26 Noviembre 2023

“Esto es vos o yo, Javier…vos o yo”, chicaneaba el ministro candidato. Y el pueblo argentino eligió, contundentemente, a Milei como presidente argentino por los próximos cuatro años. Un ignoto “outsider” de la política, con sólo dos años de trayectoria, sin estructura partidaria, hacía morder el polvo de la derrota al candidato del peronismo unificado, con todo el poder del Estado “bancando” su postulación. La arrolladora voluntad de cambio de la ciudadanía pudo más que cualquier intención de mantener el desastroso “statu quo” de un proyecto político agotado absolutamente hace rato. Los grandes perdedores de la contienda fueron, justamente, los dos partidos mayoritarios del país, obviamente, por diferentes razones. Uno, el peronismo, encarnando el peor gobierno, por lejos, de la historia democrática argentina. Redondear el detalle de semejante fracaso es totalmente redundante. Y el otro, el radicalismo, llamando a la neutralidad en un momento aciago de nuestra historia y desoyendo las ansias ciudadanas de escapar de la decadencia, al costo que sea. De esta manera, se cierra un ciclo político nefasto, que comenzó justamente 20 años atrás, cuando los vientos patagónicos trajeron un modelo siniestro de hegemonía y corrupción. Y la victoria del libertario provoca un rotundo cambio de paradigma, en donde todas las banderas del modelo peronista son arriadas y reemplazadas justamente por las del archienemigo: la ultraderecha. No más estado presente, subsidios, populismo, clientelismo político, gasto descontrolado, emisión infinita, etc. Es la hora del ajuste fiscal, del achicamiento del Estado, de la responsabilidad en el manejo de la cosa pública, de la división de poderes, del alejamiento de las dictaduras del mundo… ¡Es la hora de la libertad! Y ante la resistencia que se viene de parte de los derrotados, y conociendo el espíritu “democrático” que los envuelve cada vez que son oposición, les exigimos, después de haber “recontrafundido” el país, que lo menos que pueden hacer es no incendiarlo. Por lo menos una vez en la vida respeten la voluntad del pueblo.

Ricardo A. Rearte

ricardorearte333@gmail.com

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