El juego detrás del juego: la dupla leyó bien el duelo, y acertó en la estrategia

FOTOS DE MARIA PAULA AVILA (ESPECIAL PARA LA GACETA) FOTOS DE MARIA PAULA AVILA (ESPECIAL PARA LA GACETA)

Debían ganar como sea. Así lo dijeron desde el cuerpo técnico, y así lo advirtieron los jugadores en la previa. Había mucho en juego en La Plata y la lluvia (que casi suspende el juego) le puso el condimento especial a una noche que terminó como lo esperaban en Tucumán.

En el desarrollo del partido Atlético fue muy superior a Gimnasia. El 5-4-1 le dio buenos dividendos a la dupla en la primera etapa. Tesuri, Ortiz, Bianchi, Romero y Orihuela aportaron la seguridad necesaria en ese primer tiempo en el que el “decano” mostró su mejor arma: el contraataque.

De un error de Cabral en el fondo del “lobo”, llegó el ataque feroz del “decano”. Tesuri, Pereyra y Estigarribia: en tres toques Atlético armó el gol.

Apenas unos minutos después, otra vez el “10” dejó mano a mano a Estigarribia, que esta vez definió ancho.

Pereyra estuvo encendido. Fue una de sus mejores noches, y el talentoso volante tuvo un precisión del 78% en los pases. Dio una asistencia, ganó siete de nueve duelos individuales, despejó la pelota tres veces en su propia área y dio cuatros pases claves que terminaron en jugadas muy peligrosas para la visita.

Cuando el volante está encendido sus compañeros le agradecen. No en vano fue elegido como la figura de la cancha, el partido del nacido en Paraná fue determinante para que Atlético pudiera traerse los tres puntos a Tucumán.

Después de ese gol, el esquema del equipo de la dupla mutó a un 5-3-2, y así se adelantó varios metros porque Gimnasia estaba golpeado y Atlético estaba para darle el golpe de nocaut.

La cancha (con mucha agua en algunos sectores) le jugó una mala pasada en varios pasajes del partido. Sin embargo, el “decano” no claudicó en sus intensiones.

En el segundo tiempo se dio la lógica, Madelón sacó un defensor y puso un delantero (Abaldo) que hizo un golazo y generó varias situaciones peligrosas. Atlético volvió al 5-4-1, decidido a aguantar el resultado. El “lobo”, con la pelota en los pies (59% de posesión), jugó cerca de Marchiori y lo exigió con siete disparos al arco; uno de ellos inatajable.

Hubo 15 córners en la noche y nueve fueron del local. Pero en uno de sus seis tiros de esquina, Atlético lastimó gracias a Romero tras una gran ejecución de Pereyra. Gol de laboratorio y tres puntos para Tucumán.

Sobre el final, Gimnasia acumuló gente en ataque como en casi todo el segundo tiempo, y dejó espacios. Giani dos veces pudo haber liquidado la historia; pero otra vez volvió a fallar en la definición.

A esta altura importa poco, porque el objetivo era ganar y lo hizo.

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