Casi con el mismo porcentaje de votantes que en las generales, el resultado final es una incógnita

En tres o cuatro horas se sabrá finalmente quién será el próximo presidente argentino.

LA GACETA/FOTO DE OSVALDO RIPOLL LA GACETA/FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Hace pocos minutos, a las 18, con el cierre de los comicios, se deslizó que había sufragado el 76% de los ciudadanos habilitados; es decir que hubo más o menos 26,2 millones de electores que se acercaron a las escuelas a emitir su voto. Lo primero que cabe hacer es compararlo con las dos elecciones anteriores.

El 70% del padrón votó en las primarias del 13 de agosto (24 millones de ciudadanos). En esa ocasión, Javier Milei obtuvo el 30% de los votos y Sergio Massa el 27% (junto con Juan Grabois)
El 22 de octubre, con el 77,6% del padrón yendo a las urnas (27 millones de votantes) Massa logró el 37,7% y Milei el 30%.  Es decir, porcentualmente el libertario se mantuvo igual, aunque cuantitativamente sumó 700.000 votos más respecto de las PASO. El líder del Frente Renovador, por su lado, sumó entre una y otra elección más de 4,5 millones de votos.

Con el dato proporcionado hace unos minutos, básicamente, se habría repetido el porcentual de la elección general. ¿A quién le pudo haber beneficiado, a Milei o a Massa?

Una de las claves de la votación de hoy está en el rol que jugaron los votantes de Juntos por el Cambio, que apuntalaron con 6,2 millones de sufragios a esa coalición en las generales. Si bien la alianza entró en crisis por el apoyo de Mauricio Macri y de Patricia Bullrich a Milei, es imposible medir los efectos del estallido político interno en la conducta electoral de macristas y radicales.

Ese misterio se develará en tres o cuatro horas más, a las 21 o a las 22, si es que se proporcionan oficialmente datos que impliquen una tendencia irreversible del resultado. Matemáticamente, si todos esos votos de JxC migran hacia el libertario, la victoria del outsider está casi asegurada. Es decir, si la bronca contra la “casta” logra sumar el voto antikirchnerista que alimentó Juntos por el Cambio durante toda su existencia como expresión política.

Del lado de Unión por la Patria, la única apuesta posible para pensar en un triunfo es al funcionamiento del aparato y a la estructura territorial del peronismo, y a los efectos de la campaña negativa contra Milei, o del miedo. Si la estructura fracasa, es decir, si no logran convencer de ir a votar y, encima, de respaldar a Massa, Unión por la Patria no podrá cantar victoria.

Todas son especulaciones. Como se dijo, en tres o cuatro horas más, se conocerá quién ganó, y ahí habrá lugar para nuevos análisis e interpretaciones finales sobre lo que decidió la mayoría del pueblo argentino.

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