El Presidente electo ha viajado a los EEUU en un avión privado a un costo que se estima en unos 250.000 dólares, acompañado por su hermana y dos funcionarios. Como buen argentino, obviamente, no podía viajar en primera clase de un avión de línea. El objeto de su viaje, fue para recibir la bendición religiosa y la aprobación del gobierno y del FMI. Por suerte no tendremos que pagar el costo como el de tantos viajes que hicieron gobernantes y funcionarios de todo el país durante su gestión, para conocer el mundo con cualquier pretexto. Como ciudadano damnificado por la abultada suma que a cada uno de nosotros nos toca pagar debido a la elevada deuda externa, considero que el nuevo presidente podría aprovechar el viaje para obtener datos sobre las cuentas en dólares que tienen muchos funcionarios que todavía están en el gobierno, cuentas que según la prensa, fueron confirmadas por bancos de ese país. En este orden de lineamientos, creo que a la Justicia le corresponde insistir para que Suiza envíe pruebas solicitadas hace mucho tiempo, de todas las cuentas que existen de la familia Kirchner y de los Báez. Tampoco se entiende por qué la demora en ordenar que se proceda a rematar los bienes, las propiedades y la enorme cantidad vehículos y maquinarias abandonadas que corresponden al manejo corrupto de la obra pública, las cuales con el tiempo solo serán inservible chatarra. Sería conveniente investigar los depósitos de enormes sumas de dinero depositadas en diversos paraísos fiscales para tratar de recuperar parte de ese dinero mal habido. No se habla de recuperar la enorme cantidad de dólares y euros que vimos en la TV cuando se pesaban alegremente y los fajos de billetes se embolsaban para ser enviados a Santa Cruz o quizá para ser depositados en algunos de los paraísos fiscales que tenían las empresas fantasmas creadas en Panamá. También sería interesante que el nuevo gobierno disponga investigar las finanzas de aquellas provincias cuyos gobernantes y funcionarios se enriquecieron durante su gestión y hoy son propietarios de valiosas propiedades, vehículos de alta gama y grandes inversiones inmobiliarias.
Humberto Hugo D’Andrea
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