Muerte súbita en el deporte

21 Noviembre 2023

El deceso del futbolista de sólo 14 años, hace algunos días durante un partido en el complejo deportivo de San Martín, vuelve a traer a la consideración pública una problemática que, lamentablemente, se relativiza pese a que suma víctimas. Por caso, se debe recordar lo sucedido en 2021 cuando un adolescente de 15 años falleció luego de desvanecerse en una práctica en el club Lince.

Es como si la conmoción que estas situaciones generan en el deporte en particular, y en la opinión pública en general, sólo queda en ello. Y no se dan los pasos serios, rigurosos y responsables para que no se repitan, o al menos se prevengan.

A la espera de los resultados de la autopsia practicada al cuerpo del joven jugador de Argentinos Juniors filial Tucumán, se presume que se trata de un episodio cardíaco. Según las crónicas que se publicaron del caso, no había una ambulancia en el predio citado al momento del hecho, aunque no es obligatoria su presencia.

Si a esa situación, que supone un punto sensible, se le suma que en clubes o entidades deportivas tampoco es habitual la existencia de desfibriladores y la presencia de gente capacitada para hacer una reanimación cardiopulmonar, ya nos encontramos ante un panorama delicado.

La exigencia de un apto médico para practicar deportes no se toma con igual vara en todos lados. Lo mismo sucede con las familias con hijos deportistas: no todas consideran necesario realizarse estudios. Hay quienes incluso pueden llegar a simplificar las razones de este tipo de desenlaces, tomando por ejemplo como explicación que las altas temperaturas conspiran contra la salud en ciertos horarios.

Se sabe que el Sistema Provincial de Salud, a través del área de Medicina del Deporte, cuenta con una resolución en la que establece sugerencias de horarios en meses de mucho calor para desarrollar actividades deportivas y para presenciarlos. Lo que el organismo sí exige es un certificado de aptitud médica, aunque su alcance queda a criterio de cada una de las federaciones.

Una evidente zona gris en la normativa que debería ser revisada. De hecho, LA GACETA hizo un relevamiento y encontró que son pocas las instituciones que lo solicitan tal cual determina la normativa. Que quede claro: no es una mera ficha que hay que llenar, ni una molestia, ni mucho menos una pérdida de tiempo. Es esto, en todo momento, se debe ser serio.

Se trata de una cuestión que debe ser tomada en particular con el rigor necesario y como una prioridad, no sólo en las entidades donde se practican deportes sino también por los propios deportistas. Se sabe que en la mayoría de los casos se realizan controles psicofísicos, pero no de complejidad. Y otro tema es la frecuencia con la que se hacen esos estudios.

Por lo general, siempre que sucede un episodio trágico se toma conciencia. Pero pasado un tiempo, la cuestión queda en un segundo plano. Y lo que aquí están fallando son la prevención y la ejecución de acciones.

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