamengo y Botafogo, entre otros clubes.

“Hay demasiado optimismo y entusiasmo por conocer al campeón de la Copa. Considero va a ser un golpe duro para ellos si  nosotros les ganamos en su casa y sobre todo, en su cancha. Por eso, estamos pensando cómo haremos para salir del estadio. Brasil es bastante hostil con los argentinos”, coincidió Arrieta.

UNIDOS. Los hinchas tucumanos recorrieron las calles de Brasil. FOTO GENTILEZA PEÑA UNIDOS. Los hinchas tucumanos recorrieron las calles de Brasil. FOTO GENTILEZA PEÑA

Cantos y tranquilidad

Luego de unos días fatídicos para los hinchas argentinos, llegó un poco de calma entre tanto caos. Con especulaciones sobre la posible llegada de “La Doce” y una batalla campal entre barras bravas, los fanáticos de Boca decidieron parar con tantos tumultos y realizaron un segundo banderazo en las playas de Copacabana. A diferencia de lo sucedido el jueves, esta vez predominó la alegría, el humo de colores y los cantos para alentar a los dirigidos por Jorge Almirón, con un sólo pedido: ganar la Séptima.

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