Para un país acéfalo, situado en la cola de América, funciones: reemplazar al actual, que se quedó dormido en su escritorio, y está siendo suplido por un astuto ministro. Pero hace falta un titular de mejor calidad, impermeable a las tentaciones que acarrea, quizás demasiadas y volubles para una endeble formación moral, cristiana y seria. Requiere de alta probidad, experiencia y sensatez. Virtudes excelsas, no disponibles al montón, entre ellos los clásicos charlatanes, con huecas pero altisonantes ideas. Será evaluado por un “Tribunal de Notables”, para no caer en el error ya repetido del voto masivo e igualitario, que viene repitiendo frustraciones una y otra vez. Como remuneración, se ofrece: hacerle vivir como un rey, disponer de todo lo que necesite: viajes, reuniones, altísimo respeto, jubilación millonaria, equipamiento humano y material de todo tipo, figuración social, etc. etc. Pero, como compensación, debe saber que en caso de no cumplir su cometido, se lo someterá a un juicio sumario y castigo, necesariamente, ejemplar. Lo siento: aclaro que esto fue mi sueño de anoche, en que me acosté preocupado por la posibilidad cercana de elegir entre dos candidatos, de ignorada capacidad, pero portando barriles de todo tipo de mejoras. Y a las palabras, ya lo sabemos, juguetes del viento son. Sorry.
Darío Albornoz
lisdaralbornoz1@gmail.com




















